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¡Arriba las manos, esto es un asalto!

El sábado, en Neuquen, tres jurados le regalaron la pelea a Aldo Ríos frente al mexicano Saúl Carreón, vieja historia...

Por Carlos Irusta ·

26 de julio de 2010







La primera vez que me tocó viajar afuera del país, fue para transmitir la pelea entre Bob Foster (extraordinario campeón medio pesado) y el argentino Jorge Ahumada, fue el 17 de junio del 74. en Albuquerque, Nuevo México, donde Foster, además de ser campeón de boxeo, era sheriff local. Transmití la pelea por radio Splendid, con Ricardo Arias y Alberto Luciani.
Bueno, la hago corta. Cuando terminó la pelea entramos todos al ring y empezamos a festejar, hasta que nos enteramos de que había sido un empate. Esto es viejo como el boxeo. A Dempsey le contaron como 20 fuera del ring e igual le ganó a Firpo. Ejemplos sobran.
Pero, claro, hay que tener cierto estilo también. El sábado, en Neuquen, Aldo Ríos (finísimo boxeador que ya ha pasado su mejor momento) no pudo contener la joven furia del mexicano Saúl Carreón. Iban por el Latino súper ligero (interino) del Consejo Mundial. Creemos, sin exagerar, que el mexicano ganó todos los rounds. El referí Daniel Rodríguez, le descontó dos puntos. ¿Mucho? Puede ser, nos pareció exagerado, no importa. Al mexicano le quedaban varios puntos más...
No fue así, porque los tres jurados, todos de Neuquen, fallaron –y aquí está bien utilizada la palabra, porque fallaron- 96-92. Damos los nombres y apellidos así quedan para la historia: Mario Pieri, Jorge Garagallo y Esteban Castro.
El boxeo siempre se prestó a los fallos localistas. A veces nos han beneficiado –alguna defensa de Palma, por ejemplo- otras nos perjudicaron –la derrota de Reveco ante Asloum-, etcétera. Hay que admitirlo, Pero a estos muchachos se les fue la mano de verdad y mucho.
Nunca faltará aquel que ponga el ojo en la corrupción, la mafia, etcétera, en lugar de aceptar, sencillamente, que muchas veces es sencillamente falta de concepto. Prefiero creer que esos jurados fallan de esa manera porque no saben ver las peleas que por otro tipo de presión. Pero en casos como estos, la situación es indefendible, porque en Neuquen, México, Nueva York o Londres, la pelea la había ganado el mexicano...
Tal vez el Consejo Mundial haga algo –incluso la pelea fue televisada a México, sede del CMB- o no, después de todo, estos títulos se ganan y a veces ni se defienden más. Son títulos que sirven –y mucho- en la Organización Mundial, porque posibilitan subir en los rankings. En otros son apenas coronas que luego nadie se acuerda de quién, cuándo, dónde y cómo.
Algo nos queda en claro y es que, después del bochorno, alguien o algo debería mover aunque sea un dedo para borrar la mancha. Ya sea la Comisión de Boxeo de Neuquen o los propios jurados. A esta altura “ya no creo ni en mí mismo”, como dice el tango. Total, en este Cambalache 2010, todo da igual, nada es mejor...