(sin categoría)

Dos años de siembra: Los Pumas

Pese a los resultados negativos en las temporadas iniciales del Rugby Championship, Argentina tiene más motivos para alegrarse que para frustrarse. Si bien hay aspectos por mejorar, el balance es satisfactorio. Opinan Etchegaray, Loffreda, Branca y Albanese, referentes del seleccionado en diferentes épocas.

Por Redacción EG ·

12 de octubre de 2013
    Nota publicada en la edición de octubre de 2013 de El Gráfico

Imagen CUATRO SON LOS AÑOS que se habían fijado para el Rugby Championship, que incluyó a Los Pumas dentro del viejo Tres Naciones.
CUATRO SON LOS AÑOS que se habían fijado para el Rugby Championship, que incluyó a Los Pumas dentro del viejo Tres Naciones.
“ESTO ES COMO cuando el hombre llegó a la luna. Nosotros dejamos la vida adentro de la cancha y peleamos durante toda la vida para competir en un torneo como el Rugby Championship. El que plantea que esto es para amargarse es un ignorante y no sabe dónde juegan Los Pumas. Hay gente que no tiene idea de lo que significa enfrentarse contra los All Blacks, por ejemplo. Así se complica…”.

Eliseo Branca, gladiador de Los Pumas en los 80, batalla contra las malas lenguas que no entienden el contexto internacional en el que la Argentina se instaló desde 2012, el mejor escenario de competencia posible. El Chapa, protagonista de proezas como la victoria ante Francia en junio de 1985 y el empate ante Nueva Zelanda en noviembre de ese mismo año –ambos en la cancha de Ferro–, no pide clemencia, sino compresión sobre una dimensión cada vez menos desconocida.

A este ícono del rugby nacional se le suma otro, Adolfo Etchegaray –uno de los fundadores de Los Pumas a mediados de los 60–, con una opinión similar: “Es difícil lo que Argentina hace, porque el torneo es muy exigente. El equipo se puede largar y jugar mejor, pero hay un crecimiento inevitable que llevará años”.
En tanto, Marcelo Loffreda –ex inside de jerarquía, el head coach que consiguió la histórica medalla de bronce en el Mundial de Francia 2007– cuenta su parecer al respecto: “Que Los Pumas estén en la mesa de discusión con los mejores del mundo genera impaciencia e impotencia. Tenemos que mantener el proyecto y no romper la planificación. ¿Cómo hacemos para que la gente, en especial la que no es del rugby, sea más paciente? Bueno, se dará con una victoria, pero eso tal vez se logrará con el tiempo. Lamentablemente este concepto no se cambiará rápido”.

No resultó simpático disputar el Championship frente a los monstruos del Sur (Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia) en cuanto a los resultados durante estos primeros años. El récord de nueve derrotas y un empate al cierre de esta revista, a dos fechas del epílogo de la segunda edición del certamen, provocó una pregunta que se transformó en tema de debate: ¿Por qué Los Pumas no ganan?

"Perdemos porque los rivales son mejores. Digamos que si ganamos por un drop o en la última pelota tampoco seremos mejores que los All Blacks. Se vio que no fueron tantas las diferencias frente a los rivales, excepto ante Sudáfrica en Soweto, donde el equipo directamente no entró a la cancha (se produjo la peor derrota argentina ante los Springboks por 73-13, en la primera jornada de este año)”, sostiene Etchegaray. Palomo, tras una breve pausa, prosigue: “Porque Australia sea el tercero en la escala no quiere decir que nosotros ya estamos en condiciones de ganarle. Para eso, todos nuestros jugadores deben jugar 12 puntos y ellos, 4”.

Diego Albanese, que marcó un try clave en la historia de Los Pumas, el try ante Irlanda que valió la clasificación a los cuartos de final de un Mundial por primera vez en 1999, aporta su visión: “Argentina todavía es un equipo que parecería inocente. Comete muchos errores no forzados, y los rivales, con más experiencia, no le perdonan una. Cuando esos errores se bajen al máximo, Los Pumas empezarán a ganar”.

Por su parte, Branca tiene una respuesta un tanto más filosa: “Los Pumas conseguirán la victoria cuando jueguen a no perder por poco. Esto es un clic en cuanto al juego y a lo mental”.

