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Lo que dejó el empate de Los Pumas ante los Springboks

El 16-16 en Mendoza, por el Rugby Championship, abre un nuevo escenario para el futuro del rugby argentino. El futuro de la selección tras la gran tarde contra Sudáfrica.

Por Redacción EG ·

25 de agosto de 2012
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MENDOZA (ENVIADO ESPECIAL)-. Los Pumas sacaron pecho una vez más. El 16-16 contra Los Springboks, en Mendoza y por el Rugby Championship, significó el primer resultado positivo contra la Selección de Sudáfrica. Apuntes en frío sobre un empate que corrobora el crecimiento del equipo argentino y la proyección de lo que implica.

POR QUÉ EL EMPATE ES HISTÓRICO. Había que seguirles los gestos a los rugbiers de los Springboks durante el juego. Se los notaba enfurecidos desde los pupitres del Malvinas Argentinas. Los Pumas les estaban mojando las orejas. De hecho, se las mojaron en definitiva. Argentina empató 16 a 16, pero lo pudo haber ganado. Se le escurrió de las manos. Estuvo ahí, a un pasito. Pero la actuación es brillante, por el nivel mostrado, por el rival -que tiene a la mejor defensa del mundo y al que nunca se le había podido robar ni un empate en 14 partidos-, y por el contexto -en la segunda fecha del Rugby Championship, el torneo de selecciones más fuerte del planeta, donde los argentinos debutan-. Los Pumas avisaron que no están para participar, sino para competir. “La clave es la actitud, la entrega y la confianza que tenemos. Nos prometimos que nada nos quebraría y eso es lo que nos hace crecer. Lo importante es que demos otro paso adelante dentro de dos semanas en uno de los desafíos más grandes que afrontaremos (ante All Blacks, que vienen de vencer a Australia 22-0)”, afirma Juan Martín Fernández Lobbe, el capitán argentino y figura del encuentro.

AMBICIÓN INTACTA. Pese a lo histórico de la parda, Los Pumas no se quedaron satisfechos con lo conseguido. Patricio Albacete y Fernández Lobbe, referentes del plantel, lo explican. “Lo de histórico del resultado es más para la prensa y los libros. Nosotros tenemos un sentimiento de bronca, porque merecíamos ganar. Nos empatan con una jugada fortuita. Hoy, estamos tristes, desilusionados -cuenta Pato-. Quedó demostrado que pudimos habernos quedado con el triunfo, pero todavía no ganamos”. “Todos vieron nuestras caras cuando terminó el partido. El equipo quería ganar -enfatiza Corcho-. Nos acordaremos durante todas nuestras vidas de este partido, porque dimos todo. Queremos crecer, pero nos gusta ganar. Entonces, no nos conformamos. La victoria se nos escapó por poco”.

PRIMER TIEMPO IDEAL. Fue para archivar. Los Pumas, además de defender como animales, mejoraron en la ofensiva. Hubo buenas secuencias de juego. Martín Rodríguez anduvo derecho al patear a los palos (3 aciertos sobre 5 remates en esa etapa -terminó el partido con 4 de 6-) y Santiago Fernández clavó un try, en el que Los Pumas se llevaron todo puesto, por el centro, a partir de la arremetida de Eusebio Guiñazú. Argentina, en consecuencia, se fue al descanso en ganador: 13-3. “Jugamos un muy buen partido de rugby, fundamentalmente en el primer tiempo. Lo que viene será más exigente todavía. Queremos dar un paso adelante cada vez que salimos a la cancha. Y lo dimos. El resultado es positivo”, admite Santiago Phelan, el entrenador. En tanto, Albacete profundiza el concepto: “Anduvimos bien en la obtención, en jugar con el pie y en la salida desde nuestro campo. Metimos buenos mauls y tackles (ver abajo). Ellos intentaron amedrentarnos desde lo físico, pero se encontraron con un equipo bien plantado. Y eso los descolocó”.

TACKLES DE MI CORAZÓN. Juan Figallo se golpeó en la cabeza al chocar con Fernández Lobbe dentro de una maniobra que garantizó doble tackle para frenar el avance de los Boks. Alvaro Galindo se cansó de ir al frente hasta que salió liquidado por el deber cumplido. Rodrigo Roncero cayó fusilado al promediar el complemento. Apenas movió su mano derecha en el piso, pero se levantó y siguió hasta que el cuerpo no le dio para más. Guiñazú, Manuel Carizza, Albacete y Julio Farías estaban en la misma sintonía. Ninguno, incluido el joven apertura Nicolás Sánchez, le escatimaba al choque contra tractores. Sudáfrica no podía penetrar a Los Pumas. Los argentinos le hicieron un homenaje a la defensa. Notable. Ahí estuvo una de las claves. Ahora, lo más difícil: a mantenerlo.

UN ERROR, UN PUÑAL. El Championship no admite margen de error, por la jerarquía de los rivales. Argentina se mide ante los mejores tres seleccionados del mundo. Anoten: Springboks, All Blacks, Wallabies. De hecho, los dirigidos por Santiago Phelan lo experimentaron a 16 minutos del epílogo. Marcelo Bosh salió con una patada que pegó en la mano izquierda de Francois Steyn, que se fue derechito al try, el único para los Boks. Confirmado: no te perdonan en este nivel.

A MEJORAR. “Quizá faltó ajustar el scrum y debemos aprender a jugar con los árbitros. Tendremos que seguir trabajando la defensa. Pero rescato los huevos del equipo y las ganas de jugar”, resume el inoxidable Rodrigo Roncero.

CÓMO QUEDA PARADO EL EQUIPO. Galindo y Nicolás Sánchez, a quien no le pesaron los tres tests encima para redondear un buen partido como apertura, tienen diagnósticos reservados. Alvaro está con un problema en la costilla y el Cachorro, en el abductor. Juan Manuel Leguizamón, Agustín Creevy y Juan Martín Hernández se encuentran en proceso de recuperación. Aún no se sabe quiénes viajarán a Nueva Zelanda, aunque Los Pumas ya son mirados de otra manera por el mundo. Si no, pregúntenles a los Boks.

SALTO DE CALIDAD, PERO A NO CONFUNDIRSE. “Este es el camino, aunque cada partido es distinto. Los próximos dos encuentros (ante Nueva Zelanda y Australia, como visitante) son los más duros que nos tocarán. Los All Blacks, por ejemplo, no te permiten relajarte ni un segundo”, declara Albacete de manera acertada. Los Pumas deben continuar construyendo su camino. Pero ya mandaron el mensaje: se preparan para escribir otra página dorada en la historia. Atención: cualquiera, por más grande que sea, los puede sufrir.

Por Darío Gurevich / Twitter: @dariogurevich