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Balance Europeo 2011/2012: Chelsea, un campeón no apto para imitadores

El equipo de Di Matteo se ajustó a un libreto de emergencia y así les ganó a todos. Increíble.

Por Redacción EG ·

03 de julio de 2012
     Nota publicada en la edición de junio de 2012 de El Gráfico  

Imagen CHELSEA en la final de la Champions: Obi Mikel, Cahill, Cech, David Luiz, Lampard; Bertrand, Cole, Mata, Bosingwa, Drogba y Kalou
CHELSEA en la final de la Champions: Obi Mikel, Cahill, Cech, David Luiz, Lampard; Bertrand, Cole, Mata, Bosingwa, Drogba y Kalou
 La victoria menos pensada. Chelsea campeón de la Champions League, contra todos los pronósticos y los antecedentes, y con un cambio de timón en el banco a tres meses del final.

Hasta fines de febrero, la temporada del Chelsea era fatal. Buena parte del grupo, comandado por Lampard y Terry, operó contra el técnico Andrè Villas-Boas: a su Chelsea se lo veía sin piernas, sin fútbol y sobre todo, sin ganas.

Con la llegada del querido Roberto Di Matteo, muchos recuperaron el nivel. Es curioso que para el salvataje, el italiano apelara a la mística de la vieja guardia de Mourinho: Cech, Terry, Lampard y Drogba. ¡Qué año el de Didier! Lo empezó torcido, errando un penal en la final de la Copa de Africa, y lo terminó coronándose como campeón de Europa, con un gol y un penal, el decisivo, marcado por él.
Di Matteo tiene su mérito: sabía que era un técnico interino y que el contexto era el de emergencia total. Bajo ese mandato, produjo un brusco cambio en la búsqueda de seguridad defensiva. También se dio cuenta de que necesitaba proteger más a sus jugadores, físicamente desgastados y no tan aptos para el juego de palo y palo. El Chelsea se paró más atrás, se desprendió de la pelota y acentuó su cinismo: defender mejor, atacar en oleadas, volver a defender.

Según las estadísticas de Opta, la línea media del offside, que en promedio estaba a 25,8 metros del arco con Villas-Boas, redujo su distancia drásticamente, apenas a 12,4 metros, con el italiano. El medio cerca de los defensores, en lugar de la defensa cerca de los mediocampistas. La posesión en Champions pasó del 53,2% de promedio que tenía Villas-Boas, al 38,2% de Di Matteo.

Imagen DIDIER DROGBA, alma y goleador del Chelsea.
DIDIER DROGBA, alma y goleador del Chelsea.
 Este Chelsea no será recordado, más allá de algunas abstracciones falaces, como un equipo que defendió magníficamente. Los creadores del catenaccio jamás lo pondrían de ejemplo: le llegaron 40 veces en los últimos 3 partidos de la Champions, incluidos dos penales errados y tres palos. Ganó la FA Cup ante el Liverpool con una salvada en la línea (¿gol fantasma?) en el último minuto, tras pasar del 2-0 al casi 2-2. Profesionales en el arte de sufrir, como dicen los videos de stunts: atención, no apto para imitadores.

Sí podemos destacar los componentes metafísicos: aferrarse a la mística de la invencibilidad y la pasmosa tranquilidad con que se movió en su propia área, situaciones donde en otros casos los nervios llevarían al suicidio.

De ahí a hacerlo protagonizar la historia de Cenicienta (que sí le cuaja a Di Matteo) hay un largo camino. Es curioso que un equipo cuyo dueño gastó 2 mil millones de euros desde que asumió, quede visto por muchos como el paradigma de los humildes frente a los poderosos, refugiado en un inapropiado complejo de inferioridad. El Chelsea gastó esta temporada cerca de 80 millones de euros en fichajes, incluyendo a Mata, Meireles, Cahill, Oriol y Lukaku, visto como el nuevo Drogba. No es la Grecia de la Euro 2004.
Fue un equipo que atacó mejor de lo que defendió. Pero atacó tan poco… ¿Fue suficiente? Para quedar en la historia y para enriquecer el debate, sí.

Martín Mazur