Imagen LEGUIZAMON les clavó tries a todos los rivales del Championship. Lo sufre Australia en Perth, cuando cumplió 50 partidos con Los Pumas.
LEGUIZAMON les clavó tries a todos los rivales del Championship. Lo sufre Australia en Perth, cuando cumplió 50 partidos con Los Pumas.
AMEN DE LOS resultados, existen otros déficits para corregir. “Los aspectos negativos fueron tres. Primero, las formaciones fijas. Si bien mejoramos en el scrum notablemente, el line es flojo y hay que corregirlo urgente. Segundo, nos falta madurez para manejar partidos, tiempos, pausas; tenemos que aprender a cerrar esos partidos y saber cuándo acelerar, patear… Jugar más no es jugar en todos lados, se trata de jugar más cuándo y dónde conviene. Y la tercera cuestión para revisar es cómo salimos de nuestro campo. Ahí debemos ser más prácticos y efectivos”, admite Albanese.

Loffreda propone una vuelta de tuerca: “Debemos pulir y hasta practicar dos cosas: la toma de decisiones y la disciplina. Los partidos no se ganan ni se pierden en el último minuto, el resultado es una construcción durante 80 minutos. Y esta es una clave que se necesita dilucidar con los jugadores”.

-Cuando hablás de disciplina, ¿a qué te referís?
-A la disciplina técnica o táctica, que se basa en no cometer ciertas infracciones, y a la del autocontrol. No hay que protestar ni bajonearnos cuando nos cobran penales que nos producen una reacción negativa. Debemos conservar la moderación frente al árbitro y a los rivales, por más que estos últimos nos quieran sacar de quicio. Sabemos que seguiremos pagando derecho de piso, sobre todo con los arbitrajes, porque somos un equipo de mitad de tabla. Entonces, hay que ser inteligentes y, si es necesario, llegaremos hasta la IRB (la casa madre del rugby mundial) para mostrar situaciones de juego. Así los referís nos tendrán más en cuenta al cobrar.

En relación con el crecimiento del equipo, el Tano despliega su análisis: “Sacando la abultada derrota en Soweto que se produjo por la falta de concentración, el desempeño es muy positivo de un año a otro. Simplificamos el plan de juego, volvimos a las bases y le agregamos a esas características algunas variantes, como la dinámica y la velocidad, que se pretendían realizar hace algunos años. Estamos también en un proceso de mejoría en la obtención a partir de la toma de conciencia en esta faceta y de su calidad a través del scrum. Además, jugamos mucho y bien sin pelota, que fue crucial en los últimos partidos del Championship. Vamos por el camino correcto”.

Albanese, que se desempeña también como analista en ESPN, desarrolla su postura: “Este año se vio una gran mejoría en el scrum y eso es una gran noticia. Creo que Argentina volvió a preocupar a sus rivales. Además, se mejoró en las destrezas en general, y si se pretende crecer en el juego de manos, es imperativo tener esto aceitado. Por último, se avanzó en la actitud en ataque y en las variantes que se ven con la pelota en la mano. Hoy se observan a pilares en el centro de la cancha que pueden ir al contacto, pueden ser falsos o hasta pueden pivotear y lanzar a los backs más afuera, como en el try de Bosch a Sudáfrica, en Mendoza. Falta mucho, pero se dan pasos adelante”.

-Diego, ¿la mejor noticia en estos dos años es que Los Pumas no están tan lejos de Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia?
-Exactamente. Ellos cuentan con torneos internos de alto nivel, nos llevan años en infraestructura, organización y preparación. Juegan a un ritmo mayor que los argentinos que juegan generalmente en Europa, y acostumbrarse a eso en forma regular demandará su tiempo. Pero Los Pumas son competitivos.

Imagen ALBACETE gana en la hilera. "Es medio pack de forwards" lo elogia Etchegaray, un Puma de la primera hora.
ALBACETE gana en la hilera. "Es medio pack de forwards" lo elogia Etchegaray, un Puma de la primera hora.
LAS INCOGNITAS que aún se plantean son varias. 1) ¿Los Pumas podrán realizar un recambio con naturalidad? Albanese duda: “No estoy tan seguro. El recambio es una de las grandes diferencias con las potencias. La cantidad de jugadores que tienen por puesto y de nivel similar es impresionante. Incluso, esos equipos no se resienten, parecen no modificarse en nada”. Loffreda, en cambio, es más optimista: “Creo que puede haber un buen recambio. Se trabaja muy bien en los centros de alto rendimiento, que se expanden por el país. Esto va creando jugadores, que nacen en sus clubes y se perfeccionan en los centros, con una gran fortaleza mental y con un enorme sentido de pertenencia, que a la hora de empezar a jugar en Los Pumas ya traen un valor agregado”.

