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Fútbol en New York y el desafío de Klinsmann

La selección estadounidense mostró una faceta interesante en Brasil 2014 que no parece concordar con los intereses de las ligas. El "soccer" crece y llegó hasta la Gran Manzana, obnubilado por los jugadores consagrados.

Por Redacción EG ·

31 de octubre de 2014
Imagen UN CARTEL le da la bienvenida a Frank Lampard en la zona céntrica de New York. "¿Por qué no?", contestó en la conferencia de prensa cuando le preguntaron sobre su elección por el NYC FC.
UN CARTEL le da la bienvenida a Frank Lampard en la zona céntrica de New York. "¿Por qué no?", contestó en la conferencia de prensa cuando le preguntaron sobre su elección por el NYC FC.
Jurgen Klinsmann se casó con una mujer estadounidense y cambió Alemania por San Francisco. Su nueva vida familiar fuera de Europa le modificó sus costumbres, aunque no lo alejó del fútbol. Probó suerte como entrenador en el Toronto FC en 2010 y menos de dos años después asumió en la selección de los Estados Unidos. Su proyecto ambicioso no fue con ideas pequeñas y lo demostró en el Mundial de Brasil. Dejó afuera a Landon Donovan por mal estado físico y propuso un juego mucho más táctico y cuidadoso de la pelota con jugadores de su impronta.

Lejos de la mentalidad del “soccer” como deporte secundario e irrelevante, profesionalizó cada área donde trabaja. Le dedica tiempo a las selecciones juveniles, incorporó tecnología para el análisis y armó una selección local con algunos jugadores desconocidos ante de su llegada. Un reportaje imperdible que realizó un periodista del The New York Times antes del Mundial, relata esa obsesión y la contracultura de los compatriotas. “El Mundial es la miopía de nuestra visión a largo plazo”, dijo para justificar que no serían campeones en Brasil 2014. La mentalidad todopoderosa del “sueño americano” no podía concebir lo que escuchaba. Los partidos de la selección de Klinsmann fueron vistos por televisión al mismo nivel que la final del Super Bowl, una pequeña medalla que se podría colgar made in USA.

Paralelamente a la “europeización” de la Selección, el fútbol estadounidense aún no tiene esos valores. La Major League Soccer sumó en 2011 a una competidora como liga: la North American Soccer League. No hay una institución que los organice, por lo tanto, juegan paralelamente aunque todos reconocen que la NASL tiene menor importancia. Uno de los equipos que la disputa, el New York Cosmos, acaba de incorporar al español Raúl, goleador histórico que se sumará a partir de 2015 con 37 años.

Como buena noticia para el ex Real Madrid ya tiene garantizado que no descenderá: la liga está compuesta por diez equipos y no hay una categoría inferior. Los equipos se suman comprando la plaza y luego disputan dos torneos cada año: la spring season y la fall season. El ganador de una y de la otra se enfrentan en una final para determinar al campeón anual.

El New York Cosmos es uno de los equipos con mayor historia del país. Pelé, Beckenbauer, Neeskens se retiraron jugando con la camiseta del equipo que se enorgullecía de su condición cosmopolita. Duró poco el proyecto por cuestiones económicas, aunque el Cosmos reabrió en 2010. En la última temporada salió campeón de la NASL aunque en 2014 terminó la fall season en mitad de tabla.

La posta de aquel equipo que sucumbió el fútbol en los 70 fue tomada por el New York City, producto de la fusión de los directivos del Manchester City y de los Yankees de béisbol. Lejos del inicio de los clubes argentinos protagonizado en mayoría por grupos de trabajadores, barajaron una idea menos romántica pero más eficiente: invirtieron 100 millones de dólares y se inscribieron para la Major League Soccer 2015.

Imagen DAVID VILLA terminó un préstamo en el Atlético Madrid e inició uno nuevo en el Melbourne City. Desde 2015, vestirá la 7 New York City.
DAVID VILLA terminó un préstamo en el Atlético Madrid e inició uno nuevo en el Melbourne City. Desde 2015, vestirá la 7 New York City.
¿Cómo repercute esto en la Selección del país? ¿Crece la liga estadounidense? ¿Habrá nuevos proyectos o apuestas? Probablemente la respuesta sea negativa. El boceto de Klinsmann no varió porque lo primero que buscó la nueva franquicia fue el golpe de efecto. Frank Lampard y David Villa, dos consagrados del fútbol europeo de 36 y 33 años respectivamente, firmaron sus contratos. Cultura del marketing, mal que le pese al alemán. Durante estos seis meses ambos están ganando minutos en filiales del jeque: uno en Melbourne y el otro en Manchester. El resto del plantel no está conformado y si bien el equipo no debutó profesionalmente ya tiene Tumblr, Facebook y más de 4 mil tweets. Lo que sí está definido son los colores, que combinan al celeste con el azul tomando uno por el Manchester City y el otro por NY Yankees.

En este contexto, NY Red Bulls quedó totalmente a un margen literal y metafóricamente. Hace de local en New Jersey, más alejado de la zona céntrica y perdió terreno en el marketing. Su nombre y camiseta hablan por sí solos de su propósito original, en su momento bien encauzado con las contrataciones de Thierry Henry y Juan Pablo Angel, pero en la actualidad superado por el nuevo modelo.

La globalización y los millonarios insatisfechos llegaron hasta una de las ciudades que menos hubieran imaginado sumar otro deporte al interés de la gente. Aunque el foco esté puesto en lo comercial y el marketing, ya es una realidad que New York respirará fútbol. Lo hará a su manera, o mejor dicho, a la manera estadounidense: una contracultura contra la que lucha Klinsmann.


Por Pedro Molina