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Magic Johnson: mágica sonrisa

Explotó en el gran básquetbol en 1979 cuando se consagró campeón universitario con Michigan State en la NCAA norteamericana. Impuso su impronta a la NBA al ganar cinco anillos en la década del 80 con Los Angeles Lakers. Sus acciones tuvieron poesía.

Por O.R.O. ·

06 de agosto de 2014
 Nota publicada en la edición de junio de 2014 de El Gráfico

Imagen MAGIC, mostrando una vez más lo fácil que se le hacía entrar a la canasta.
MAGIC, mostrando una vez más lo fácil que se le hacía entrar a la canasta.
Sus destellos empezaban a iluminar. En los años 70 del siglo pasado, Earvin Effay Johnson Jr. ya era apodado Magic y continuaba su camino ascendente para lograr su proeza: quedar eternizado entre los más grandes del ámbito mundial. En septiembre de 1978 se cruzó con la selección de Capital Federal, que representó a la Argentina en el torneo Ciudad de Río de Janeiro y en el 9º trofeo Gobernador del Estado de San Pablo. El jugaba en el equipo de su universidad norteamericana, Michigan State, que ganó 78-73 y 96-83 respectivamente. Brasil ganó el primer certamen y la MSU el segundo. Ya era un fenómeno deportivo desde sus años de escuela secundaria, cuando recibió el apodo que lo hizo famoso. En un partido anotó 36 puntos, 16 rebotes y 16 asistencias, una superlativa performance que le arrancó el sobrenombre de Magic a un periodista que estaba en la cancha.

Ese choque contra el equipo porteño fue la primera vez que el básquetbol argentino lo enfrentó, en una época masivamente sin tanta información. El base argentino era Eduardo Osvaldo Cadillac, el Tola, de 1,80 metros de altura. Lo miró a Magic y se dio cuenta de que iba a ser la lucha entre David y Goliat: medía 26 centímetros menos que él. De todas maneras, no se amilanó y fijó una lógica estrategia: buscar robarle la pelota abajo, donde el Tola era un especialista. En el primer cruce Magic dio un pique de pelota alto y descolocó a la defensa del argentino. Desde entonces jugadores uruguayos como el Chumbo Omar Arrestía y Carlitos Peinado, que presenciaron la acción, gastaron a Cadillac cada vez que se encontraron con él. En el equipo porteño se dieron cuenta enseguida de que marcar hombre a hombre era imposible, por lo que pasaron a la defensa zonal de inmediato.

Cadillac evoca hoy la imagen de aquel Magic joven: “Impresionaba por su físico de 2,06 metros y por su habilidad. Ya pintaba que iba a ser un fenómeno…”.

Imagen EN CORDOBA: bromas con Marcelo Milanesio.
EN CORDOBA: bromas con Marcelo Milanesio.
UNA MARCA EN LA HISTORIA
El 26 de marzo de 1979 en Salt Lake City, estado de Utah, quedó asentado en los anales de los norteamericanos como el día en que se registró la mayor audiencia televisiva para un partido de básquetbol universitario. Rating porcentual: 24,1. Nunca visto. Casi una cuarta parte de los telespectadores norteamericanos anduvieron pegados a la tele con la NCAA. Espectadores en el estadio Special Events Center: 15.410. Completo.

En la final Michigan State (Spartans) superó 75-64 a Indiana State (Sycamores), invicto hasta entonces. Fue lo mismo que decir que Magic Johnson (24 puntos y 7 rebotes) le ganó a Larry Bird (19 y 13). El choque dejó derivaciones históricas gravitantes. Se echaron los cimientos de lo que quedaría popularizado como la Locura de Marzo (March Madness). La cantidad de equipos de esa etapa decisiva pasó de 40 en 1979 a 64 en 1984. Los derechos televisivos treparon de 5,2 millones de dólares (pagados por la NBC en 1979) a 96 millones (desembolsados por la CBS en 1985).

Desde el comienzo se vio que los protagonistas no serían otros que Johnson y Bird, dos basquetbolisdtas que se movían por toda la cancha, que jugaban donde querían porque podían. Eran dos fuera de serie.

Esa final inolvidable dejó su estela y penetró en la década siguiente para marcar también a la NBA. Entre Johnson y Bird sumaron ocho anillos de campeón. Magic, con Los Angeles Lakers, ganó los títulos de 1980, 1982, 1985, 1987 y 1988. Larry, con Boston Celtics, lo hizo en 1981, 1984 y 1986.