2) Si Santiago Phelan no continuara como head coach al término de su contrato a fin de año, ¿el cargó lo debería ocupar un entrenador argentino o extranjero? Aquí, las aguas están divididas. “Es necesario un entrenador del exterior, pero que trabaje tiempo completo. Graham Henry (uno de los colaboradores de Phelan) sólo viene para el Championship y no creo que tenga participación en la formación del equipo, porque no conoce a los jugadores en detalle. Y eso es importantísimo”, dice Etchegaray. “Yo tendría a un asesor extranjero, pero el head coach debe ser argentino. Los Pumas llegaron hasta acá por los entrenadores argentinos que tuvieron. Y en nuestro país hay tipos capacitados. Un extranjero no nos cambiará la historia, porque el sello es nuestro”, enfatiza Branca. Mientras que Albanese completa: “Sería un error arrancar de cero. Si Tati no continuara, preferiría a un head coach de afuera, con experiencia y rodeado de coaches argentinos. Algunos de ellos ya están en el staff. Eso le daría una continuidad a este ciclo”.

3) Si el Pladar sirve para preparar a jugadores en lo físico y potenciar sus habilidades, ¿cómo se mejora la competencia pensando en el extraordinario nivel internacional? Loffreda se expresa: “La Unión Argentina trabaja sobre eso. De hecho, presentó el proyecto para que se incluyan a uno o a dos equipos nuestros en el Super Rugby (torneo de clubes de los tres monstruos del Sur, el más fuerte del mundo; la Argentina podría ingresar en 2016). Y eso es muy positivo. Si se mejorara la competencia, tendríamos jugadores que estén preparados de manera completa. Por eso, son importantes el Rugby Championship y las ventanas de junio y noviembre. Si lográramos buenas actuaciones, se confirmaría que a la Argentina hay que integrarla en campeonatos como el Super Rugby”.

Imagen HASTA ACA. A Horacio Agulla lo frenaron las moles neocelandesas a puro tackle en la derrota de este año en Hamilton.
HASTA ACA. A Horacio Agulla lo frenaron las moles neocelandesas a puro tackle en la derrota de este año en Hamilton.
"EL BALANCE ES PROMISORIO"
PATRICIO ALBACETE se desvivía por reaparecer. Al menos, eso se percibía al cierre de esta edición, cuando Los Pumas se concentraban para afrontar las últimas dos fechas del Rugby Championship ante Nueva Zelanda, en La Plata, y contra Australia, en Rosario.

El subcapitán argentino sólo había jugado 13 minutos en la presentación del equipo en el torneo modelo 2013 (dura derrota ante Sudáfrica), producto de un desgarro en el isquiotibial del muslo derecho. A dos años de la inserción de Argentina en el mismo certamen que los tres gigantes del Sur y del mundo, saca conclusiones.

“En general, la actuación de Los Pumas fue positiva. Casi todos se pensaban que iba a haber mucha diferencia entre las potencias y nosotros, y no fue tan así, pese a haber empatado sólo un partido. Las diferencias, entonces, no eran ni son tan grandes como muchos se esperaban. Y eso que tenemos un montón de cosas por aprender y mejorar todavía. Si consideramos que este es el segundo año en el torneo y que competimos ante equipos que no estábamos acostumbrados a enfrentarnos seguido, el balance es promisorio e interesante. Esto, además, nos da la pauta sobre los aspectos en que debemos hacer hincapié para ser conscientes de nuestros errores y progresar después”, asevera.

-¿Cómo se hace para que aquellos que no se especializan en rugby comprendan en qué tipo de torneo participan Los Pumas?
-Es un poco difícil. Hay gente que tal vez no se da cuenta contra la clase de equipo que nos enfrentamos. Por ejemplo, muchos decían que íbamos a ganar en la semana previa al primer partido en La Plata. Si preguntabas, el 80% de los argentinos te aseguraban que les íbamos a ganar a los All Blacks. Entonces (risas)… Qué se yo… La gente se dejó llevar por buenas actuaciones, porque estuvimos ahí, porque aflojamos en los últimos diez minutos allá y a ellos les costó superarnos… Aunque se pensaron que por haber hecho un buen partido ya le podés ganar al campeón del mundo y al mejor de los últimos años. Está demostrado que Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia son equipos completos, duros e inteligentes. De todos modos, como el rugby tiene más difusión que antes y se hace cada vez más popular, me parece normal que esto ocurra porque la gente se ilusiona y opina sin mala intención. Pero quizás no se dimensiona la realidad de cada seleccionado.

