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Martín Demichelis: “El error te vuelve más fuerte"

Sobre su humanidad recayó la frustración colectiva por los fracasos recientes de la Selección y un estadio entero lo silbó contra Bolivia. Aunque Sabella no lo llamó de nuevo, una gran temporada en el sorprendente Málaga de Manuel Pellegrini le devolvió la confianza. Está listo para dar pelea y con ganas de regresar a River.

Por Redacción EG ·

03 de julio de 2012
 Nota publicada en la edición de junio de 2012 de El Gráfico 

Imagen UNO DE LOS TRES goles que metió en el año: dos por la Liga y uno por la Copa del Rey al Real Madrid.
UNO DE LOS TRES goles que metió en el año: dos por la Liga y uno por la Copa del Rey al Real Madrid.
 “La verdad es que fue un golpazo durísimo, nunca me había pasado algo así en el fútbol. Ni en River, ni en Bayern ni en Málaga. Vivir esa reacción de la gente, desde el error hasta el final, fueron los minutos más largos, tristes y desagradables para mí dentro de un campo de juego, porque hasta cuando fui perdiendo en cualquier partido siempre tuve fuerzas y esperanzas para seguir luchando, pero ese día sabía que lo de la gente era imposible de revertir”.

Martín Demichelis ha sufrido golpes duros en el fútbol. Y muchos. Su vehemencia para saltar a cabecear sin medir riesgos, su entrega corporal absoluta, lo han puesto al borde del nocaut en varias oportunidades, incluyendo entrenamientos, como hace menos de un año, cuando debió irse en ambulancia de una práctica de la Selección. Ni hablar de las cinco fracturas en la cara que le provocó el simpático de Michael Ballack en un Argentina-Alemania con un rodillazo, que lo obligaron a alimentarse sólo con líquidos durante dos meses y cuyas secuelas aún está vigentes: los tornillos internos que es capaz de palpar al pasar sus dedos por la cara, entre el pómulo y las cejas, y la falta de sensibilidad en un sector de su encía, porque el golpe le afectó el nervio facial. Y decimos simpático, con ironía, porque a pesar de haber sido compañero de Martín durante tres años en el Bayern, jamás se disculpó ni habló con él para saber cómo estaba. Eso sí: un par de semanas después de dejarle su sello le dejó un mensaje en el contestador. Macanudísimo.

Pero Martín Demichelis también ha sufrido esos golpes que no duelen en la carcasa externa sino en el alma, como aquella fallida citación para integrar la lista mundialista del 2006, justo en Alemania, que lo llevó a decir con honestidad brutal que no tenía más ganas de vivir. Y la más cercana en el tiempo, tras el error que generó el 1-0 de Bolivia en las presentes eliminatorias, con casi todo un estadio, justo su Monumental querido, chiflándolo cada vez que tocó la pelota desde el error hasta el minuto final. Una crueldad desmedida, la necesidad de encontrar un chivo expiatorio para tantas frustraciones deportivas: Mundial, Copa América y otras. Eso fue.

Pero aquí está otra vez Martín Demichelis, la cabecita levantada como buen defensor central, las mechas al viento, el pecho erguido y firme, dispuesto a seguir dando batalla, con la autoestima recuperada tras un gran año con el Málaga, que cumplió su mejor campaña histórica (4°) e ingresó a la fase inicial de la Champions League.

Martín ha finalizado la temporada, ya fue agasajado con todo el plantel en el Ayuntamiento, y mañana mismo partirá hacia Munich para ver la final de la Champions, invitado por el presidente del Bayern, para luego iniciar sus vacaciones, que incluirán un paso por la Argentina y una segura visita al Monumental para ver los tramos decisivos del Nacional B.

-Ya me habían invitado Uli Hoeness y Rummenigge, las dos autoridades máximas del Bayern, a presenciar las semifinales con el Real Madrid. Fui al Bernabeu y viví una de las experiencias más lindas de mi carrera. Los jugadores me pidieron que saltara al campo a festejar con ellos, Schweinsteiger se sacó la camiseta y me la tiró a la platea y luego fui invitado a la cena. Allí Rummenigge se tomó unos minutos para agradecer que hubiera ido. A pesar de ser un club gigantesco, el Bayern mantiene un espíritu de familia.

