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Cristian Erbes: perdió para ganar

Resignó una gran propuesta económica de Rusia para pelear un puesto en Boca. Convenció a Bianchi y ya es fija entre los titulares. El mal arranque del equipo. El reconocimiento personal. La banca de Riquelme. Y una frase que lo pinta: “Cuando no tengo la pelota, siento que no sirvo para nada”.

Por Redacción EG ·

14 de abril de 2013
 Nota publicada en la edición de abril de 2013 de El Gráfico

Imagen EN EL MUSEO de la Pasión Boquense. Debutó el Primera en octubre de 2009 y ganó dos títulos: Apertura 2011 y Copa Argentina 2012.
EN EL MUSEO de la Pasión Boquense. Debutó el Primera en octubre de 2009 y ganó dos títulos: Apertura 2011 y Copa Argentina 2012.
ERA PRESO del sistema. El privilegio de criarse en las inferiores del club parecía un castigo cada vez que incorporaban a un futbolista en su posición natural, en este caso la de volante central. La desesperación por el resultado instantáneo y la poca paciencia para tolerar el proceso lógico de maduración que se concreta con la acumulación de partidos frenaron su desarrollo en la Primera. Pese a transitar su cuarta temporada en el plantel profesional, Cristian Erbes no había logrado establecerse como un indiscutido. Por eso, tuvo a disposición dos opciones durante la pretemporada de verano: la más fácil resultaba aceptar la suculenta oferta de Kubán Krasnodar, de Rusia, y la más difícil, seducir al flamante entrenador, Carlos Bianchi, quien igual lo consideraba, al margen de haber sumado a otro número cinco, Ribair Rodríguez. “Me convenía irme por un tema económico, pero me quedé a pelearla porque quiero jugar y volver a salir campeón en Boca (conquistó el Apertura 2011 y la Copa Argentina 2012). Todo pasa por la cabeza y la confianza de uno. Desde chico veía en la cancha a Riquelme, Palermo y Guillermo Barros Schelotto, y era un espectáculo. Siempre soñé con ser ídolo en este club. Yo quisiera estar toda mi vida acá. Mi mayor deseo es ganar la Copa Libertadores”, sentencia el nacido en San Martín hace 23 años.

La decisión le salió redonda. Le quebró la muñeca al destino al encantar al Virrey a través de rendimientos notables dentro de un contexto de alarmante oscuridad futbolística en el equipo. Se destacó como cinco de contención y de creación, y tuvo actuaciones para el podio, más volcado a la derecha que a la izquierda, siempre a la altura del mediocampo. Si bien el regreso de Juan Román Riquelme después de ocho meses de inactividad expuso el bajo nivel de la mayoría de sus compañeros, Pichi salvó la ropa entre las llamas de un Boca que juega mal y que sólo obtuvo tres triunfos, tres empates y cuatro derrotas (tres en la Bombonera) en los primeros diez partidos oficiales del semestre. “El proyecto que tiene Bianchi es cuestión de tiempo. Sabemos que debemos mejorar mucho. Intentamos, pero las cosas a veces no salen como queremos. Somos conscientes de que no estamos en un buen momento, aunque encontraremos lo que nos falta”, afirma.

-¿En qué deben ser más inteligentes?
-Mucho se habla de la defensa, aunque los once tenemos que ayudar en la recuperación. Los delanteros son los primeros y después venimos nosotros, los volantes. Si no conseguimos agarrar la pelota arriba o en el medio, se nos puede complicar en defensa. Y si lo logramos, quizás estemos lejos del arco rival y debamos empezar de nuevo. Después, hay que ajustar ciertos movimientos para que no nos conviertan y debemos aprovechar las situaciones de peligro que generamos.

-Claudio Pérez reconoció que aún debe acostumbrarse “a jugar en un espacio más grande”. ¿Eso también le falta a otro defensor?
-No lo sé. El equipo debe ser corto y Boca siempre tiene que salir a ganar. Como hay jugadores que vienen de otros equipos, en los que a veces se tiraban atrás para cuidar un resultado, quizá a algunos les puede costar eso. Pero pienso que se adaptarán, por algo llegaron a Boca.

