¡Habla memoria!

14 canchereadas del deporte

Algunos son profesionales de la burla, pero hasta los más correctos deportistas de la historia han pisado el palito alguna vez y mostraron un perfil reñido con el Fair Play. Desde Michael Jordan a Agassi, pasando por CR7 hasta llegar a Djokovic. Un repaso divertido.

Por Redacción EG ·

02 de marzo de 2019

    Nota publicada en la edición de agosto de 2013 de El Gráfico

Imagen HASTA MUCHOS DE LOS MAS correctos deportistas de la historia han sucumbido, alguna vez, a burlar al rival.
HASTA MUCHOS DE LOS MAS correctos deportistas de la historia han sucumbido, alguna vez, a burlar al rival.
DJOKER
El número uno del ranking mundial, Novak Djokovic, fue criticado por sus rivales por dos cuestiones: por las imitaciones que hacía de sus colegas y porque varias veces pedía trainer, pero terminaba ganando los partidos sin dificultades.
“Es un poco showman, un poco payaso dentro de la cancha, pero esto ya se viene viendo hace mucho tiempo. Siempre que pierde un set o un punto importante, le duele algo. Pierde el primer set, pide el trainer. Y después te gana el segundo jugando increíble, te gana el tercero y cuando el cuarto se pone peligroso otra vez le pasa algo”, declaró una vez el español Tommy Robredo. El estadounidense Andy Roddick se enojó por las imitaciones, pero también por las supuestas molestias físicas: “Tiene como 16 lesiones”, llegó a decir. Y después armó una lista con los posibles problemas del serbio, como el ántrax, el síndrome respiratorio agudo severo y hasta la gripe aviar. Cuando Djokovic se molestó, A-Rod le salió al cruce: “Supongo que si bromeás e imitás a otra gente, tenés también que saber aguantarte las cargadas. Si alguien se ríe de mí, lo más seguro es que yo también me ría”. Chan.

PENAL DE TACO
Awana Diab fue un jugador de la Selección de Emiratos Arabes Unidos que tuvo su instante de fama cuando hizo un gol de taco desde los 12 pasos, en un duelo contra el combinado de Líbano, que su equipo ganó por 6-2. Encaró corriendo hacia el arco, pero al llegar a la pelota se dio vuelta y le pegó con el taco. Así de sencillo. Después, el técnico Srecko Katanec lo reprobó: lo cambió e incluso propuso sancionarlo porque consideró la actitud como una falta de respeto al rival. Diab falleció en 2011, con 21 años, en un accidente de tránsito cuando volvía de un entrenamiento.

Imagen RINGO no solo fue un gran pegador, sino también alguien siempre dispuesto a la cachada.
RINGO no solo fue un gran pegador, sino también alguien siempre dispuesto a la cachada.
EL BRABUCON BONAVENA
“Ey, you, chicken, chicken”. La frase sonó un poco graciosa y un poco desafiante. Se escuchó en la conferencia de prensa previa a la pelea entre dos boxeadores provocadores: Ringo Bonavena y Muhammad Ali, en 1970. Y el que la pronunció fue el argentino, arrogante y canchero, que acusaba a su rival de gallina (¡pero en inglés!). Ni más ni menos.
Bonavena insultó a Alí, lo trató de sucio al taparse la nariz como si hubiera mal olor y fue más allá. “Explicale a la gente por qué no fuiste a Vietnam, cagón”, le dijo. No fue sólo eso. Llamó a Alí, que había decidido convertirse a la religión musulmana, por su anterior nombre. A cada rato le repetía: “Clay, Clay, Clay”.
Por supuesto, en este duelo de bocones, el estadounidense no se quedó atrás: anunció que iba a ganar la pelea en el noveno round. Cumplió a medias: Bonavena sostuvo un combate épico, pero perdió por nocaut técnico a 57 segundos de la última campana.