-La sensación era que te habías ido mal del Bayern.
-Para nada, me fui con una excelente relación con todos, ni siquiera me fui peleado con Van Gaal, el técnico que me dijo que iba a ser suplente. Yo le agradecí su sinceridad, solo le reproché que me avisara 5 días antes de que cerrara el libro de pases, entonces no pude conseguir club y recién lo logré seis meses después. A pesar de eso, puedo decir que Van Gaal fue el mejor entrenador que tuve en mi carrera.

-¿Por qué te fuiste de un gigante de Europa a un club chico de España?
-Yo tenía contrato con el Bayern hasta 2012 y aunque para mí no es una deshonra ser suplente, incluso mi contrato en el Bayern era más alto que el de Málaga, sentí que había cumplido un ciclo y necesitaba volver a sentirme importante. Además, apostaba a seguir en la Selección. Y para eso tenés que jugar.

-¿Te costó tomar la decisión?
-No fue fácil, yo venía de jugar una final de Champions y un Mundial, el Málaga estaba en zona de descenso, y muchos decían que venía a retirarme acá, a estar bien en la playa más que nada. Mi prioridad era jugar en la liga española, tuve charlas con el Valencia, fui a conocer la ciudad, nos pusimos de acuerdo y justo ahí me llamó Manuel (Pellegrini) y me transmitió sus intenciones de tenerme en el equipo. Lo pensé, acepté, firmé a fin de año y de enero a marzo del 2011 perdimos casi todos los partidos, estuvimos tres meses en el puesto 20 de la tabla, un tiempo espantoso. Luego arrancamos con la racha ganadora, y terminamos 11° en la Liga.

-¿Por qué elegiste Málaga y no Valencia?
-Raro, ¿no? porque Valencia me aseguraba jugar la Champions. El tema es que no conocía al entrenador, y sí en cambio a Manuel, que me había dirigido en River. Yo sabía su manera de trabajar, él me conocía a mí y además me cantó la justa: me dijo que el primer objetivo era salvar al Málaga del descenso pero que lo veía como uno de los clubes que podía crecer, por el propietario, y por la situación económica de España. Y eso ocurrió.

-¿Cuál es la principal virtud de Pellegrini, que lleva tantos años de éxitos en Europa?
-Manuel es un grandísimo entrenador, completo en todas las líneas. Por haber sido defensor, trabajar muy bien a sus defensas, fijate en las estadísticas y vas a ver que sus equipos suelen tener las defensas menos goleadas. Tiene calidad humana y convicciones muy firmes. El trabaja todo el año de la misma manera. En sus primeros 2 o 3 meses, a veces no obtiene resultados pero sigue insistiendo con sus ideas y sus trabajos, no empieza a cambiar todo. Manuel cree en lo suyo. Y además intenta ser protagonista de local y de visitante, sale a tener la mayor cantidad de tiempo la posesión, a llegar con la mayor cantidad de gente al arco rival. Ese es su camino para lograr el éxito, aunque a veces muchos le digan que un punto de visitante es bueno, no especula nunca.

-“Le guste a quien le guste y aunque a muchos no les guste, el Málaga es de Champions”, twitteaste. ¿A quién te referías?
-Fue un desahogo en general, porque en dos de los últimos tres partidos fuimos afectados por los arbitrajes con goles anulados y se llegó a decir que era más conveniente que entren otros equipos a la Champions antes que el Málaga, por eso lo dije, pero creo en la honestidad de los árbitros.

Despues de 8 años en Alemania, Martín siente que ha salido del freezer. Vive en Málaga, sobre el Mediterráneo, en la Costa del Sol, que recibe el nombre por tener más de 300 días al año con sol, uno de los puntos turísticos más importantes del país. Allí casi no existe el invierno y si agarra las sillitas y los baldes, en 5 minutos está haciendo castillos en la arena con su hijo.

Imagen DESPUES DE ocho años de inviernos crudos en Munich, disfruta del sol y la playa en la Costa del Sol española.
DESPUES DE ocho años de inviernos crudos en Munich, disfruta del sol y la playa en la Costa del Sol española.
 Aunque la vida le ofrece demasiadas cosas por disfrutar, un dolor aún le atraviesa el corazón: la muerte en una ruta de Adrián De Vicente, exfutbolista surgido en River como él, y amigo de verdad. “A Adrián lo conocí por Cyterszpiler, mi representante, fue la persona más leal y hermosa que conocí gracias al fútbol, se convirtió en mi hermano mayor, y le estaré eternamente agradecido. Es el padrino de mi hijo, nunca dejará de estar presente en mi corazón”, se emociona en el recuerdo y a la distancia ayuda como puede a la familia en el reclamo de justicia.

