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Ugalde: "El auto que más me marcó fue el Valiant ´61"

En el taller de su propio equipo en la zona portuaria marplatense, Lionel Ugalde atiende cada detalle del Ford con el que aspira a dar pelea por título de su amado TC.

Por Redacción EG ·

18 de julio de 2011
Imagen EL ACONDICIONAMIENTO del auto, un proyecto ambicioso.
EL ACONDICIONAMIENTO del auto, un proyecto ambicioso.
Seducido por los autos de carrera grandes y por los de Turismo Carretera en especial, con mucho amor propio y una voluntad inquebrantable el marplatense Lionel Ugalde, a los 37 años, disfruta de una ubicación de privilegio bien ganada en el mundo TC. Recorramos entonces su particular historia...

-¿Cómo surgió lo de tener un equipo propio?
-Desde que empecé a correr en los zonales de Mar del Plata siempre me gustó estar en el armado del auto y trabajar en el motor y en el chasis. Cuando salté al circuito profesional perdí un poco esa posibilidad, porque ya dentro de las estructuras cada uno tiene una distinta responsabilidad y el piloto solo se limita a la parte conductiva. Y como yo tenía la convicción de que me podía ir mejor si participaba de las decisiones en el armado del auto, la puesta a punto y todo aquello que permita que el auto sea más veloz, eso me llevó a armar mi propio equipo a partir de 2007.

-¿El taller está montado en la zona del puerto de Mar del Plata?
-Sí, porque gracias a un amigo, Antonio Carrasco, me pude instalar en un ala de un depósito que en su momento había sido una fábrica de pescado. Se acondicionó el lugar y yo fui comprando las herramientas y las máquinas para hacerme la chapa, pintura, tornería, la fibra y hasta los amortiguadores antes de que empiecen a sortearse. Es decir, salvo el motor, todo lo hacemos en el taller para tres Ford, el de Mauro Pichini (TC), Juan Garbelino (TC Mouras) y el mío.

-¿Por qué Ford?
-Se trata de la marca ideal, porque es la que más motoristas tiene, la que posee un motor que funciona más fácil y, como suele denominarse, es un fierro. Los autos de TC fuera de lo que es la estética, son mecánicamente iguales, salvo el motor que todavía tiene características originales; y el Ford conserva esa robustez que la gente conoce de los autos de calle.

Imagen EL TALLER donde Ugalde, con el armado del Ford, construye su sueño de campeón.
EL TALLER donde Ugalde, con el armado del Ford, construye su sueño de campeón.
-¿Cómo fue que llegaste a probar el auto de Pedro Doumic?
-El me había pedido que le asentara los frenos en un Chevrolet Vectra de Top Race. Y como en el equipo me conocían de los zonales, me lo dejaron probar en Mar del Plata. Le asenté los frenos y me dijeron de acelerarlo un poquito. Y resulta que al acelerarlo igualé el tiempo que había hecho el autor de la pole position, que creo que era Tito Bessone, 20 días antes. Imaginate el asombro, porque yo nunca había andado en autos de esa categoría, ya que jamás había salido del Valiant del zonal, que no tenía nada que ver con autos de carrera de ese nivel. Sin pruebas, sin adaptación y sin conocer un auto de tracción delantera con toda la potencia que tenía un Top Race, igualé ese mejor tiempo. Al enterarse de lo sucedido el periodismo de Mar del Plata, se empezó a hablar de que tenía que pegar el salto a una categoría nacional y que merecía una oportunidad.

-¿El Valiant de los zonales fue fundamental en tu carrera?
-En realidad, ese Valiant modelo ’61 me dio la posibilidad de transformarme en piloto, mecánico, todo. Fue el auto que me marcó a fuego, porque en los zonales lo corrí en tierra y asfalto desde 1995 hasta el 2001, gané tres campeonatos, y yo le preparaba el motor y lo conocía a la perfección hasta la última tuerquita. Después, para empezar a correr en el TC Pista se lo tuve que vender a un amigo y todavía corre en el Turismo Special de la Costa. Ojalá algún día lo pueda atesorar como una reliquia.

-¿Cómo fue el salto del Valiant del zonal al Ford de Turismo Carretera?
-Si bien el Valiant era muy dócil, me esforzaba conductivamente. Gran parte de que yo después me pudiera medir con los grandes pilotos del automovilismo nacional se lo debo a ese auto, porque realmente te exigía muchísimo. Ese entrenamiento me ha servido hasta hoy para estar a la par de pilotos que tienen mucha más técnica, ya sea porque vienen del karting, se prepararon con técnicas europeas o compitieron en el exterior.

Imagen LA IDEA es armar un chasis y motor del Ford para treparse a la cima del TC
LA IDEA es armar un chasis y motor del Ford para treparse a la cima del TC
-¿Vos arrancaste directamente en los zonales?
-Exacto, no hice karting y empecé a los 21 años a correr en tierra, en la categoría APAC con autos grandes muy parecidos a los de TC. Siempre me atrajeron los autos grandes como Chevy, Ford, Dodge o Torino. Nunca me entusiasmó otro automovilismo porque mi papá, cuando yo era chico, me llevaba al TC y yo no entendía otro tipo de carreras que no fueran las de Turismo de Carretera.

