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La encrucijada de Sabella

El DT argentino cuenta con varias opciones para reemplazar a Agüero. ¿Elegirá la más ofensiva o se inclinará por un módulo conservador?

Por Elías Perugino ·

27 de junio de 2014
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BELO HORIZONTE (Enviado especial).-La lesión muscular de Agüero pulverizó la polémica que debió empezar en el mismo instante en que acabó la primera fase: ya no habrá Fantásticos frente a Suiza, y tal vez no los haya por el resto del Mundial. Por lo menos los cuatro Beatles titulares: Leo, Fideo, Pipita y Kun.

Liberado de esa presión que jaqueaba sus propias convicciones, Sabella deberá meditar ahora –“Está en estudio”, diría el DT si estuviera frente a la prensa- si esa vacante que deja el Kun se la asigna a un delantero natural o la reserva para un volante, y en este último caso el abanico se le abre por tres: un volante defensivo como Biglia, uno volante netamente ofensivo como Ricky Alvarez o un volante con cualidades mixtas, como Augusto Fernández, Maxi Rodríguez o Enzo Pérez.

Lavezzi aprovechó su oportunidad en los 53 minutos que disputó ante Nigeria. Desequilibró por velocidad y dinámica, aportó en el retroceso como no lo había hecho el Kun, tuvo una chance neta de gol, se mostró pleno física y futbolísticamente. Picaría en punta en la mini-disputa con Palacio, otro que luce más veloz y profundo que el propio Higuain, todavía divorciado de su mejor versión física y futbolística.

Suiza no cuenta con una tradición histórica fuerte, pero sus últimos años merecen respeto como si la tuviera. Clasificó invicto a Brasil 2014 (siete triunfos y tres empates en una zona floja que también integraron Islandia, Eslovenia, Noruega, Albania y Chipre), estrenó la condición de cabeza de serie en una Copa del Mundo, sentó en el banco a un viejo zorro como Ottmar Hitzfeld (en el cargo desde 2008), defiende mecánicamente y sabe lastimar con Shaqiri, un delantero tan retacón y picante como Tevez, el fantasma intangible para este grupo de jugadores argentinos.

El último antecedente entre Argentina y Suiza es el choque del 29 de febrero de 2012 en Berna, cuando la Selección ganó 3-1 con tres goles de Messi. Ambos equipos conservan la base de aquel enfrentamiento, en el que Argentina optó por el módulo 4-4-2. Podría inferirse que ese registro le habrá permitido sacar conclusiones importantes a Sabella, aunque una situación similar (el amistoso con Bosnia y lo que el DT planificó para el debut ante ese rival en el Mundial) no ofrezca garantías de confianza. Hasta el propio Sabella admitió que equivocó el diagnóstico a la hora de conformar el once titular.

Si en la batalla interna del entrenador se impusieran sus tendencias conservadoras, debería aflorar nuevamente el 4-4-2. Asumiendo que Gago mantendrá su lugar pese a sus prestaciones irregulares –“Estoy rindiendo de menor a mayor”, reconoció-, la elección clave sería la del volante por derecha. Quienes vieron las últimas prácticas en Ezeiza y las primeras en Cidade do Galo –muchos allegados, ningún periodista- remarcan el interesante nivel de Augusto Fernández, quien aún no tuvo minutos en Brasil. Es la opción más ofensiva, a no ser que Lavezzi sea utilizado más retrasado, en una función que conoce por haberla ejecutado en el PSG.

Maxi Rodríguez perdió puntos luego de su decepcionante primer tiempo frente a Bosnia. Pasó de ser “el jugador número 12” a no figurar en los planes prioritarios del entrenador. ¿Y Enzo Pérez? En un fiel soldado de Sabella y viene de jugar una temporada óptima como doble cinco, un perfil que sumó a su curriculum de polifuncionalidad. “Es una posibilidad”, referiría el DT si hablara en conferencia.

Quedan cuatro noches para el desvelo de Sabella. De afuera, parece una decisión fácil: Lavezzi, en ese rol de desdoble que cumplió frente a Nigeria, o Augusto, que daría una mano para surcir el endeble flanco derecho. Pero desde adentro la encrucijada tal vez sea más compleja. El Mundial ingresó en el túnel de mano única y se esfumaron los espacios para las enmiendas. Ya no alcanza con achicar el margen de error. No hay que cometerlos.