En esa época los Lakers impusieron su famoso “Showtime”, tiempo de espectáculo. La raiz fundamental del sistema fue el juego de contraataque, basado en el “run and gun”, correr y tirar. Fue un juego veloz y espectacular que Pat Riley ajustaba desde el banco. Nueve temporadas dirigió a los Lakers, desde 1981 a 1990. Tomado el rebote (generalmente por Kareem Abdul-Jabbar, Kurt Rambis o A.C. Green), se buscaba rápidamente el pase de salida para Magic Johnson, quien le ponía arte a la distribución. Jamaal Wilkes, James Worthy, Byron Scott o Michael Cooper concluían la jugada con una bandeja o una volcada. Con frecuencia, se veía la magia del “pase sin mirar” de Johnson. Otro condimento fue la definición de Abdul-Jabbar con su sky-hook (gancho del cielo).

Imagen LLEGADA sin oposición de Magic Johnson, hasta debajo del cesto.
LLEGADA sin oposición de Magic Johnson, hasta debajo del cesto.
GLOSARIO PARA LA REFLEXION
Se tuteó con la pelota y la palabra, con una sonrisa carismática en todo momento. Jugó al máximo nivel y dejó sentencias para pensar.

- “No preguntes qué pueden hacer por ti tus compañeros. Pregunta qué puedes hacer tú por ellos”.

- “La capacidad para hacer mejores a mis compañeros es lo que más valoro de mi carrera”.

- “Se juega para ganar, para divertirse y para hacer felices a los demás”.

- “Larry, esta noche has mentido. Has dicho que habrá otro Larry Bird y, creeme, nunca habrá otro“(Magic a Larry cuando el homenaje por la retirada del jugador de Boston Celtics).

- “El básquetbol profesional tiene una imagen de negocio que, a veces, hace olvidar el verdadero motivo por el que se juega, o por el que al menos se debería jugar”.

- “La verdad es que hoy viendo a algunos, como por ejemplo Pau Gasol, que no paran de cumplir compromisos publicitarios y demás atenciones a los diferentes medios de comunicación, se entiende que a veces pierdan la noción de lo que es importante”.

- “Tienes que dar el 125 por ciento. Pon el corazón y el alma en ello; aprende a tener una actitud positiva y ganadora. No aceptes la derrota, pero aprende de ella”.

- “Es curioso. Los únicos momentos en que pienso en el VIH son cuando tengo que tomar mis medicinas dos veces al día” (Magic Johnson se retiró en 1991 porque contrajo el SIDA).

- “He dejado de ser Magic Johnson, ahora soy Earvin Johnson” (cuando colgó las zapatillas definitivamente en 1996).

Imagen EN ROSARIO, abrazando a Diego Maradona.
EN ROSARIO, abrazando a Diego Maradona.
ARRIBA, ABAJO, ARRIBA
La llegada de Magic Johnson a Los Angeles Lakers para la temporada 1979/80 fue en un momento de cambios radicales en la franquicia. Jerry Buss era el nuevo propietario y asumió Jack Mc Kinney en la dirección técnica. Estaba muy contento, subyugado, porque iba a jugar junto a su ídolo Kareem Abdul-Jabbar. En forma inmediata le dio su impronta al equipo y, en seguida, aparecieron sus genialidades, por lo que fue el preferido de la afición angelina. Los Lakers no tuvieron inconvenientes en llegar a las finales contra Philadelphia Sixers de otro genial: Julius Erving, el Doctor J.

Se colocaron 3-2 en el quinto partido, pero surgió una inesperada incógnita para el sexto cotejo de Philadelphia del viernes 16 de mayo de 1980: Abdul-Jabbar sufrió una fuerte torcedura de tobillo y no podía jugar.

La ausencia la asumió Magic, pidiéndole a Paul Westhead, entrenador desde el 15º partido: “Poneme a mí de pivote”. La emergencia terminó en concierto. Los Lakers ganaron 123-107 y la planilla de Johnson fue fabulosa: 42 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias y 3 robos de balón, conduciendo a su equipo al anillo para terminar elegido como MVP de las finales siendo rookie. Fue el tercer jugador en toda la historia en ganar consecutivamente los títulos de la NCAA y de la NBA, tras Bill Russell y Henry Bibby.

Al año siguiente fueron eliminados en primera ronda, pero Johnson firmó un contrato espectacular de 25 años de duración por 25 millones de dólares. Después de haber logrado su tercer anillo en 1985 (el tercero de cinco), Magic cumplió en Los Angeles Lakers seguramente su campaña más decepcionante, la de 1985/86, pese a sus excelentes estadísticas personales en la etapa regular: 18,8 puntos - 5,9 rebotes – 12,6 asistencias. Fueron frenados 4-1 por las Torres Gemelas de Houston Rockets (el nigeriano Hakeem Olajuwon y el longíneo Ralph Sampson) en las finales del Oeste, definidas el miércoles 21 de mayo de 1986. El título quedó finalmente para Boston Celtics.