-¿Aquel comienzo en el automovilismo te significó un gran esfuerzo?
-Tenía la ilusión de que podía llegar, me sentía con condiciones y con fuerza. Dejaba todo de lado para lograrlo y mientras mis compañeros de aquella época se casaban o se compraban el autito 0 km, yo nada, era muy medido, solo quería que mi auto de carrera funcione lo mejor posible.

-¿Estabas convencido entonces de que podías llegar a ser protagonista del TC?
-Siempre lo soñé, me puse como meta dedicarme al automovilismo y en aquellos comienzos trataba de ahorrar todo lo que podía para el auto. Me medía en los gastos y veía que si me esforzaba, eso después se iba a reflejar en la pista. Estaba convencido de que si tenía un buen auto, podía conducirlo a la victoria. Y eso me hacía pensar que si me dedicaba podía progresar en este medio tan competitivo.

-¿Cómo ves el cambio generacional?
-Yo lo que veo es que los pilotos jóvenes llegan con mucho apoyo económico al TC Mouras, TC Pista o al TC. Y tienen las condiciones de ser rápidos, impetuosos, arriesgados y muchas veces se suben a muy buenos autos gracias al respaldo económico que tienen detrás. Y esos autos están a la altura de los que utilizan pilotos de renombre e incluso pueden llegar a vencerlos. Esa es la realidad y tenemos el caso del actual campeón Agustín Canapino, que más allá de sus condiciones conductivas tiene todo el apoyo de su padre Alberto Canapino, un Nº 1 en el armado de autos de carrera que sabe lo que es pelear campeonatos y lo que significa llegar a lo más alto del TC. La gente ve que un piloto joven logra un campeonato, pero tal vez no ve que detrás de ese piloto joven hay un aparato técnico importantísimo y la experiencia y la capacidad de una estructura que viene de ganar varios campeonatos seguidos en los últimos años. Entonces, la gente cree que el piloto de 20 años está en condiciones de reemplazar al de 30 y pico, pero no es tan así, no lo entiendo como recambio generacional, sino que hay mucha juventud que ha llegado muy rápido al TC, con no mucha experiencia, pero sí con velocidad y mucho ímpetu.

-¿Cuánto representa el auto en una categoría como el TC?
-Hoy me parece que representa un 80 u 85%. Si no contás con esa herramienta, por más que tengas mucha experiencia o el piloto sea muy rápido, le gana otro que tenga un mejor vehículo. Es cierto que hay recambio de nombres, porque siempre gana uno diferente y últimamente con la implementación de los playoffs llegan más pilotos con posibilidades a la definición del campeonato. Para mí la cuestión generacional pasa por ahí, porque Guillermo Ortelli o el Pato Silva siguen siendo referentes para poder ganar una carrera o pelear por el campeonato.

Imagen EN SINTONIA se lo ve a todo el equipo Ugalde Competición de Turismo Carretera
EN SINTONIA se lo ve a todo el equipo Ugalde Competición de Turismo Carretera
-¿Cuál fue tu mayor alegría en el automovilismo?
-Por ahora, la primera de las cinco carreras que gané en el TC, en Salta en 2006 (las otras fueron en Buenos Aires, Mar de Ajó, Neuquén y Olavarría). Aquel fue un momento increíble, aunque creo que la mayor alegría en esta categoría todavía no llegó y me tengo fe, sé que en algún momento llegará. Entre los recuerdos también está el título de TC Pista que logré en 2003 y la carrera de TC de 2004 en Olavarría, cuando largué adelante al lado de Traverso, Fontana, Ortelli y Lalo Ramos. Ese día fue inolvidable, porque subí a mi primer podio junto con un ídolo como el Flaco, que ganó, y Lalo, que terminó segundo. Que semejantes pilotos me felicitaran me obligó a pellizcarme para poder creer lo que estaba viviendo.

-Comentaste antes que, de chico, ibas a ver el TC, ¿quién era tu ídolo en aquella época?
-Yo era fanático del Toro Roberto Mouras y seguí gran parte de su campaña. Cruzaba los alambrados y me iba a hablar con los corredores. Creo que me hablaban porque les decía cosas técnicas a los 11 o 12 años. Se ve que les llamaban la atención mis preguntas, sobre cuándo frenaban o cuánto habían acelerado. Esas carreras en las rutas me apasionaban y para mí era lo máximo ir a ver una carrera de TC.
Con la mente puesta en la clasificación a los próximos playoffs de Turismo Carretera, para los que viene bien perfilado, este genuino fierrero está acompañado en el Lionel Ugalde Competición por Walter Porfilio como director de equipo, Dardo Prand como jefe técnico, el motorista Fernando García y los mecánicos Jorge Hernández, Daniel Permisiano, Sebastián Orellano, Leandro Sanhueza y Lucas Taborda.


Por Walter Napoli / Fotos: El Gráfico