(sin categoría)

La Tuti Bopp es la Novia del Boxeo

Yésica Bopp se metió en un gimnasio de boxeo cuando tenía 16 años sin pensar lo que le esperaba. Hoy luce dos cinturones de campeona mundial, está llena de proyectos y es la heredera directa de La Tigresa Acuña.

Por Redacción EG ·

28 de abril de 2012
 Nota publicada en la edición de abril 2012 de El Gráfico

Imagen LA MIRADA de La Tuti lo dice todo. Alegría de vivir, muchos sueños y belleza interior.
LA MIRADA de La Tuti lo dice todo. Alegría de vivir, muchos sueños y belleza interior.
El cine mudo se ha puesto de moda, aunque sea por un rato, gracias a “El Artista”. Pues bien, justamente en la época del cine mudo, brilló Mary Pickford, una estrella que mezclaba ingenuidad y dulzura. Así que la llamaron “La novia de América”. Semejante título fue a posarse en los hombros, años después, de Julia Roberts.

¿Por qué, pues, el boxeo argentino no puede tener su propia novia? Después de todo, Yésica Bopp, La Tuti, reúne todos los requisitos: dulzura, sonrisa encantadora, mezcla exacta de niña que puede ser toda una mujer y de mujer que todavía es niña. Eso sí, estamos hablando de ella fuera del ring, porque con los guantes puestos, es otra cosa. Una maquinita rubia de 48 kilos, que se cansó de cosechar medallas como amateur, que posee dos campeonatos mundiales como profesional y que está en el mejor momento de su carrera.

Nadie olvida ni podrá, jamás, sacar de su puesto número uno, bien-allá-arriba, a Marcela Acuña, la querida Tigresa, la pionera, la licencia número uno. La que cuando el boxeo femenino era una quimera inalcanzable, y ni siquiera existía en nuestros pagos, ella, cual un Luis Angel Firpo con rulos y curvas, se tomó un avión y la peleó de igual a igual a Christy Martín, una de las líderes, a su vez, del moderno boxeo femenino en los Estados Unidos. De esto han pasado más de diez años y las chicas, gracias a La Tigresa, han recorrido un largo camino...

La Tuti, como la conocen todos en Wilde, donde nació, se metió en el boxeo casi por casualidad, si es que la casualidad existe.

Imagen BINOMIO: Bopp junto a Delfino Pérez en el gimnasio donde arrancó la historia. El con el cinturón AMB; ella, con el de la OMB.
BINOMIO: Bopp junto a Delfino Pérez en el gimnasio donde arrancó la historia. El con el cinturón AMB; ella, con el de la OMB.
“Un día entré al gimnasio de Delfino (Pérez, quien todavía hoy es su técnico) y aunque pensé que ni loca me iba a meter en el boxeo, lo cierto es que empezó a gustarme... ¡Y aquí estoy, en este mismo gimnasio! Yo tenía 16 años cuando me metí, imaginate!”.

Se ríe La Tuti. Y tiene sus motivos, porque el gimnasio en el que ahora está posando para Hernán Pepe, es el mismo de entonces, aunque ahora ella es la madrina, tras una gestión realizada con Cristina Kirchner. El gimnasio es ahora Escuela Municipal Delfino Pérez y está en Lucena 5739. Ella aporta su presencia; y Delfino, sus conocimientos. “Yo creía que el boxeo se iba terminando para mí, imagínese, llevo como sesenta años en esto de los guantes... Estuve ahí nomás de ser representante olímpico en Roma, en el año 60... Era peso mosca, igual que Pascualito Pérez, por eso bauticé al gimnasio con su nombre. Y... ¿Sabe qué pasó? Un día aparece esta chiquita... Es un ángel para mí, un angelito de la guarda, porque ella, con su dulzura, con su talento, con sus ganas de aprender, me hizo rejuvenecer... ¡Qué sé yo cuántos años! Ha sido una bendición para mí, ella es algo más que mi campeona del mundo, ella... Es la luz de mis ojos, qué quiere que le diga...”. Delfino Pérez se emociona y tiene razón, la dupla técnico-pupila en su grado máximo e ideal: desde cero, desde el primer minuto en el gimnasio (“A ver, ponete en guardia, nena, la izquierda adelante, la derecha flojita atrás”, dice él) hasta el abrazo consagratorio, con su campeonato mundial (“¡Esto es para usted, Delfino, gracias por todo, este cinto es también suyo”!).

