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Premio al sacrificio: selección masculina de hockey

Para volver a los Juegos Olímpicos, los varones renunciaron al dinero que les ofrecían las competencia europeas.

Por Redacción EG ·

03 de julio de 2012
     Nota publicada en la edición de junio de 2012 de El Gráfico  

Imagen Ibarra, Paredes, Lombi y Vila, selección de hockey de varones.
Ibarra, Paredes, Lombi y Vila, selección de hockey de varones.
 PROHIBIDO JUGAR en Europa. “Cuando culminamos la actividad en 2010, les entregamos la planificación del año siguiente a los jugadores. Ahí decía que debían permanecer en el país a partir de junio de 2011 para que todos se entrenaran juntos, de cara a los Panamericanos y, de clasificarnos, a los Juegos Olímpicos. La preparación sería intensa, le agregaríamos bastante competencia internacional y, por cuestiones de tiempo, ninguno podría regresar a las ligas europeas. Era complicado, porque el 90% del plantel jugaba allá. Pero aquel que no se adaptara iba a ser desafectado de la Selección”. Pablo Lombi, el entrenador del seleccionado masculino de hockey sobre césped, recuerda su decisión y no se inmuta. Tampoco le tembló el pulso en aquel momento, cuando el riesgo a la negativa generalizada era enorme. Los jugadores resignaron dinero (debido a que el hockey es profesional en Europa) y se acoplaron al proyecto del cuerpo técnico: Londres 2012. “No nos molestó volvernos de Europa. Todos decidimos regresar al país, excepto Matías Rey. Teníamos el sueño olímpico en la cabeza; muchos no pudimos competir en los Juegos porque nos habíamos quedado afuera de Beijing 2008. Entonces, aceptamos las pautas y nos entrenamos más que nunca”, confiesa Pedro Ibarra.

NOVENA en EL RANKING mundial, el proceso para llegar a la cita de los cinco anillos llevó su tiempo. La Selección empezó a consolidarse al lograr el séptimo puesto en el Mundial de Nueva Delhi 2010. “Fue un momento importante. Veníamos de clasificarnos por la ventana para ese torneo y no sabíamos cómo íbamos a responder. Ahí volvimos a creer en nosotros y eso nos dio más energías, de cara a los Panamericanos”, argumenta Matías Paredes, que fue olímpico en Atenas 2004. “Les jugamos de igual a igual a potencias como Holanda, Alemania y Corea, pese a que perdimos. Sentimos que había potencial para pensar en cosas importantes”, agrega Lucas Rossi. De todas maneras, se registraban más sensaciones positivas. Lombi -único entrenador campeón del mundo junior en varones, en Rotterdam 2005- diagramaba un cuadro de situación cada vez más exacto. Pablo acumulaba años de conocimiento de sus jugadores, por haber dirigido a la mayoría en la etapa formativa, y volumen de trabajo con el primer equipo.

LOS JUEGOS PANAMERICANOS resultaron un desahogo. Canadá era el escollo en la final. “Cuando nos metieron el gol, aparecieron algunos fantasmas. Habíamos hecho un buen primer tiempo, pero perdíamos 1-0. Al llegar al vestuario, el grupo estaba confiado y seguro. Era cuestión de empatarlo y darlo vuelta. Y así ocurrió: ganamos 3-1. Sentimos alivio al obtener la medalla dorada y la clasificación olímpica”, admite Lucas Vila.

LONDRES, PROXIMA parada. “La identidad del equipo cambió. Antes era garra y corazón, y hoy se basa en lo táctico, lo técnico y el temperamento de siempre -afirma el coach, olímpico como jugador en Barcelona 1992 y Atlanta 1996-. Nuestro siguiente paso será plantarnos entre los seis mejores, ojalá más cerca del primero que del sexto. Pero si terminamos octavos en los Juegos, estaría bien igual. Y si lo hacemos entre los diez, también, porque nos mantendríamos en la elite.”

Por Darío Gurevich