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Los Barros Schelotto: Mellizos al ataque

En un año y medio como técnicos, Guillermo y Gustavo Barros Schelotto le dieron un salto de calidad a Lanús, que fue protagonista en los tres torneos locales y ganó la Copa Sudamericana. Una receta basada en la simpleza y en el convencimiento, pero por sobre todas las cosas, en las convicciones de salir a jugar... y a ganar.

Por Redacción EG ·

12 de febrero de 2014
  Nota publicada en la edición de febrero de 2014 de El Gráfico

Imagen GUSTAVO Y GUILLERMO, distendidos. A los 40 años, los Mellis proponen un fútbol ofensivo y sin secretos.
GUSTAVO Y GUILLERMO, distendidos. A los 40 años, los Mellis proponen un fútbol ofensivo y sin secretos.
 Los chicos de la colonia de vacaciones se apiñan cerca del alambrado. Del otro lado están los jugadores de Lanús en plena práctica de fútbol. Guillermo Barros Schelotto da indicaciones para mejorar una situación puntual, la presión cerca de un lateral. Gustavo relojea el funcionamiento de los volantes. También está el resto del cuerpo técnico, con el sello Mens Sana, integrado por Ariel Pereyra, Enzo Noce y el profe Valdecantos. La paz reinante no se condice con la tormenta de verano que acaba de pasar por Buenos Aires: la cancha todavía está empapada, pero el mediodía ya deja ver una resolana. Como pronosticador de turno, al final del entrenamiento Guillermo apuesta (con mejor grado de acierto que el Servicio Meteorológico) que a las 4 de la tarde recomenzará la temporada de pileta.
En el medio, tendremos tiempo para una larga charla con la dupla técnica que transformó a Lanús (spoiler: ellos dirán que no) y le plantea una nueva cara a ese fútbol argentino que criticamos de enero a diciembre.

En el hall del club esperan 4 sillas de caño y un fotógrafo listo para la emboscada. En un Lanús sin misterios, la única duda reinante era saber si los Mellizos –Guillermo, especialmente– iban a dedicar suficiente tiempo para las fotos. Pero lejos de ir a la defensiva, los técnicos arrancan yendo al ataque. “Mientras nos van sacando, empecemos a charlar, empecemos la nota”, propone el DT. Les gusta imponer su juego hasta en la producción fotográfica, no sólo de visitante en Brasil o en el Monumental. Después de unos minutos, ya estarán sentados. Gustavo, a la izquierda, Guillermo, a la derecha. Alguna vez así estuvieron en la cancha. Hoy, juegan desde afuera. Pero lo más importante es que siguen jugando.

-¿Qué evaluación hacen sobre este comienzo de carrera como entrenadores?
-No hacemos una evaluación nuestra hasta ahora, pero sí hacemos una evaluación del equipo, con el que trabajamos hace un año y medio. Entonces, nos fijamos en qué aspectos se mejoró y en qué todavía hay que mejorar. (Guillermo)

Imagen EN LA RED de Gimnasia, con el que la rompieron durante la época de Carlos Timoteo Griguol. Guillermo se dio el lujo de retirarse en el club.
EN LA RED de Gimnasia, con el que la rompieron durante la época de Carlos Timoteo Griguol. Guillermo se dio el lujo de retirarse en el club.
-¿Pero asumieron el cargo con naturalidad o les costó estar del otro lado?
-Con naturalidad y con la experiencia que uno tiene como ex jugador (prosigue Guillermo, asiente Gustavo).

-Guillermo, ¿estabas nervioso cuando diste la primera charla para el plantel?
-Más que nervioso estaba ansioso por decir lo que quería que interpretaran los jugadores. Lógico que hubo una evolución de la primera a la última charla, quizás por la experiencia y por haber conseguido buenos resultados a través del buen juego. Esas cosas también te dan tranquilidad para llegarles a los jugadores.

-¿Preparaste aquella charla?
-No, no. La veníamos hablando en el auto.