Sí, es la Novia del Boxeo Argentino.

Imagen EN WILDE cuando noqueó en dos vueltas a la colombiana Diana González. Cross de derecha.
EN WILDE cuando noqueó en dos vueltas a la colombiana Diana González. Cross de derecha.
Hagamos un repaso rápido. En el 2005 empezó como amateur. Ese mismo año fue la primera en lograr un Panamericano, en un torneo celebrado en la Federación Argentina de Box. Gracias a esa medalla dorada, se clasificó para ir al Mundial de Rusia, donde logró nada menos que un tercer puesto. No solamente logró los mismos títulos en los dos años siguientes, sino que fue medalla de plata en el Mundial de la India. Fue la primera mujer que recibió el Firpo de Oro, entregado por la Unión de Periodistas de la Argentina. Luego, en el 2009, hizo su paso al “campo rentado” –como decían los viejos escribas de boxeo-, marchando triunfante hasta el campeonato mundial o –mejor dicho- hacia sus campeonatos mundiales.

“A mí me gustaba el voley, pero era medio chiquitita, así que en el boxeo empecé a sentirme muy cómoda y me quedé... Al principio en mi casa mucho no les gustaba el tema, sobre todo a mi mamá, Mabel, pero... ¡Les gané a todos con mi constancia!”, dice sin perder la sonrisa, y eso que a ella le costaron mucho las cosas, incluyendo la pérdida de un hermanito muy joven. “Siempre hay que sonreír, siempre hay que tener ganas de vivir, yo siento que es la única manera, porque si te encerrás en el dolor... Mirá, yo tuve problemas en mi familia. Como mucha gente, claro, no me la voy a dar de víctima, pero haber perdido un hermano... Entre otras cosas... Pero aquí estoy, contenta porque puedo hacer lo que quiero, feliz porque la gente me quiere... Y con ganas de seguir creciendo, crecer mucho más todavía... Aunque de estatura ya no creo, ¿no? ¡Jajaja!”.

Desde hace ya unos diez años está en pareja con Hugo Repetto, un exboxeador y empleado del ANSES. Hoy están en una casa nueva, linda, alegre, en donde hay un fondo para unos buenos asados y algún matecito en la mañana temprano. “El me cuida, y me prepara la comida, aunque mucho más no hace, bah”, dice, riéndose. “A lo mejor es que a Hugo lo tengo medio malcriado, pero se porta muy bien, esa es la verdad”. Vive riéndose la Tuti, aunque a veces, no tanto.

“A mí me gustaría, hoy, pelear más seguido... Tener mayores desafíos... Ya viajé a Puerto Rico y gané, pero me gustaría ir a verla a la Susy Kentikián, que es la figura de los alemanes, para ver si realmente se la banca ella... Yo estoy segura de que le gano, segurísima, porque estoy en un momento bárbaro. Sí, a veces siento que debería pelear más seguido y correr más riesgos, con rivales más difíciles y más bravas, pero yo le pido a Osvaldo (por Rivero, su apoderado) y me dice que tenga paciencia. En fin...”.

Susy Kentikián, llamada La Reina Asesina, es la campeona mundial mosca de la AMB y la OMB y de la Federación Internacional del Boxeo Femenino. Empezó limpiando un gimnasio: hija de armenios, estuvo a punto de ser deportada y se convirtió gracias al boxeo, en una luminaria en Alemania, donde también la llaman “Million Dollar Baby”: con 29 peleas ganadas y una sin decisión, sería gran rival para la Tuti quien, con sus 48 kilos daría alguna ventaja ante los 50,800 de la Kentikián. ¿Se hará?

“Yo espero que sí... Y no lo estoy diciendo solamente por la bolsa, que obviamente sería muy buena, ¿eh? A mí me importa el dinero como a todos y cuanto más gane, mejor, pero es también el riesgo profesional, es saber dónde estoy parada. A veces, no falta quien critica diciendo que no tenemos, en general, gran oposición las mujeres campeonas, pero nosotras hacemos nuestro trabajo de la mejor manera posible, no andamos eligiendo rivales...”.