SAQUE DE ABAJO
En Roland Garros 89, Michael Chang necesitaba dar la sorpresa: no estaba bien físicamente y tenía enfrente a Ivan Lendl. Entonces, agarró y se puso la pilcha de un principiante de club que arranca con las clases: sacó de abajo, un gesto que cualquier tenista toma como una burla. Así, Chang ganó el punto, después se quedó con el partido y finalmente fue campeón del torneo. Esa vez Lendl no pareció molesto. Y fue lógico: cinco años antes él le había hecho lo mismo a John McEnroe. El saque de abajo certero parece ser efectivo: así como Chang, Lendl también había ganado su encuentro. Años más tarde, en 2007, el croata Ivan Ljubicic concretó así su match point en un duelo ante el francés Gael Monfils en el certamen de Hertogenbosch.

UN CHISTE TURCO
Racing le gano el clásico a Independiente en el torneo Apertura 1993: el gol de Adrián De Vicente permitió el triunfo en un partido que se recuerda también por la cargada de Claudio García. El Turco, que había sido puteado por la hinchada del Rojo durante todo el encuentro, se bajó los pantalones y le mostró la cola al público rival. “Bajarme los pantalones ante los hinchas de Independiente fue una broma. Si hubiera querido faltarles el respeto, me habría bajado los calzoncillos”, expresó el Turco ese día. Años después, en una nota con El Gráfico, recordó: “Los del Rojo cantaban: 'El Turco se la come, Perico se la da'. Entonces hice que me ataba los cordones y me bajé los lienzos. Si quería faltarles el respeto de verdad me bajaba todo y quedaba en culo. La gente lo tomó bien. El Tribunal, más o menos, porque me echó de oficio. De Stéfano (ex presidente del club) hizo un cuadro y lo puso en la sede”.

Imagen CR7, un especialista en el arte de mofarse de los contrarios.
CR7, un especialista en el arte de mofarse de los contrarios.
CRISTIANO, O REI DE LOS PRESUMIDOS
“En estos momentos, soy mejor que Messi y el Real Madrid es mejor que el Barcelona”. La frase es una de las tantas que pronunció el portugués Cristiano Ronaldo, uno de los líderes de los presumidos. Además de su rivalidad con el argentino, Cristiano fue acusado de ultra coqueto. Wayne Rooney, ex compañero suyo en el Manchester United, contó alguna vez que el delantero tenía un espejo en el armario del vestuario de Old Trafford y que no dejaba de mirarse. Es más: también se miraba en los espejos que están en el túnel camino a la cancha. “Jugué con él y me di cuenta de que no podía pasar sin admirar su imagen”, contó Rooney.
En el campo, el portugués sobró a sus adversarios en algunas jugadas. Una, por ejemplo, ocurrió ante el Atlético Madrid. El Real Madrid ganaba 2-0 y faltaban pocos minutos para el final cuando CR7 dio un pase con la espalda. “Eso no lo hacés con un 0 a 0, eh”, le dijo Valera, enojado. A su espalda la usó otra vez ante la Real Sociedad, en febrero de 2011, para darse un autopase.

"MIRA, MUTOMBO"
Michael Jordan también ingresa en esta particular selección. Fue en 1991, en un choque entre su equipo, Chicago Bulls, y Denver Nuggets. Faltaban 3,5 segundos para el final del partido, Jordan iba directo a volcarla, pero lo cortaron con falta. Hasta ahí, Air llevaba 35 puntos en el partido. Anotó el primer libre y en el segundo, el congoleño Dikembe Mutombo, que recién llegaba a la NBA, lo desafió. “Apuesto a que no lo embocás con los ojos cerrados”, le propuso. Jordan lo miró, se rió y le contestó: “Mutombo, esto es para vos”. Y acertó. “Bienvenido a la NBA”, le dijo cargándolo. Ese día Chicago ganó por 107-100. El africano no sabía con quién se metía.