-¿Anticipaste que buscaban un equipo protagonista?
-No me acuerdo bien de todo, pero sí sé que dijimos que veníamos a Lanús a ganar, y no sólo a participar (enfatiza).

-¿La expresión de la cara de los jugadores qué te devolvía?
-Y, no los conocía… (sonrisa cómplice).

-Pero vos te das cuenta de cuál es la sensación que queda…
-Es que no lo sé, ni tampoco se los pregunté. Pero me imagino, como ex futbolista, que era interesante que el técnico me pusiera desafíos.

-Se trata de elegir un camino, ¿no? Vos dijiste que preferías que tu carrera como técnico sea más corta, pero jugarte por tus ideas y no apuntar a sobrevivir.
-Claro, yo prefiero arriesgar un poco más de lo debido para participar de la pelea por el campeonato, como se nos dio en todos los torneos que jugamos. En algún momento, nos tocará sufrir porque no nos alcanzará, pero nos quedará la sensación de que dimos todo y no especulamos para lograrlo. Entonces, quiero arriesgar desde el principio para estar en la pelea.

-Gustavo, ¿hubo alguna situación que los marcó para convertirse en técnicos?
-No, nosotros lo teníamos definido desde jóvenes, cuando éramos jugadores. No fue fácil para mí alejarme de Gregorio Pérez, después de haber trabajado de muy buena forma en tres equipos como ayudante de campo. Pero mi deseo era estar junto a Guillermo y nos llegó la oportunidad sin buscarla, porque un día Nicolás Russo le ofreció dirigir a Lanús.

-¿Hasta ahí ustedes discutían sobre fútbol o siempre se ponían de acuerdo en todo?
-No discutíamos sobre la forma de ver el fútbol, sino sobre el gusto por algún futbolista o alguna jugada en particular, eso sí. Pero en cuanto al deseo sobre cómo queremos que juegue nuestro equipo, pensamos siempre del mismo modo. (Gustavo)
-Después de retirarme como jugador, quería ser técnico (agrega Guillermo). Cuando iba formando el equipo de trabajo, era natural que quisiera estar con él, porque pensamos de la misma manera en lo futbolístico. Entonces, fue bastante simple.

Imagen "EL DESAFIO de este año es seguir ganando títulos", dice Guillermo. Atento, lo mira Gustavo.
"EL DESAFIO de este año es seguir ganando títulos", dice Guillermo. Atento, lo mira Gustavo.
-Ustedes son de sangre caliente. ¿Qué cuestiones tuvieron que equilibrar para trabajar juntos?
-Ninguna (arranca Guillermo). No creo que seamos de sangre caliente; a veces reaccionamos ante una determinada injusticia y protestamos demasiado desde el lugar que ocupamos. De todas maneras, me parece algo natural. Ahora, fuera de ese contexto, somos bastante tranquilos.

-En la planilla de AFA figura que el técnico es Guillermo, aunque ustedes funcionan como una dupla. ¿Es correcto?
-Sí, es así (reconoce Guillermo). Incluso, Ariel Pereyra (ayudante de campo alterno) también participa. La gravitación es la misma. Después, decidimos entre todos.
-Como decía Guillermo, en las cuestiones que tienen que ver con el equipo también intervienen Pereyra y el profe Valdecantos. Enzo Noce trabaja de manera específica con los arqueros. Entonces, las decisiones las tomamos acá en el vestuario. Si surge algo que tenemos que hablar entre nosotros, lo charlamos juntos en el auto mientras venimos al entrenamiento. (Gustavo)

-Tienen un arquero, un defensor, un volante y un delantero. ¿Cómo se distribuyen los roles dentro del grupo de trabajo?
-Nosotros sabemos lo que hará cada uno o lo que puede llegar a decir. Entonces, organizamos el trabajo… Si hacemos movimientos de ataque, vemos qué idea tiene cada uno y luego resolvemos quién lo desarrollará en la cancha. No es que cada uno tiene un rol determinado. Todos intervenimos.

