Las Entrevistas de El Gráfico

Javier Pastore, sutilezas de príncipe

Alto, flaco y con pinceladas propias de Francescoli, el enganche cordobés marca el estilo del Huracán de Cappa. Idolatra a Riquelme y tiene como referente a Kaká.

Por Redacción EG ·

12 de junio de 2009

Nota publicada en la edición de mayo de 2009.

LA MISIÓN no figuraba en ningún microchip, pero aun así, tenía carácter ultrasecreto. El sueño que se había alimentado en Córdoba por muchos años, finalmente estaba en su punto máximo de cercanía con la realidad. Iba a tener que ejecutarse en suelo extranjero, eso sí. En pocos segundos, había que interceptar el objetivo de la forma que fuera y detenerlo mientras algún cómplice llegaba a apretar el botón. Las oportunidades de éxito, por si cabe aclararlo, eran pocas, por no decir mínimas. Pero mientras se preparaba para entrar en España, Javier Pastore estaba dispuesto a hacer todo lo posible por tener esa foto con Riquelme, su ídolo de siempre.

Imagen Javier Pastore, a los 19 años, es la revelación de Huracán (Foto: Alejandro Chaskielberg).
Javier Pastore, a los 19 años, es la revelación de Huracán (Foto: Alejandro Chaskielberg).
“Habíamos ido con varios compañeros de Talleres a hacer unas pruebas en Europa. En Villarreal nos quedamos unas dos semanas, pero Riquelme estuvo sólo dos días, porque después tuvo el bebé, se fue y ya no volvió más. Por suerte no bien llegué, al primer día, lo vi y me animé a pedirle la foto. Espectacular”, cuenta con la satisfacción del deber cumplido.

Para muchos otros, luego de estar un mes en Saint-Etienne y 15 días en Villarreal, la ilusión hubiera sido una oferta, un contrato, un salto a Europa. Pastore volvió en el avión sin nada de esto, pero con una gran sonrisa, casi calcada a la que tenía en esa foto que quedó inmortalizada con Román.

“Era lo único que quería. Ahora la tengo en un portarretratos, en un lugar donde mi vieja tiene fotos mías. Es la que más vale, inolvidable. Y después del último partido que jugamos en La Bombonera, también tengo su camiseta. Yo se la quería pedir, pero vi que no bien terminó se la dio a Cappa. Pero después terminó mandándome otra al vestuario. Espectacular”.

Contando este tipo de cosas, este chico de 19 años se ilusiona casi tanto como los hinchas de Huracán cuando lo ven a él en acción. Lo sienten como propio, por más que el club no tenga ni un mísero uno por ciento de su pase. El 45% es de Talleres y el 55% de un grupo inversor. Su proyección, su edad y su pasaporte italiano invitan a pensar que dará el salto a Europa antes de lo que muchos hinchas querrían.

“A mí me gustaría que Huracán me comprara parte del pase, porque el préstamo ya se renovó y creo que ya no se puede volver a renovar. Me gustaría quedarme”, asegura una de las revelaciones del campeonato.

Historia rara, la de Pastore. Jugó todas las Inferiores en Talleres de Córdoba, la ciudad donde nació y vivió hasta los 15 años. A los 17 hizo la pretemporada con la Primera y debutó de la mano de Ricardo Gareca, pero volvieron a mandarlo a la Reserva.

“No entendía nada. No había andado mal. Pero soy tranquilo, así que lo tomé con calma y me seguí entrenando”, detalla.

Dice que no se quedó con sabor amargo, pero sí con ganas de jugar más. O de jugar algo, en realidad. “Por ser hincha, y por haber hecho todas las Inferiores ahí”, añade.

Mientras jugaba en las Inferiores, iba a verlo a la popular. “Y ahora, cuando tengo la posibilidad de estar allá, también voy seguro”, agrega. Y recuerda ese partido contra Belgrano, con el penal de Oste que dio el ascenso a Primera, como el que más disfrutó en su vida. “Aunque era chiquito, lo escuché todo por radio”.

A mitad de año, le llegaron dos ofertas. Una era de Huracán. La otra, de River, pero para ir a jugar a la Reserva.

“Lo hablamos con mi familia y elegimos Huracán, un club con el que ahora me siento muy identificado. Quizás en River no hubiera dado el salto nunca”.

Pero las cosas en Huracán no fueron tan fáciles como podía suponerse. El primer semestre estuvo colgado por un increíble tema contractual...

“Talleres no me mandó el pase, por un problema entre el gerenciador y el club. Huracán y yo no teníamos nada que ver. Pero por culpa de eso, me quedé sin poder jugar. Ni siquiera me permitían ir a entrenarme. Tenía que ir a correr a la cinta de un gimnasio, solo, casi sin contacto con mis compañeros, no podía ni ir a la cancha, me volvía para Córdoba. Fueron casi 5 meses así. Una lástima, porque Mohamed me había dado toda la confianza”.

Cuando se arregló todo, Pastore recuperó la ilusión. Por un solo día.

“En el primer entrenamiento de la pretemporada me lesiono el tobillo. Casi me corto el ligamento. ¿Lo podés creer? Y otra vez me pasé 4 meses parado. Era para ir a la bruja ya”.

