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Show must go on: Shakhtar puntero en plena guerra

El conflicto Rusia-Ucrania sigue, pero el fútbol resiste a todo: incluso a dos explosiones en el estadio del puntero de la liga. Relato de una pesadilla que hasta tuvo a un argentino como protagonista.

Por Redacción EG ·

02 de septiembre de 2014
Imagen El Donbass Arena luego de las explosiones. Donetsk está actualmente en una zona de disputa y la que los insurgentes llaman “Nueva Rusia”.
El Donbass Arena luego de las explosiones. Donetsk está actualmente en una zona de disputa y la que los insurgentes llaman “Nueva Rusia”.

El protocolo de la organización no dio lugar a explicaciones de contexto. Con la parsimonia de los protagonistas al sortear los papelitos, lentamente aparecieron los 32 equipos divididos en ocho grupos de cuatro. El azar unió al BATE Barisov de Bielorrusia, al Athletic Bilbao y al Porto en el “H”, dejando conforme a todos por la accesibilidad rumbo a Octavos. Sin embargo, cuando se enteraron de que el cuarto integrante sería el Shakhtar Donetsk, aparecieron las primeras dudas.

El rumano Mircea Lucescu explica mucho del presente del club ucraniano. Asumió como entrenador en 2004 y al cabo de 10 años es el más importante en el plano futbolístico. Convirtió a un modesto equipo en la primera potencia del país superando, incluso, al Dynamo de Kiev, oriundo de la capital nacional. Ganó siete ligas, 3 Copas de Ucrania y 1 UEFA. En la Champions nunca superó los Cuartos de Final aunque se puede jactar de ser un rival complicado.

Tradicionalmente, comprador de jugadores brasileños (tiene 13 en la actualidad), para la temporada 2013/14 sumó a Wellington Nem, conocido por su velocidad en el Fluminense. Sin embargo, la gran inversión la hizo en Facundo Ferreyra. Chuky le dejó 7 millones de euros a Vélez e hizo un salto ideal para sus jóvenes 22 años. Quince meses después, luego de jugar un amistoso en Francia decidió que no volvería a Ucrania.

Imagen Facundo Ferreyra con el imponente estadio de fondo. En su breve pasó anotó 6 goles en 13 partidos.
Facundo Ferreyra con el imponente estadio de fondo. En su breve pasó anotó 6 goles en 13 partidos.
Lejos de ser un capricho del delantero, sus compañeros brasileños Alex Teixeira, Fred, Dentinho, Douglas Costa e Ismaily compartieron la medida de fuerza. Días antes, un misil había derribado un avión malasio que cruzaba suelo ucraniano. Los jugadores consideraron que las condiciones no estaban dadas para regresar. El interés territorial de Rusia por incorporar Crimea se había expandido al resto de Ucrania y el cruce entre movimientos prorrusos y la policía llegó hasta las ciudades más importantes. Donetsk no fue –ni es- la excepción.

El propietario del club, Rinat Akhmetov, amenazó a los exiliados: “Si ellos no vienen, van a ser los primeros en sufrir”, dijo. Los seis jugadores regresaron y pidieron disculpas públicamente. Unos días más tarde, Ferreyra fue cedido a préstamo por un año al Newcastle.

El cese de los enfrentamientos no llega y el ministro de Defensa ucraniano, Valeri Geletei, reconoció estar próximos a una “gran guerra”. Por su ubicación geográfica, Donetsk es uno de los puntos más complicados en la actualidad. Hace unos días, el grandilocuente estadio Donbass Arena sufrió dos explosiones cercanas y los consecuentes destrozos. Situado en una zona céntrica, fue inaugurado hace 5 años y costó 400 millones de dólares. La FIFA lo calificó de “seis estrellas” debido al lujo de sus instalaciones.

Una de las últimas noticias de la web explica que no habrá venta de entradas porque el banco nacional suspendió todas las transacciones que no dependieran de las autoridades del país. El Shakhtar no sólo juega a puertas cerradas, sino que además, lo hace fuera de la ciudad. Por primera vez lo hizo ante el Illichivets, en la victoria 3-0. La nueva localía la ejerció en Kiev, ciudad casi “trinchera” por la presencia del Poder Ejecutivo. Lo hizo en un estadio símil al predio de Casa Amarilla, que poco tenía en común con el Donbass habitualmente colmado por 50 mil hinchas.

El campo de entrenamiento tampoco se salvó del conflicto que aflige a la ciudad.
Las instalaciones de los juveniles y el lugar que los propios jugadores utilizan como búnker también padecieron ataques. Afortunadamente, no había gente en ese momento y tampoco hubo heridos. Al final, uno de los que más sufre la situación es el brasileño Edmar, quien juega en el Metalist Kharkiv, pero se nacionalizó ucraniano hace unos años para jugar en la selección, y si se desata la guerra estaría obligado a sumarse al ejército.

El Shakhtar comenzó la liga de su país con 5 triunfos consecutivos. Ni el cambio de cancha ni de ciudad le interrumpió el camino. Su goleador es Oleksandr Gladkiy, un rubio delantero que ilustra la web oficial por una entrevista que le hicieron. La frase que le tomaron como título dice: “sólo nos ponemos objetivos importantes”. A esta altura, nadie sabe a qué se refiere.


Por Pedro Molina