-¿Viajaron al exterior para interiorizarse sobre cómo se trabaja en otros lugares del mundo o armaron todo solos desde cero?
-No, el trabajo lo armamos según lo que el equipo necesita y basados en nuestra experiencia y en las opiniones que recordamos de entrenadores que tuvimos. Casi siempre se entrena con pelota. El único momento sin pelota es cuando el plantel hace algunos trabajos físicos puntuales con Valdecantos. (Guillermo)

-¿Les gusta hacer trabajos sectorizados, Gustavo?
-No, generalmente todos hacen todo…
-(Interrumpe Guillermo) Eso significa que nosotros les damos herramientas a los jugadores, por ejemplo al ocupar una posición a la que no están acostumbrados, por si las tienen que utilizar en algún partido.

-¿Qué heredaron de los técnicos que los dirigieron?
-Ejemplos y cosas de trabajo, que después aplicamos según nuestra idea. No heredás algo puntual, sino algún comentario que nos hayan hecho tanto a Gustavo y a mí, como a Pereyra y a Noce.

Imagen FUMADOR. Con habano y aporte de Photoshop, para la tapa de El Gráfico.
FUMADOR. Con habano y aporte de Photoshop, para la tapa de El Gráfico.
IDEAS CONCRETAS. Guillermo y Gustavo Barros Schelotto no aturden a sus futbolistas con conceptos. Probablemente, esa sea una de las claves para conseguir bastante en tan poco tiempo, apenas una temporada y media. En ese período, Lanús se potenció y nunca sumó menos de 31 puntos en el torneo local (Inicial 2012: 4º con 34, Final 2013: 3º con 33, e Inicial 2013: 2º con 31), y además ganó su segundo título internacional, la Copa Sudamericana 2013.

“La idea es simple: atacar, jugar rápido y por abajo, presionar, ser superiores al rival; un poco el ideal de lo que busca cualquier entrenador que quiera salir a ganar. A veces se da y otras, no; pero la realidad se ve en los entrenamientos de la semana, donde se hace cada trabajo pensando en ganar el próximo partido”, adelanta Guillermo, con un énfasis particular en el “que quiera salir a ganar”.

-¿Tienen una idea madre desde lo táctico?
-Como pensamos que el secreto son los jugadores, analizamos la calidad de nuestros futbolistas y decidimos en función de eso. Podemos jugar con o sin enganche, con cuatro en el medio o con tres en el fondo. Lo hemos hecho.

-Entonces, ¿es más importante el convencimiento y la idea que la táctica?
-Sí, el convencimiento, la idea y también los jugadores.

-¿Sorprendieron en el fútbol argentino? No es común ver a un equipo que ataque con tanta gente y que a la vez retroceda bien.
-No, la capacidad de los jugadores de Lanús sorprendió. Hubo muchos que mostraron un nivel muy alto desde que llegamos, otros que se destacaron en el último semestre, y, más allá de lo táctico, los futbolistas son los que ejecutaron la idea. (Gustavo)

-“Los Mellizos nos dieron un plus”, reconoció Goltz en El Gráfico. ¿Cuál puede ser ese plus?
-Más allá de que organizamos el trabajo diario y lo que se intentará hacer en los partidos, el gran mérito de este presente es de los jugadores. Ellos se convencieron de que podían jugar de la manera que venimos hablando y pelearle de igual a igual a Racing, a River, y a cualquier equipo, tanto en la Copa Sudamericana como en el torneo local. (Guillermo)

-¿Pero en qué momento se dieron cuenta de que tenían plantel para estar entre los mejores?
-Cuando estás convencido de la idea que vas a aplicar, todo es más fácil. Cuando empieza el torneo, uno no sabe para qué está el equipo. Eso lo sabés en la mitad del campeonato, porque el nivel te lo dan determinados partidos, como nos pasó en la Sudamericana. Ahí fuimos a la cancha de River y teníamos que ganar, y lo hicimos de una manera inobjetable y con una diferencia notable. Entonces, pensás que estás para campeón, para ser protagonista hasta el final de la competencia. Después, también te das cuenta de eso cuando jugás de local contra equipos que no son tan populares y ves que podés definir el partido en el primer tiempo. Y si no ocurre, te preocupás y buscás los motivos por los cuales no se alcanza el máximo nivel. Pero todos los partidos siempre te dejan algo.

