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Arsenio Erico es leyenda

Los restos del máximo goleador histórico del fútbol argentino fueron repatriados a Paraguay, donde fueron recibidos por una multitud y hasta el presidente paraguayo Fernando Lugo le rindió homenaje.

Por Redacción EG ·

26 de febrero de 2010
Imagen EL SALTARÍN anotó 293 goles en 12 años.
EL SALTARÍN anotó 293 goles en 12 años.
El mejor futbolista paraguayo de todos los tiempos y goleador histórico del fútbol argentino, Arsenio Erico (1915-1977), recibió una nueva ovación, 33 años después de su fallecimiento, cuando sus restos fueron repatriados a Paraguay desde Buenos Aires, donde descansaba anteriormente. Una caravana de paraguayos lo acompañaron, aplaudieron y recordaron.
 
En el trayecto hasta Asunción, el féretro, que estuvo arropado con las banderas de ambos países y además con la del Rojo de Avellaneda, fue bajado en ciudades y pueblos para realizar homenajes para el ídolo, que convirtió un total de 293 goles en 12 años entre 1934 y 1946, todos en Independiente.
  
El presidente Fernado Lugo declaró hoy que Erico "supo llenar el mundo de esperanza para la gente humilde que llena los estadios buscando un poco de alegría y de motivación para seguir luchando" y comentó que el goleador "convertía en una fiesta cada domingo".

"Escribió las páginas más brillantes del deporte nacional y movidos por una emoción inmensa le dedicamos este momento de gratitud", afirmó el alcalde de Encarnación, a 370 kilómetros de Asunción, en la frontera con Argentina, Juan Alberto Schamalko.
  
Erico fue fichado por Independiente cuando lo vieron jugar en una gira de una selección de la Cruz Roja, realizada durante la Guerra del Chaco (1932-1935), para asistir a víctimas de esa contienda, librada por Paraguay y Bolivia.

El paraguayo también militó en Huracán, aunque en este equipo solo disputó siete partidos sin marcar tanto alguno antes de su retirada y regreso temporal a Paraguay, donde alternó como técnico y entrenador en Nacional.
  
El escritor uruguayo Eduardo Galeano en una de sus obras, "Fútbol a sol y a sombra", escribió sobre él:
"Tenía escondidos en el cuerpo, resortes secretos. Saltaba el muy brujo sin tomar impulso y su cabeza llegaba siempre más alto que las manos del arquero (...). Erico azotaba de taquito. No hubo taco más certero en la historia del fútbol. Cuando Erico no hacía goles, los ofrecía, servidos, a sus compañeros".
  
Sus restos y sus goles eternos reposarán en el mausoleo construido especialmente para esta ocasión en el Defensores del Chaco, el estadio donde juega la Selección.

[GCK]