Aunque no son comparables en términos de ausencia física, el descenso de River para muchos hinchas significó una muerte, una caída al vacío, un dolor profundo que aún no ha cicatrizado y que difícilmente cicatrice. Martín tiene un sentimiento hondo por River: se crió en el club, durmió en el club, trabajó de cadete en el club, defendió su camiseta en Inferiores y luego menos de dos años en la Primera. Se enteró del descenso apenas aterrizó en Europa, porque intentó un par de comunicaciones desde el avión en el que viajaba, pero la información llegaba entrecortada.

-¿Pensaste en volver?
-Cuando descendió hablamos entre varios jugadores de mi época: Lux, Coudet, Garcé, Costanzo, D’Alessandro. Yo no pude: cuando River se fue a la B, el Málaga acababa de comprarme en cuatro millones de euros, no me iba a largar. Hoy sigo los partidos como cualquier hincha: desesperado por volver lo más pronto posible, y me escribo casi todas las semanas con Fernando (Cavenaghi), que es uno de los mejores amigos que me dio el fútbol.

-¿Tenés en mente volver?
-Sí, claro, siento que me debo una segunda parte en River, por lo que me dio como jugador, y porque mi tiempo en primera fue corto. Tengo un año más de contrato con el Málaga, y no me quiero apresurar y decir que vuelvo sí o sí en 2013, porque a partir de los 30 un jugador debe ser precavido a la hora de declarar y de planificar su carrera. Hay que ser respetuoso con las lesiones, auque esta temporada no tuve problemas musculares.

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 -Vuelvo con el tema Selección, ¿pudiste superar lo que te pasó contra Bolivia?
-Con el tiempo, y el buen presente del Málaga, sí, pude superarlo. Creo que es como dice Bielsa: el error te vuelve más fuerte, más sólido, te vuelve coherente. En lo personal, mis errores me dan bronca y fuerza para intentar revertirlos.

-¿Por qué creés que se la agarraron así con vos?
-Quizás la reacción de la gente fue una consecuencia de objetivos no alcanzados. Además, con lo caro que están las entradas, la gente quiere ver ganar y golear lo antes posible. En la jugada previa al error, hice un cruce muy bueno tirando la pelota al lateral y mucha gente aplaudió.

-¿Vos creés que en los últimos tiempos rendiste igual en tu club que en la Selección?
-Siempre fui, y seguiré siendo, muy autocrítico con lo que hago. Llego a mi casa después de jugar y ese mismo día o máximo al siguiente veo el partido para analizar errores y aciertos, y por eso debo reconocer que en mi último tiempo no rendí como en las Eliminatorias anteriores o como en mis equipos. Creo que mi imagen se deterioró en el Mundial y siguió contra Bolivia. Yo sé que no tengo que vivir de los halagos de la prensa ni tampoco de las críticas, y ahora volví a recuperar mi confianza y mi mejor nivel. Es lo que me tiene que incentivar para volver.

-¿Pensaste en renunciar a la Selección?
-Después del partido con Bolivia, en caliente, pensé cualquier cosa, era normal por mi impotencia. Aprovecho para agradecer a varias personas, porque desde Leo Messi a Mascherano, pasando por los utileros, cuerpo técnico y médico me dieron ánimo para levantar la cabeza. Siempre fui a la Selección con ganas de ayudar, porque no hay un orgullo personal más grande para un jugador argentino que vestir la camiseta de su país.

-¿Creés que vas a tener más chances?
-Sé que perdí terreno, pero mientras sea jugador, compita en campeonatos de máximo nivel y me encuentre bien físicamente, mantendré la ilusión de volver a ser convocado. Jamás le diría “no” a la Selección. Yo me siento muy bien hoy, pero ya depende del entrenador, y si no me llama más, no le guardaré rencor a Sabella. Me quedé con bronca conmigo mismo, porque después de haber perdido el lugar con Batista, Alejandro volvió a confiar en mí y siento que desaproveché una oportunidad por mi error.

Errar es humano, claro. Aquí está otra vez Martín Demichelis, la cara reconstruida con tornillos, el alma moldeada a hachazo puro, con la cabecita levantada, saliendo del fondo, pelota al pie, las mechas al viento, listo otra vez para seguir dando batalla.

Por Diego Borinsky. Fotos: diario As