-¿Qué aspectos destacás de la consagración en la Sudamericana?
-Lo mismo que se hizo durante el proceso de trabajo de un año y medio: intentar jugar del mismo modo contra rivales importantes y en cualquier cancha. En principio, el fixture era muy difícil: Racing había empezado la temporada con muchas expectativas, la U de Chile es un equipo que dejó una huella en el fútbol de su país y que ya había ganado la Sudamericana; River, Libertad de Paraguay, con el que disputamos la serie más pareja. Todos fueron durísimos, al igual que Ponte Preta, al que le ganamos la final. (Gustavo)
Imagen CON PAPA HUGO, en una producción parecida a la de esta tapa...
CON PAPA HUGO, en una producción parecida a la de esta tapa...
-Martín Palermo dijo que nunca te había visto tan emocionado, Guillermo. ¿Fue así?
-Sí, quizás por cómo se dio, cómo se había jugado; por el hecho de que es mi primer título como entrenador y con un equipo que había jugado tan bien y que había ganado con tanta autoridad y en canchas difíciles… Verlo jugar a este Lanús fue emocionante.

-¿Sentís que Lanús juega como un equipo grande?
-A mí me tocó jugar en un equipo grande como Boca y salíamos a ganar donde sea. Creo que este Lanús también sale a ganar en todos lados. Pero me gustaría que ese reconocimiento lo hiciera alguien de afuera.

-¿Notaron durante el semestre pasado que los hinchas neutrales también querían que Lanús ganara? ¿Que se generó una simpatía por su estilo de juego?
-Sí (responde Guillermo rapidísimo). Cuando terminó el partido contra Newell’s, hubo un reconocimiento del hincha de Newell’s para con los jugadores de Lanús en la última fecha. Esto es difícil que ocurra en la Argentina, no es normal que el rival te reconozca. Además, muchos neutrales también me hicieron saber esto en la calle o en determinadas situaciones. Me decían que les gustaba el estilo de juego de Lanús. Así que sí, totalmente.

-¿La sensación de ganar es mayor como técnico que como jugador?
-No, igual o menor porque siendo jugador formás parte de lo que pasa en el campo de juego. En cambio, como entrenador, tenés relación con lo que sucede pero de manera indirecta.

-Al margen de la propia idea de ustedes, Guillermo, ¿siguen el modelo de juego de algún equipo europeo?
-No, pero sí quizás copiamos cosas. Después del partido frente a River por la Sudamericana, se dijo que yo les había mostrado un video del Bayern Munich a los jugadores, y es cierto. Pero yo sólo les mostré dos o tres cosas de ese Bayern Munich, no todo.

-¿Qué cosas puntuales?
-Varias situaciones de ataque que produjo el Bayern Munich campeón de la Champions League del año pasado. Y eso era lo que teníamos que hacer hoy cuando atacábamos en la práctica: ser rápidos y directos, sin dar tantas vueltas.

-¿Les metiste un poco de presión, ¿no?
-Nosotros buscamos la mejor versión, el ideal, y después veremos quién hace las cosas y cómo salen.

-Cuándo les pusiste el video, ¿les mostrabas jugadores puntuales en la pantalla?
-Sí… les decía que miraran a Robben, a Ribéry y a Mandzukic, porque atacaban, pero también cumplían una función al presionar. Yo les aseguraba a mis jugadores que tenían las mismas condiciones físicas que ellos; después, sí: ellos son más talentosos, mejores con la pelota al pie o más goleadores… Pero desde lo físico son iguales. Por eso, hay que entrenarse bien para estar preparado.