Imagen GIGANTE. El volante domina la escena entre las casas de la maqueta de La Boca.
GIGANTE. El volante domina la escena entre las casas de la maqueta de La Boca.
-Cuando no estuvieron ni Riquelme ni Paredes, te encargaste de crear como cinco adelantado. ¿Qué te parece el juego del equipo?
-Tenemos que mejorar en diferentes aspectos. Con la vuelta de Román, tuvimos más la pelota. Antes pasábamos muy rápido de etapas, porque de un defensor salía un pelotazo para un delantero. Entonces, se salteaba una línea. Lo importante es que un jugador como Román te acomoda mucho al equipo. Y respecto a lo de crear, lo hice porque era el cinco que se soltaba. A mí me gusta jugar y generar chances de peligro. Ahora, si hay un enganche, sea Román o Paredes, la pelota tiene que pasar por ahí para que se organice mejor el juego.

-Carecen de sorpresas en ataque. ¿Les falta movilidad?
-No, todos nos soltamos para tocar e ir a buscar y nos mostramos como opciones de pase. Yo intento ser una solución para mis compañeros y aporto lo mejor de mí.

-Pero se te vio varias veces en una acción individual porque justamente no tenías a nadie para tocar.
-Es que depende del juego. Tal vez debía generar porque perdíamos y, en esas situaciones, no había un compañero cerca. Pero si están el Burrito Martínez o Román, por ejemplo, no hay ninguna duda: es más fácil pasarla e ir a buscar la descarga.

-¿Qué hacen bien?
-De a poco logramos ser protagonistas, tener más la pelota y generar más chances de gol que los rivales, y tal vez no contamos con esa suerte de meterla seguido. La derrota ante Nacional en casa es un ejemplo. Pero vamos mejorando y ya se nos dará. La idea es que el equipo sea corto, que mantenga su arco en cero y que concrete las oportunidades de gol.

RESPALDADO POR EL 10. De ese modo la vivió cuando en abril del año anterior, con Julio César Falcioni como técnico, querían volver a taparlo al incorporar a Claudio Yacob a causa de la lesión de Leandro Somoza. “Si venía, era para ver cómo jugaba Erbes”, sostuvo Riquelme para eliminar los signos de interrogación. ¿Cómo culminó el asunto? El ex Racing nunca pisó Casa Amarilla, y Pichi se encargó de patrullar el medio. “El me había bancado, al igual que el Flaco Schiavi. Yo estaba jugando en ese momento y no era necesario traer a nadie. Por eso, les agradecí a ambos”, argumenta.

-¿Riquelme es como si fuera tu hermano mayor?
-Tenemos una linda relación hace dos años. Siempre me trató muy bien desde que me subieron a Primera. Para mí es un amigo, me ayuda en todo. Siempre lo escucho porque por algo ganó todo y es lo que es.

-¿Podrías contar algún consejo?
-El más reciente se dio cuando me llegó la oferta para ir a Rusia. Me llamó para charlar y yo le dije que mi intención era quedarme. “Bárbaro, mejor que en Boca no vas a estar en ningún lado”, me respondió.

-¿Por qué él se transforma en un espejo para ustedes, los chicos del club?
-Uno aprende a su lado. Todos quieren jugar como Román. Es nuestro capitán, el referente adentro y afuera de la cancha. Si bien mi puesto es otro, todos soñábamos de chicos con ser como él o como Maradona, ahora como Messi. Pero pocos llegan a eso.

-“Suframos juntos”, le había dicho Riquelme a Bianchi en el llamado previo a su regreso. ¿Eso cayó mal en el grupo?
-Sabemos cómo siente el fútbol y a Boca. Le causó dolor ver cómo jugábamos. ¿Cómo lo íbamos a tomar a mal? Si nosotros mismos nos dábamos cuenta de que estábamos jugando mal.