Tras el fracaso, sin embargo, volvió la magia. Magic produjo su mejor temporada en la NBA en 1986/87. Estampó los siguientes números: 23,6 puntos (su récord personal) - 6,3 rebotes – 12,2 asistencias. Logró su primera nominación de MVP de la temporada, premio que se le venía resistiendo (se repitió en 1989 y 1990). La final fue otro choque de Lakers-Celtics. Decisiva apareció la defensa de Michael Cooper sobre Larry Bird y resultó providencial la participación de Magic Johnson en el cuarto partido jugado en el mítico Garden de Boston el jueves 9 de junio de 1987. A dos segundos del final se escurrió en la llave rival y pudo poner el gancho letal sobre Mc Hale y Parish. De antología: Lakers 107-106 y 4-2 en las finales.

Imagen SIEMPRE SONRIENTE. La foto es del año 2013. Se lo ve vital a los 54 años.
SIEMPRE SONRIENTE. La foto es del año 2013. Se lo ve vital a los 54 años.
LA NOTICIA BOMBA
Estaba de pretemporada en Salt Lake City para jugar un amistoso contra Utah Jazz, cuando lo llamó imprevistamente el doctor Michael Mallman, jefe médico de los Lakers y médico personal del jugador. Magic dormía la siesta. “Tienes que regresar lo antes posible”, le anunció el facultativo. La respuesta no tuvo mayores inquisiciones: “O. K. juego el partido y vuelvo”. Mallman se puso firme: “No, ¿no entiendes? Tienes que regresar de inmediato”.

El doctor Michael Mallman fue el encargado de darle la terrible noticia que el mundo conoció el jueves 7 de noviembre de 1991 en conferencia de prensa. Para el trámite de un seguro de vida debió realizarse un estudio y los resultados arrojaron que era portador del virus del SIDA. Anunció: “Debido al virus VIH que padezco, debo retirarme hoy mismo de los Lakers". Más tarde confesaría que “fue como escuchar mi sentencia de muerte”.

La noticia se había comunicado primero a su círculo más íntimo: sus padres, su hijo André, y también a los jugadores Larry Bird, Michael Jordan, Isiah Thomas y al entrenador Pat Riley. Las reacciones fueron diferentes. Larry se quedó en silencio, Isiah se puso a llorar y Michael casi choca el auto que conducía.
Frente al infortunio, Magic mostró entereza al comunicar con felicidad que su esposa Cookie Kelly y el hijo que ambos esperaban no estaban infectados, y que iba a dedicar su vida a luchar contra esta enfermedad.
Sin demoras, comenzó a tratarse con la zidovudina (AZT), la droga que entonces se había aprobado para pacientes de este tipo. “Me mareaba al principio y necesité unos meses para que mi cuerpo la tolere”, contó.

Dos veces estuvo en la Argentina. En enero de 1994 para jugar cuatro exhibiciones (Córdoba, Rosario, Obras Sanitarias y Bahía Blanca) por gestión del doctor Agricol de Bianchetti y en enero de 1997 traído por el programa Basket Vecchio Escolar.

“¡Viviré! -gritó Magic a su familia-. No me voy a morir. Y si lo hago, será con felicidad. Tuve una vida genial”.

Una foto, por favor
En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, los de la 25ª Olimpiada, participaron 9356 atletas de 169 países. El gimnasta soviético-bieloruso Vitaly Scherbo resultó el máximo ganador de medallas de oro, con seis. Pero la atracción excluyente fue el básquetbol del Dream Team norteamericano.

Desde el 7 de abril de 1989 la competencia se hizo abierta dentro de la FIBA y para esta oportunidad hubo especial preocupación para que nadie faltara. Para poder reunir al Equipo de Ensueño. Magic Johnson, ya portador del SIDA, fue insistente para el convencimiento. Se convocaron a 11 profesionales y a un universitario (Christian Laettner, de Duke, que jugó el Mundial de Argentina 90). La fachada del equipo era impactante, demoledora: Magic Johnson, Larry Bird y Michael Jordan.

En la entrada al estadio de Monjuic en el desfile inaugural, recibió una ovación estruendosa, como si fuera un equipo local. La televisión, con las pantallas ampliadas, permanentemente mostraba a sus integrantes. Fue incesante el desfile de atletas para pedirles fotos y autógrafos.

En la cancha no hubo oposición. Ganaron sus ocho partidos con 117,3 tantos de media y por una ventaja promedio de 43,8 puntos. En la final dejaron sin posibilidades (117-85) a Croacia, con Drazen Petrovic, Toni Kukoc y Dino Radja. Nunca se reunió a tanto talento junto.

Por: O.R.O. Fotos: Archivo el Gráfico