Imagen CARRIZO, gran arquero, asegura que lo suyo no eran canchereadas.
CARRIZO, gran arquero, asegura que lo suyo no eran canchereadas.
PECHO DE AMADEO
El 20 de mayo de 1966 está grabado en la memoria de muchos hinchas de River. Aquel día, en plena final de la Copa Libertadores, Amadeo Carrizo protagonizó una jugada que fue catalogada como canchereada incluso después de que él mismo aclarara que no fue su intención. En el estadio Centenario de Montevideo, Peñarol había ganado 2-0. En la vuelta, en Buenos Aires, River se impuso por 3-2. El tercer duelo se jugó en el estadio Nacional, en Chile. Allí, a los 42 minutos, River estaba 2-0 arriba. Fue entonces cuando Amadeo paró una pelota con el pecho. La leyenda dice que esa actitud sobradora empujó a los uruguayos: actuó como una inyección de autoestima. Peñarol empató el partido y lo llevó al alargue. Ahí, hizo dos goles más. Ganó 4-2, y nació el mote de gallinas.
Años más tarde, en un 100x100 con El Gráfico, el ex arquero dijo: “Yo hacía cosas que parecían canchereadas pero eran recursos de una técnica futbolística que yo noté que ya la iba teniendo de chico. Esa parada de pecho fue algo rápido, me pateó un tipo desde 4 metros, un balazo que me vino directo al pecho. No fue compadreada, hice lo que me pareció más seguro y enseguida la agarré. ¡Dicen que los de Peñarol se enojaron y por eso nos ganaron! Es cuento viejo. Ellos encontraron el partido después. ¿Si volvería a hacer la misma jugada? Toda la vida”.

Imagen SEGUN Hewitt, está dividido en dos, uno dentro de la cancha y otro fuera.
SEGUN Hewitt, está dividido en dos, uno dentro de la cancha y otro fuera.
MR. C'MON
Ahora está más calmado, pero Lleyton Hewitt fue muy odiado por sus colegas en el circuito de tenis. Cada vez que ganaba un punto, el australiano pegaba el grito de “¡Come on!”, que era una marca de su personalidad. Arrogante y soberbio, Hewitt llegó a ser llamado Mr. C'mon.
Con los argentinos tuvo un duelo aparte. “Hewitt puede ser el mejor jugador del mundo, el número uno, ganar muchos torneos, pero
yo no tolero sus actitudes”, expresó Guillermo Coria. Juan Ignacio Chela, por su parte, se enojó ante el gritito de Lleyton y lo escupió en el Abierto de Australia 2005. Y David Nalbandian también lo criticó: “No es fácil cuando tenés a alguien del otro lado de la red diciendo eso todo el tiempo. Lo grita cuando gana un buen punto él, pero también cuando el rival comete una doble falta”.
El odiado Hewitt, en tanto, se defendió: “Soy dos personas diferentes. Lo que se ve en la cancha es algo natural para mí. Pongo mi corazón. Fuera de la cancha soy muy tímido”. Andáááááá.

PROVOCA Y CUMPLE
José Luis Chilavert tuvo un par de duelos que dejaron en claro su alto perfil. Uno, con Carlos Navarro Montoya, cuando el paraguayo estaba en Vélez y el Mono era el 1 de Boca. En 1994, por caso, Chilavert se molestó porque le dieron el premio Olimpia a Navarro Montoya: “Los del Círculo de Periodistas Deportivos son mediocres y deshonestos. Fue una injusticia que no me dieran el premio a mí”, dijo. Y en 1996, después de marcarle dos goles para el recordado triunfo por 5-1 de Vélez, volvió a provocarlo: “El es un ídolo de arena. Lo echaron a patadas de Colombia y nadie lo contrata”. Con Germán Burgos, ex arquero de River, también se cruzó. Después de anotarle el famoso gol desde 58 metros, el paraguayo sostuvo: “Burgos estaba mirando pajaritos”. Y siguió: “Esto le sirve de experiencia para aprender que los partidos duran 90 minutos, y que uno debe estar concentrado en cada segundo. En la cancha hay que seguir la pelota siempre, porque es el juego del gato y del ratón: el gato es el arquero y el ratón es la pelota. ¿Qué le diría a Burgos? Que siga trabajando y que esté más atento”. Y en la siguiente, con la Selección fue y le metió otro gol. O sea: el gran Chila canchereaba en sus declaraciones, pero después cumplía.