Imagen PICHI tiene 23 años y juega como le gusta al hincha de Boca: con el corazón.
PICHI tiene 23 años y juega como le gusta al hincha de Boca: con el corazón.
-Pasemos a tu buen nivel. ¿Cuáles son tus virtudes?
-Lo mío es marcar, recuperar y jugar.

-¿Te sentís más cómodo de cinco o de ocho, puesto en el que jugaste en los últimos partidos?
-Si elijo, me gusta más como volante central. Pero también lo hice de ocho y no hay drama. Ahora, mi función cambia respecto de la posición que ocupe. Si me paro de cinco, debo conservar el orden, relevar bien, mostrarme como apoyo y tocar rápido. Y si arranco de ocho o de cinco adelantado, tengo más libertades para irme al ataque.

-¿Qué te sobra y qué te falta?
-No me sobra nada y me falta bastante. Me gustaría, por ejemplo, pegarle más de media distancia. Además, debo sacudir bien con la izquierda. Ahora, sólo pateo con la derecha.

-Si no entrás en contacto con la pelota, ¿te falta algo?
-Y sí, me gustar estar con la pelota todo el tiempo. Cuando no la tengo, siento que no sirvo para nada. Todos necesitamos ese contacto. Hasta el mismo nueve a veces se retrasa demasiado para tocarla y así participar de la jugada.

-¿Notás que los hinchas de Boca están entusiasmados con vos?
-Creo que sí, porque les gusta que uno meta, deje todo y también juegue.

-En los aplausos al repasar la formación, en el podio están Román, Bianchi y vos. ¿Eso qué te provoca?
-Cuando pasan las imágenes en la cartelera y nos nombran, estamos en la entrada en calor. Pero el afecto de los hinchas siempre se siente, y más si sos un pibe del club. Al jugar seguido en Primera, la gente te empieza a conocer más. Yo disfruté de todos los momentos que atravesé.

-¿Qué conceptos incorporaste con Bianchi como técnico?
-La presión. Nosotros trabajamos mucho ese aspecto. La idea es tener un equipo corto, que apriete cerca del arco rival. Y me gusta eso, porque así me acostumbré en inferiores. Boca siempre está obligado a buscar el triunfo.

-¿Qué te transmite el Virrey?
-Tranquilidad, no sólo a mí, sino a todos. Es un técnico muy sencillo, que a cada uno le dice qué debe hacer. El fútbol no es ningún misterio. Si cada uno cumple su función, las cosas saldrán más fáciles en la cancha.

-¿Te molesta que comparen al Boca ganador de Bianchi con este nuevo que se formó?
-No le doy importancia, pero no se debe comparar porque los jugadores de antes tenían diferentes características respecto a los de hoy. Era otra época y tanto los futbolistas como los equipos cambiaron muchísimo. En la actualidad, los rivales que pensabas que no te iban a ganar, no sólo te dan pelea hasta el final, sino que pueden consagrarse campeones.

-Siempre se destacó en Boca lo bueno y lo malo, y con Bianchi en el banco la situación se magnifica, al menos en los medios. ¿Eso te molesta?
-Es así. Carlos es un gran técnico, que ganó todo, y por eso lo que pase se potencia. La gente espera que los títulos se repitan, y nosotros también. El sabe muchísimo, pero los jugadores somos los que ganamos o perdemos los partidos. Si nos va mal, se toma como una catástrofe. Y si nos va bien, es lo normal, porque Boca se acostumbró a eso más allá del entrenador que esté a cargo.

-¿Aquel que ya da por muerto a Boca se equivoca?
-Falta mucho, en especial en el torneo local. La Libertadores es distinta porque las transiciones son más cortas y no hay mucho margen de error. Ahí si perdés unos pocos partidos, te podés quedar afuera. Pero esto no ocurre en el campeonato. Nosotros entendemos que Boca no está muerto. Verlo campeón es cuestión de tiempo. Ojalá que lo logremos pronto.

Por Darío Gurevich. Fotos: Emiliano Lasalvia