-¿Cuándo creés que Los Pumas emparejarán fuerzas con los monstruos del Sur y en qué habría que trabajar para llegar a eso?
-Llevará tiempo, no sé cuánto. Ojalá sea lo más rápido posible, todos queremos tener excelentes resultados. La realidad es que esto constará de un proceso en el que es importante apuntar a la formación de los jóvenes. Hoy hay una gran cantidad de jugadores que estamos en una etapa de transición, que ya jugamos durante muchos años en Europa, que ahora nos toca jugar esto y que nos quedan pocos años en Los Pumas (juega hace 10 años en el seleccionado, tiene 32). Entonces, es clave que los chicos que ocupen nuestros lugares el día de mañana tengan las herramientas físicas y técnicas para jugarles de igual a igual a estos equipos.

-Dentro de esas herramientas también hay que incluir al crecimiento de la estructura, ¿no?
-Sí, debe haber una competencia regular en la que los jugadores puedan desarrollarse de cara al máximo nivel, donde se respeten los descansos. Son bastantes aspectos y aún se debe progresar mucho en nuestro país.

-¿El recambio se podrá dar con naturalidad? Porque los rivales lo ejecutan con una soltura envidiable y a Argentina le cuesta, y esto no es culpa de los chicos que asoman.
-Nuestros rivales están avanzados en ese sentido. Tienen una gran cantidad de jugadores, casi todos con muchísimas destrezas. Encima, la mayoría de los equipos de estos países trabajan con un plan de juego similar al que se utiliza en cada seleccionado, sea mayor o juvenil. Entonces, los jugadores ya están acostumbrados al sistema cuando juegan para sus selecciones. De todas maneras, se puede desarrollar algo parecido en la Argentina, porque hay jóvenes que son interesantes. Sólo habrá que afinar la preparación, hacerlos competir en un torneo exigente –como decía antes–, y darles importancia a esos chicos para que puedan explotar con el tiempo.

SEGUNDA LINEA, protagonista en el histórico tercer puesto en el Mundial de Francia 2007, integrante del equipo francés Stade Toulousain y distinguido personalidad destacada del deporte por la legislatura porteña a fines de agosto pasado, analiza la evolución de Los Pumas en el juego. “Avanzamos. Estamos mejor preparados físicamente, crecimos en las destrezas y en la obtención de la pelota, sobre todo el año pasado. La idea es seguir por el buen camino, pese a que a veces puede no salir lo planificado”, reconoce.

-Más allá de la bronca que genera perder por pequeños detalles, ¿cuánta importancia tiene esto a mediano o largo plazo?
-Mucha. Lo trascendente es que cada jugador tome conciencia sobre esto, que lo sienta en carne propia, porque se aprende a través de las experiencias. De hecho, las malas experiencias son las que te hacen progresar. Por ejemplo, las vacas caminan hacia el alambrado electrificado, lo tocan, les da una patada y no van más. Bueno, los jugadores somos parecidos de alguna manera. Por eso, tenemos que darnos cuenta en esta competencia cómo los detalles marcan la diferencia. Así los incorporaremos realmente y los sabremos aplicar después. Es simple: los detalles son los que nos harán perder o ganar partidos.

-¿En qué aspectos el equipo no te gustó?
-No me gusta mucho hablar de esto porque este año estuve un poco ausente por la lesión. Pero nos falta ser constantes. Tenemos momentos de buen rugby, donde dominamos al oponente. Pero, de repente, entramos en un bajón durante 20 o 25 minutos, le damos el protagonismo al rival y nos termina costando el partido. Por ejemplo, fue una lástima la diferencia que nos sacó Australia en el primer tiempo del primer partido de este año. No creo que haya sido real la diferencia de 14-3, porque esa primera mitad había sido bastante pareja. Al final, perdimos 14-13, y si no nos hubiesen anotado esos puntos... Entonces, tenemos que ser más regulares. Debemos tratar de que no nos marquen tanto en nuestros momentos más flojos. Y esto es lo que los equipos de primer nivel hacen muy bien: aprovechar las fallas. Pese a que son muy constantes, ellos también tienen algunas lagunas. El problema es que son muy parejos; es decir: juegan al 100% durante casi todo el partido. Cuando bajan, juegan al 80, no al 60 ni al 50. Por eso, tenemos que intentar mejorar nosotros.

Por Darío Gurevich. Fotos: Alejandro del Bosco