Imagen TRANQUILOS. En el banco de Lanús, club con el que ya comenzaron las charlas para renovar el contrato.
TRANQUILOS. En el banco de Lanús, club con el que ya comenzaron las charlas para renovar el contrato.
LOS MELLIZOS simplifican con total naturalidad. Después de un rato de charla, del otro lado podría quedar la impresión de que el fútbol, ese monstruo indomable que ya no puede ni ser explicado por la ciencia, al final de todo era nada más que un juego. Y no sólo eso: que encima es fácil. Que vale salir a ganar, que vale respetar ciertas convicciones y que todo lo demás se irá acomodando, mientras uno tenga en claro estos dos aspectos principales y trabaje fuerte para conseguirlos. ¿Por qué se ve tan difícil si ellos lo hacen tan fácil? ¿Serán los Mellizos los que en realidad nos la están haciendo difícil? ¿O serán todos los demás?

A la conversación, que duró 55 minutos, aún le restan temas varios por tocar. El Bayern Munich fue un punto de partida para seguir hablando de fútbol internacional, más en un año mundialista. “Para mí el fútbol no está cambiando a partir del Barcelona de Guardiola –resalta Guillermo–. Algunos equipos intentaron mejorar y otros mantuvieron su juego tradicional, como la Juventus que juega de la misma forma hace 15 años (hace una pausa, mira fijo y remata): te gana 1-0 y sale campeón. Después, los ingleses juegan de la misma manera, aunque el Arsenal lo hace mejor que los demás. Es cierto que ese Barcelona marcó una gran diferencia, pero incluso los otros equipos que también ganaron la Champions League no jugaban como ese Barcelona, ya sea el Inter, el Bayern Munich o el Chelsea, en especial (sonrisa lapidaria).

-¿A qué equipo intentaría parecerse más Lanús, Gustavo?
-Nosotros queremos que Lanús tenga una identidad propia. Podemos rescatar algo de otro equipo, como fue el caso del Bayern, para tratar de aplicarlo. Pero, por ejemplo, nosotros jugamos distinto desde lo táctico que ese Barcelona. Nuestra búsqueda, entonces, apunta a que el equipo se siga afianzando para ganar más títulos, que son los que marcarán la historia del club.

-¿Esa identidad de Lanús conserva la rebeldía que mostraban ustedes cuando jugaban?
-No lo analicé… (arremete Guillermo). Creo que cada uno de nosotros le puede aportar al equipo más desde lo profesional que por la manera de ser.

-Martino y Pizzi salieron campeones y se fueron inmediatamente a dirigir a España. Ustedes también fueron campeones... ¿ya les empezó a sonar el teléfono?
-Me imagino que en junio, cuando es el cambio de temporada, puede haber más posibilidades (encara Guillermo). Pero nosotros pensamos en Lanús y ya estamos hablando de una posible renovación con la dirigencia. De todas maneras, esas son cosas que se deben charlar en el ambiente que corresponde y de forma privada.

-¿Pero por haber ganado un título en la Argentina, el fútbol extranjero abre las puertas más rápido que antes?
-Sí, aunque a Martino se le abrieron las puertas del Barcelona fundamentalmente por cómo ganó con ese Newell’s. Además, tuvo su reconocimiento por lo hecho en la Selección de Paraguay, y otros motivos que uno desconoce (Guillermo).

-¿Les gusta el esquema de la Selección, con los cuatro de arriba, para el Mundial?
-Más que el esquema lo importante son los jugadores que tiene. Sabella los acomodó y los hizo rendir y ganar. Pero un Mundial es un Mundial y no importa si tenés a Messi, a Cristiano Ronaldo o a Neymar. Te juega Alemania y te gana… Entonces, hay que ver cómo se llega al Mundial. (Guillermo)

-Nombrás a Alemania y temblamos, porque nos sacó de los últimos dos.
-Justamente, y no tienen a Messi ni a Neymar ni a Ronaldo. Por eso, hay que ver cómo está el equipo en el primer partido. Después, habrá que mirar si se lesionó algún jugador, quiénes jugarán el próximo partido...