Y a todo esto, si usted no la vio en acción –con youtube, ahora, es más que sencillo-, se preguntará, ¿Y cómo boxea la Tuti? Ante todo, digamos que tiene siempre un gran estado físico. Que se maneja muy bien sobre dos piernas sólidas, que le dan no solamente una gran movilidad de desplazamientos sobre la lona, sino que están siempre en el ángulo correcto para dejarla bien parada. De la época amateur, trajo consigo aquello de bailar de lejos, conectar y sumar muchos golpes y contentarse con la acumulación de puntaje. Pero luego de su debut profesional, que fue en Villa Gesell el 5 de enero del 2008 (GKOT 3 Soledad Macedo) empezó un período de gestación y de adaptación a los cambios: guantes más chicos, falta de protector cabezal, mayor cantidad de rounds y –también- el peso del compromiso. Después de todo, por ser quizás la boxeadora amateur más exitosa de nuestros tiempos, muchísimos ojos estuvieron puestos en ella, no solamente por su belleza, sino por su potencial. Ahora ya no baila tanto de lejos, pero cuando se acerca a la media distancia, es implacable con el lanzamiento de todos sus golpes, especialmente cuando conecta la izquierda en gancho –o sea de afuera para adentro y de abajo hacia arriba, buscando la zona del hígado- en donde suele hacer estragos. ¿Es esto femenino?

“No lo sé, pero yo sí sé que soy femenina, que soy coqueta, que me produzco siempre, que me gusta estar linda. De hecho, no dejó de dolerme que un día mostré la cola en una foto y me hicieron una nota, en lugar de entrevistarme por todas las medallas que gané como aficionada, pero bue... Esto es así. Cuando la conocí a la presidenta Cristina, también ella me dijo que yo era bonita, y yo le regalé un par de guantecitos. No sé si es femenino o no eso de darse golpes, pero, ¿viste cuántas chicas se dedican? Por algo será, ¿no? Yo trato de darle belleza al boxeo, pero que tampoco le falte acción, por supuesto”.

Ha peleado en el Luna Park varias veces, en San Juan de Puerto Rico, en Montevideo y ha viajado a Tokio, Japón, para efectuar una exhibición, en la misma velada con Erica Farías, La Pantera, también campeona del mundo. Reconocida por la Organización Mundial de Boxeo y la Asociación Mundial, justamente fue también distinguida por las dos organizaciones como la mejor: el año pasado, en San Juan de Puerto Rico en la convención de la OMB y este año, por el período pasado, en Panamá, por la Asociación. De hecho, la OMB se mostró remisa ante el boxeo femenino, y cuando decidió incorporarlo, fue precisamente la Tuti su primera campeona mundial, a partir del 2009, en que fue reconocida como tal.

“Los títulos son lindos y me encanta tenerlos y lucir mis cinturones, pero también quiero no solamente pelear por ellos con las mejores, sino que también sirvan para que muchos pibes sepan que, en el boxeo, hay un camino sano y mejor que la calle, para poder llegar a ser alguien. Yo nunca me olvido de quienes han ayudado y siguen haciéndolo, como Alicia Kirchner, que me llevó a conocer a la Presidenta. O Emiliano Dortencio, mi actual preparador físico, como el técnico Juan Ledesma, del equipo amateur femenino y a todas las chicas con las que me entreno en el Cenard. O El Intendente de Avellaneda –Jorge Ferraresi- que es fanático del boxeo y ayuda en todo, igual que el diputado Jorge Scipioni que es mi amigo y que me facilita todo en su gimnasio, Phisical Point. Gracias a las becas que nos otorga la Presidencia, hay ayuda para este gimnasio, como para muchos otros, y todo eso también te crea una responsabilidad muy especial. Es por eso, justamente, que no me la creo, sigo siendo la Tuti –como me bautizó mi hermano Juan Carlos, porque me parecía a un muñequito de Tutti Fruti-, una piba de barrio feliz por lo que tiene, con ganas de seguir aprendiendo y también de crecer en lo mío”.

Y, cuando parece que la Tuti ya nombró a todos, tras un respiro, agrega: “Y, claro, mando un saludito para todos mis amigos de facebook y de mi página oficial, que cada día son muchos más”.
Y se arregla el pelo, y se ríe, y nos damos cuenta de que sí, que merece ser La Novia del Boxeo Argentino. 

Por Carlos Irusta. Fotos: Hernán Pepe