Finalmente, le tocó debutar durante el ciclo de Claudio Ubeda, en una derrota 1-0 ante River. Y se afianzó definitivamente con Angel Cappa, aunque su nombre trascendió más fuerte por la negativa de Huracán de cederlo al último Sudamericano Sub-20.

Le encanta mirar fútbol europeo, sobre todo los partidos de los clubes grandes y toda la Champions League. “La campaña del Villarreal con Riquelme me la seguí toda. Ahora veo mucho al Barcelona y al Arsenal”.

-Cappa habló maravillas del Arsenal, en El Gráfico.
-Sí, a nosotros también nos habla mucho, se nota que le encanta ese equipo. Lógico: ¿a quién no? Es impresionante verlos jugar. Da gusto lo rápidos que son, cómo se mueven todos por cualquier sector del campo... Es muy distinto al fútbol que se juega acá, y tener como objetivo llegar a movernos de una forma parecida, a un nivel así, sería grandioso.
-¿Y Cappa qué les dice?
-Que los tengamos como referencia, nada más. Obviamente que no se puede comparar, pero en el juego, en la idea de juego, es bueno saber que se puede intentar imitar muchas cosas que hacen ellos.
-¿Por ejemplo?
-Imitarlos en la movilidad, en el toque. No es que grabemos los partidos para verlos, Angel no es de hacer esas cosas, pero sí, cuando lo dan por tele, quizás nos avisa para que si podemos, lo veamos. Y nosotros le hacemos caso.

Pastore, quien lleva colgada una medallita de oro con la imagen de sus padres, Patricia y Juan Carlos, recuerda el día que se probó en Talleres y confiesa que cuando dijo que jugaba de 10, lo hizo decididamente de caradura. “Nunca había jugado en una cancha grande. Mi papá me dijo que fuera al medio, que dijera que era 10. Y ahí quedé”.

El cabezazo y el uno contra uno, según Javier, son los aspectos del juego que todavía le quedan por mejorar.

“Antes no era tanto de gambetear, sino de tocar e ir a buscar al espacio, pero durante este campeonato empecé a probar un poco más, me estoy animando. Cuando uno se siente bien de la cabeza y tiene la confianza del técnico, quizás hace cosas que antes no hacía, toma riesgos que antes no se animaba”.

EN INTERNET ya hay varias menciones a la calidad de Javier Pastore en sitios de Italia, de España, de Inglaterra; pero también en destinos más exóticos como Japón o Noruega. “Es mejor que Ibrahimovic”, se animó a escribir alguien que posteó videos con las jugadas más destacadas de Pastore a uno de los foros dedicados a reflejar talentos jóvenes.

“Mirá que a mí la computadora mucho no me gusta… así que yo no fui”, se ríe Javier, aunque la comparación con Ibra quizás no era tan descabellada: “Tengo un amigo que me carga con Ibrahimovic porque dice que somos los dos altos, largos, con los mismos movimientos. Lo que más me gusta de él es ver los compactos, no tanto los partidos de Italia, que no son muy divertidos que digamos. Sería lindo empezar a hacer tantos goles como él. Ultimamente me encontré más con el arco y me empezó a gustar. De todos modos, al que tenemos en Huracán es a “Messi“, De Federico, desde la jugada que hizo contra Lanús. Un jugador bárbaro con el que me entiendo muy bien, jugamos mucho en Reserva de doble enganche. El arranca más por derecha para ir hacia adentro, y yo al revés. Nos hablamos mucho en la cancha, también. Tratamos de armar una buena sociedad, cada vez nos complementamos mejor”.

Este equipo de Huracán ilusiona a todos, provoca el elogio generalizado. “Cuando jugás 4-3-1-2, como yo jugué siempre en Inferiores, te sentís más cómodo si tenés jugadores que te pasen por afuera y generen muchas opciones de pase. La macana es que hay que jugar mucho de espaldas. Pero ahora hay 3 o 4 que jugamos casi todos de enlace, y entonces las responsabilidades para generar juego son más compartidas y casi todos tenemos la cancha de frente, lo que te da un mejor panorama. Creo que jugamos un 4-2-3-1, por cómo nos vamos todos al ataque”, grafica.

Las referencias al equipo del 73, por más que sean surgidas desde la ilusión de los nostálgicos simpatizantes del Globo, en muchos casos son inevitables. Y él lo confirma: “Los hinchas hablan mucho del Huracán del 73, lo recuerdan con un cariño enorme. Creo que este equipo nuestro juega muy bien a la pelota, toca muchísimo, y puede ser bastante parecido en la prolijidad para mover la pelota, pero no nos comparamos porque lo que hicieron los del 73 no lo hizo ningún otro, están en la historia del fútbol argentino. Y tampoco tenemos que olvidarnos que venimos de un ascenso, que estuvimos en una situación difícil, y que lo más importante es seguir creciendo, encontrando el funcionamiento. Si llegamos con chances al final del torneo, mucho mejor”.

Habla con mucha tranquilidad Pastore. Quizás, la tranquilidad de saber que esa foto con Riquelme ya está en el portarretratos.

Por Martín Mazur