-¿Te parece que el entorno pedirá que pongan a otro volante y que se resigne a un delantero?
-Me imagino que el técnico sabrá hacer lo mejor. Sabella tiene experiencia, fue ayudante de Passarella en un Mundial, y creo que no se dejará influenciar, ¿no? (Guillermo)
-En las Eliminatorias, Argentina mostró un nivel muy superior a los demás. Lo importante es ver en qué nivel llegan los futbolistas al Mundial, sobre todo Messi que es el más determinante (Gustavo)

-¿Vislumbran a Argentina entre los mejores cuatro?
-Sí, incluso por el fixture que le tocó (admite Guillermo). Creo que Argentina, Alemania, Brasil van a estar ahí.

Imagen DOBLE COMANDO. Gustavo, con la pelota bjao el brazo. Guillermo, al pie.
DOBLE COMANDO. Gustavo, con la pelota bjao el brazo. Guillermo, al pie.
PREPARADOS para un año intenso. En principio, Lanús disputará siete competencias en 2014: Torneo Inicial, Copa Argentina y Torneo Final; Copa Libertadores, Recopa Sudamericana (ante Atlético Mineiro), Suruga Bank (frente a Kashiwa Reysol) y Copa Sudamericana (aún no se fijó cuándo comenzará la Copa de Campeones).

Es Guillermo el que ahora marca las pautas con un mensaje muy claro (y Bianchista) de no aburguesarse: “Después de ser campeón en 2007, Lanús terminó en los últimos puestos en el torneo siguiente. Entonces, no quiero que nos pase eso. Puede pasar, pero que no sea por habernos descuidado”.

-Es el chip que traés incorporado de Boca.
-Sí, puede ser que la experiencia me haya formado esta idea. Creo que tenemos equipo para seguir en la pelea por el campeonato local, aunque si avanzamos en la Copa Libertadores, contra el Caracas, tendremos un calendario comprimido: domingo y miércoles hasta el 15 de abril, pararemos una semana, y volveremos a jugar domingo y miércoles hasta el 18 de mayo. Por eso, va a ser muy difícil, pero tenemos la aspiración y el plantel como para pelear”.

-Gustavo, ¿cómo se prepara al equipo al ver la sobrecarga de partidos?
-Nosotros apuntamos al partido que tenemos por delante, sabiendo que desde lo físico hay que preparar al plantel para seis meses. No podemos pensar mucho más allá.

-¿Pero tendrán que dosificar un poco?
-Si entramos a la fase de grupos de la Libertadores, no podremos armar un equipo bien definido. Los 25 jugadores que entrenamos van a tener que estar preparados para jugar y para rendir cada tres o cuatro días, porque ese sería el fixture que nos toca. (Guillermo)

-Ya están en dos finales: Recopa Sudamericana y Suruga Bank. ¿Tienen una sensación especial al respecto?
-Sí… Que ojalá podamos ganar alguna (sonríe Guillermo y mira al hermano).
-Ojalá podamos ganar alguna... (repite Gustavo y surgen las risas).

-En la década del 90, con Bianchi, Vélez se instaló como un equipo fuerte y se mantuvo. ¿Pensás, Guillermo, que eso es posible de alcanzar en Lanús?
-Esa es la idea. Instalar a Lanús, como lo hizo Vélez, sería muy bueno.

-¿Pero ves puntos de contacto entre ese proceso de Vélez y este de Lanús?
-Desconozco desde lo institucional a Vélez, pero a lo lejos se lo ve parecido en ese sentido. Lanús estuvo siempre en la pelea en los últimos años. Obviamente que ganar títulos va a llevar al club a ese lugar.

-¿Entonces, ustedes le plantean a la dirigencia que no les vendan jugadores para sostener una base?
-Nosotros no planteamos mantener una base. Sabemos que la dirigencia quiere lo mismo que nosotros: poner a Lanús lo más alto posible. Entonces, entendemos que si ellos venden es porque tienen que hacerlo dentro de un contexto de país con graves problemas económicos. Pero saben que no se tienen que desarmar, porque sino la cosa termina mal. (Guillermo)

-¿Los satisface hacer un buen proceso de trabajo y no ser campeones?
-Sí, si dejaste todo. Ahora, si te guardaste algo, te queda una sensación ambigua. Pero si dejás todo, te vas con alegría y con la satisfacción de que te superaron, pese a que diste todo. (Guillermo)