JUGAR AL LIMITE
René Higuita patentó el Escorpión, una canchereada marca cañón. Pero antes de eso, cuando recién surgía y el mundo no lo conocía tanto, se mandó otra en pleno Mundial de Italia 90 con su país: decidió mostrar sus virtudes jugando con los pies y salió casi hasta la mitad de la cancha. Allí, tocó para un compañero y no supo cómo resolver cuando le devolvieron el pase. Intentó esquivar a Roger Milla, pero el camerunés le robó la pelota y marcó el segundo gol para su selección, en el alargue del partido. El 23 de junio de 1990, entonces, Camerún ganó 2-1, pasó a los cuartos de final y dejó a Colombia afuera del torneo. Años más tarde, Milla explicó: “Conocía su estilo arriesgado, ya que durante una temporada en el Montpellier de Francia tuve como compañero a Carlos Valderrama, que me había comentado algunos detalles de su selección. En esa acción, cuando Luis Carlos Perea le devolvió el balón a Higuita, supe que era mi momento y no lo desaproveché”.

GATTI CONTRA EL GORDITO
Hugo Gatti provocó a un jovencito Diego Maradona en la previa a un Argentinos-Boca: trató al Diez de “gordito”. “Lo están inflando mucho. Me preocupa su físico. Tengo la sensación de que en pocos años más no va a lograr contener su tendencia a ser un gordito”, fueron sus palabras. Eso sí, antes del partido, el arquero se acercó y le dijo que era un fenómeno. La historia es conocida: Diego marcó cuatro goles y Argentinos pisó a Boca 5-2.
“Lo de Gatti yo creo que es un problema de locura. Porque él fue, ya no es. Para mí fue un gran arquero. Pero hoy Gatti no es nadie. Le están haciendo goles estúpidos. Si hasta parece que tiene que hablar de alguien para seguir siendo figura. El se mete con Maradona o con Fillol, no habla de otros muchachos. Eso es lo que a mí me molesta. Pero yo le hice goles siempre. Que siga diciendo lo que quiera, que yo, mientras le haga goles, voy a estar tranquilo”, respondió con altura Maradona, otro al que después hubo que atarle la lengua.

COMO EN EL BARRIO
Los menores también cargan. Alexei Sapogov se hizo famoso tras empujar la pelota al gol con la cabeza a ras del césped cuando estaba solo frente al arco. El jugador ruso marcó así en el4-1 de su selección Sub 21 ante Turquía, en un amistoso. El arquero turco había salido a cortar un avance, pero la pelota le quedó a Sapogov, que al ver que nadie lo seguía optó por una jugada de potrero, sin respetar ningún código. El video recorrió el mundo. Locos hay en todos lados.

Imagen AGASSI, todo un grande, se arrepintió de la tontería en el Buenos Aires Lawn Tennis.
AGASSI, todo un grande, se arrepintió de la tontería en el Buenos Aires Lawn Tennis.
CUANDO AGASSI DE BURLO DE JAITE
El 22 de julio de 1988, Argentina recibía a Estados Unidos en el Buenos Aires Lawn Tennis por la Copa Davis. Martín Jaite enfrentaba a Andre Agassi, que se estaba imponiendo con claridad ante el local. Cuando el estadounidense estaba 6-2, 6-2 y 5-0 arriba y Jaite sacaba, ocurrió el episodio que quedó en la historia. Al actual capitán de Argentina le faltaba un punto para llevarse el game y Agassi, en lugar de devolver el servicio, agarró la pelota con la mano para perder ese juego. Igual, claro, festejó: ganó el tercer set por 6-1. “No me querían mucho aquí en el 88, pero no los culpo”, dijo Agassi años después. Lógico: la gente llenó el estadio de silbidos. En el libro sobre su vida, el Kid de Las Vegas escribió: “No fui arrogante, fui estúpido”. Y en un programa radial contó que con el tiempo habló con Jaite. Martín lo perdonó.

Por Ayelén Pujol