(sin categoría)

El sueño de la Bruja: Verón al gobierno, Verón al poder

Ídolo en su club, a meses del retiro será candidato a presidente en un complejo desafío. En la lista contraria, Lombardi buscará la reelección con apoyo de Bilardo.

Por Redacción EG ·

10 de septiembre de 2014
Imagen “No tenemos un mapa de cómo están las finanzas. Lo que creo y veo es que hay partes donde se puede dar una vuelta de tuerca más para evolucionar la infraestructura, la responsabilidad social", dijo.
“No tenemos un mapa de cómo están las finanzas. Lo que creo y veo es que hay partes donde se puede dar una vuelta de tuerca más para evolucionar la infraestructura, la responsabilidad social", dijo.

Después de once años, Verón volvió a Estudiantes. Ganó la Libertadores, 7-0 en el clásico y salió campeón de un torneo local. Durante seis temporadas, su nivel y su influencia en el club fueron claramente más importantes que en su primera corta etapa. En octubre renunció y a los dos meses volvió para ser Director Deportivo. Aburrido del fútbol regional en Coronel Brandsen, dejó su cargo institucional y en julio volvió a las canchas un año más. Finalizado aquel contrato en mayo, dejó la cancha aunque su intención es no dejar al pincharrata.

Verón siempre está volviendo a Estudiantes porque, como dice la frase, “donde hubo fuego, cenizas quedan”. Menos poético y más político, lanzó su candidatura como presidente con una frase concreta: “No podemos vivir lustrando la chapita de ídolo, hay que asumir riesgos”. El 4 de octubre, cuando los 14 mil socios habilitados se acerquen a votar, elegirán si la investidura de ídolo se traslada al sillón presidencial.

No tuvo demasiado tiempo para lustrar la chapita e incluso se convertiría en uno de los ex jugadores más jóvenes en ser presidente de un club. Del otro lado de la vereda estará Enrique Lombardi por el oficialismo. Aunque aún no es oficial, todo indica que irá por la reelección junto a Julio Alegre y Carlos Salvador Bilardo.

El hecho más destacado de las elecciones será el enfrentamiento de dos ídolos platenses. El Doctor pidió por la unión y buscó persuadir a la Bruja para que no se presentara en las elecciones y se uniera en una lista única. “Unir por unir no sirve para nada”, respondió Verón, quien irá acompañado de Eduardo Abadie, expresidente del club, en la lista 11. Consideró a Bilardo “patrimonio del club” y desmintió todo tipo de interna. Sin embargo, su actitud persistente molestó al entrenador campeón mundial, quien devolvió gentilezas con una crítica a Miguel Pires, un empresario que “trajo 40 jugadores” al Pincha y está íntimamente relacionado a Juan Sebastián.

La insignia de Verón es “ADN Estudiantes”. A menos de un mes para las elecciones, la parte de “proyectos” en su web no se puede leer, pero apunta su campaña a movilizar el lado sentimental del hincha. En el lanzamiento que realizó en su propia casa usó palabras como “escuela”, “personalidad” e “inicio de un camino”. Prometió dirigir el club desde cerca, repitiendo un tiro de elevación al presidente que ya había mandado en enero cuando aún era jugador. “El futuro se construye acá [en City Bell], no dando seis veces la misma nota por TV”, dijo aquella vez.

La campaña recién comienza y tendrá un búnker en la intersección de las calles 8 y 53. En caso de imponerse en las urnas, continuarían Mauricio Pellegrino como entrenador y Agustín Alayes en su rol de secretario técnica. La decisión lógica de continuar el buen proyecto, que involucra a numerosos jugadores de Inferiores, es un reconocimiento implícito a la lista contraria.

Otro tema prioritario en la vida institucional de Estudiantes es la construcción del estadio. Enrique Lombardi, además de presidente, es el arquitecto que lleva a cabo la remodelación. Es su gran caballito de batalla y hará un acto de inauguración a fines de septiembre. La idea es mostrar el estado actual y recibir aportes de los hinchas para pagar la última parte del fideicomiso.

La democracia pincharrata presentará dos opciones loables para gobernar durante los próximos tres años. El actual pope no dará el brazo a torcer, pese a la desilusión por el rival que tendrá (“un día te saluda y al otro no”) y a quien acusa de no tener un plan estratégico. La Bruja, en cambio, quiere volver como siempre y arrancar una función que ejerció nunca. Los socios elegirán.


Por Pedro Molina