-¿Las convicciones de ustedes son uno de los capitales principales que tienen por si hay momentos de incertidumbre?
-Nosotros tenemos claro para dónde vamos en lo futbolístico (asegura Gustavo). A veces se hace difícil con las circunstancias que se producen en los partidos, con los resultados, aunque nosotros tenemos en claro a qué queremos que juegue el equipo, cómo queremos llevar a cabo la actividad en los entrenamientos para después desarrollar nuestras ideas en la cancha. Obviamente que puede existir alguna cuestión ajena al equipo que pueda retrasar o modificar una idea. Pero nosotros estamos convencidos de que el equipo tiene que jugar de determinada forma. Muchas veces lo impusimos y otras, no.

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-¿Qué pasaría si de acá a un tiempo uno de los dos notara que están claudicando, que se los devora el fútbol argentino?
-Sabemos cómo es el fútbol argentino y trataremos de triunfar en función de nuestra idea. (Guillermo)

-Durante este año y medio, ¿en qué partido lograron torcer el rumbo a través de una decisión?
-El más significativo fue el partido contra All Boys (responde Gustavo). Lo perdíamos 2-0, hicimos varios cambios en el entretiempo, no sólo de nombres, sino también en lo táctico, y lo ganamos 3-2. Pero ninguno de los jugadores que había entrado nos dio algo distinto de lo que esperábamos. El análisis más bien fue que nos pudimos haber equivocado al principio. Cuando uno hace un cambio, está tratando de generarlo. Muchas veces gente cercana nos cuestionó por qué esperamos tanto para meter un cambio, y es porque consideramos que el equipo está bien y no hace falta hacerlo.

-Guillermo, ¿puede ser que en ese entretiempo hayas estado como loco en el vestuario?
-No, no… Perdíamos 2-0 a los 10 minutos y no le encontrábamos la vuelta para llegar. Pero el equipo, de repente, tuvo un segundo tiempo excelente. No es que estaba enojado, sino que tenía impotencia porque estábamos abajo en el resultado y porque no alcanzábamos el nivel de juego que queremos.

No hay flashes desde hace un largo rato. Guillermo aprovecha una respuesta de su hermano para hacerle señas al fotógrafo. ¿Terminaron las fotos?, dice gesticulando. Es inevitable no verlo contándole los segundos a los arqueros rivales, con la mano extendida frente a alguna de las tribunas de la Bombonera. La respuesta, también con gestito, es que faltará una foto más al final. Guillermo pone cara seria y después la transforma en su característico gesto de picardía. Confirmado: no sólo nunca estuvo a la defensiva, sino que nos ha estado atacando desde que empezamos.

-Mientras jugabas, Guillermo, te preguntaban cuándo te ibas a ir de Boca al exterior. Hoy, ya te consultan sobre cuándo vas a dirigir a Boca...
-Pero yo conservo la calma. Pienso en el día a día, en lo que se nos viene con Lanús y nada más.

-Entonces, cambiemos de frente: ¿proyectan dirigir a Gimnasia?
-Sí (se pisan por única vez, responden al mismo tiempo). Lo pensamos para algún momento sin dudas, quizás no inmediatamente (cierra Guillermo).

Puede que se guarden, junto a alguna de sus muecas, una que otra cosita que no quieran revelar. Pero aquí la gran fórmula es la simpleza, en una actitud de abstracción casi minimalista, sin adornos que distraigan ni palabras que sobren. Si fueran pintores, los Mellizos no harían un Pollock furioso, sino un delicado Mondrian: colores primarios y un ordenamiento geométrico y armónico para que la obra cobre sentido. Así es este Lanús que moldearon en este año y medio de trabajo. Aunque lo único en lo que se concentran los Mellizos es en la obra que sigue.

-Guillermo, ¿qué les queda por mejorar?
-Sostener la idea a través del tiempo, que es mucho.

POR: MARTIN MAZUR Y DARIO GUREVICH/ FOTOS: EMILIANO LASALVIA Y ARCHIVO EL GRAFICO.