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Y DIO LA VUELTA

Gabriel Heinze, fiel a su destino, salió campeón con el Real.

Por Redacción EG ·

02 de junio de 2008
 
Gabriel Iván Heinze sale del ascensor que lo deposita en el sector de prensa de la imponente ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas con una sonrisa que le envuelve la cara, contraseña inconfundible que lo acompaña desde chiquilín y que le valió el apodo de “sonry” que aún conserva no sólo en el envase sino también entre sus señas personales, como el correo electrónico, por ejemplo.
-Me lo puso un profe en mi pueblo cuando yo era chiquito y jugaba en los Pollitos de Crespo –evoca para encender la charla-, y también se mantuvo cuando pasé a Cultural y Unión, porque estaba siempre sonriendo, era un chico feliz.
-¿Eras?
-Sigo siendo, sigo siendo.
-¿Por qué sonreías?
-Era una persona con muchas energías, siempre sonriendo, se decía que hasta cuando dormía sonreía de la alegría.
 
Pantalones bien calzados por encima de la línea del ombligo, como aún los usan los abuelos, a contramano de las tendencias actuales que tienden a utilizarlos por debajo de la línea de flotación, Gabriel Heinze no tardará demasiado tiempo para poner sobre el mostrador otra de las facetas predominantes de su carácter, que lo han erigido en líder de los equipos que integró. Equipos que, por cierto, no son un rejuntado de cuatro de copas, desde el Manchester al Real Madrid, pasando por la Selección. Hablamos de su personalidad. Ya veremos cómo, llegado el turno de indagar acerca de la Celeste y Blanca, el hombre salta a la yugular del periodista cuando cree advertir cierta carga negativa en la pregunta. Ese enojo, esa rebeldía, aquí con la palabra, más allá con la pelota, es –así como la sonrisa permanente- un signo distintivo del Gringo futbolista.
“¡Qué foto hermosa!”, agradece y sonríe otra vez, al recibir una tapa falsa de El Gráfico en la que se lo ve con la camiseta del Manchester y la bandera argentina celebrando la obtención de la liga 2006/07, sin saber que algunas semanas después de ese instante, estaría en la fuente de Cibeles, rito impostergable que corona las ligas conquistadas por el Real Madrid. “Yo, si subiera a lo más alto, a la Diosa le pondría la bandera argentina”, expresaría Heinze en los medios españoles, ya consumada la consagración, y sabiendo que el abanderado de tales hábitos es por supuesto el capitán Raúl.
Pero nos adelantamos al tiempo, porque al momento de la entrevista el Madrid todavía no había saboreado su título de liga N° 31, el segundo consecutivo en clubes distintos en la foja personal de Heinze.
-Pasaste de un gigante como el Manchester a otro como el Madrid, ¿qué diferencias notaste?
-Son muy similares, clubes que tratar de llegar a la perfección. Una diferencia es, quizás, que el Real Madrid es más abierto a todo, el jugador tiene más contacto con las personas, con los periodistas; el Manchester es un club más cerrado. Por la filosofía del club, y del entrenador en este caso, en Manchester el jugador no tiene tanta relación con el mundo exterior en los entrenamientos, que son siempre a puertas cerradas. Aquí es mucho más abierto.
-Compará las ligas francesa, inglesa y española.
-Son completamente distintas. Yo soy un amante del fútbol ingles, a mí me sirvió para jugar y pensar más rápido. Es muy veloz y se juega siempre verticalmente, es un ida y vuelta constante. En España se ve el brillo del fútbol, luce más lo técnico.
-En el Madrid conviven varios argentinos y brasileños, ¿hay pica?
-Hay mucho respeto.
-Puede haber respeto y pica también.
-No, antes que nada está el respeto, porque la pica a veces puede terminar mal. Y yo, como soy muy argentino, no doy lugar a que haya ni una pica.
-¿Con quién hiciste más relación?
-Raúl es una persona que me ayudó mucho desde que vine, con Cannavaro también hablamos bastante porque compartimos la defensa y uno está más cerca, pero soy una persona muy abierta y hablo con todos.
-¿Cuál es tu puesto preferido?
-Hoy el futbolista no puede decir que tiene un puesto, debe ser polifuncional. A mí me da exactamente igual. Siempre jugué de marcador de punta izquierdo, así lo hice en el Manchester los tres años salvo los últimos partidos. Acá juego mitad y mitad, la verdad es que el tiempo va pasando y me voy yendo más al medio. Por las bandas es mayor el desgaste físico, y si jugás en un grande tenés que estar adelante y atrás porque te lo requiere el equipo y la gente.
-¿Quién es el mejor defensor del mundo hoy?
-Para mí siempre va a ser Roberto Ayala, por lo menos hasta que no deje de jugar. Me enseñó cosas básicas, tanto en lo personal como en lo futbolístico. Lo que ha hecho ese hombre no lo ha hecho cualquiera.
-¿Está bien que se retire de la selección?
-No, para mí tiene mucho para dar, lo veo y está mejor que yo.
-¿Cómo es Schuster?
-Da libertad, dice la palabra justa y deja el resto librado al profesionalismo del jugador.
-¿Y Sir Alex?
-Bueno, Ferguson cómo te puedo decir... es más que un entrenador. A pesar de los últimos momentos, que fueron muy duros, siempre tendré palabras de agradecimiento hacia Ferguson. A mí me ayudó y me hizo crecer un montón y me dio la posibilidad de jugar en uno de los mejores clubes del mundo.
-¿Te dio la posibilidad porque te pidió él?
-En el Manchester, si Ferguson no te quiere, no vas, así de simple. Ahí te compra él. Y a mí me ayudó mucho tanto en lo futbolístico como en lo personal.
-¿Te puteaste al final?
-No, yo no me puteé con él ni con nadie, no soy así, soy una persona de carácter pero tengo mi camino ya trazado en mi vida. Me lo han enseñado mis padres.
-¿Vos te quisiste ir del Manchester o ellos querían que te fueras?
-En ningún momento me quise ir del Manchester, pero cuando uno toma decisiones lo hace atado a sus consecuencias. Les di tiempo a ellos a renovar el contrato, me quedaba un año, ellos me dijeron que sí, después que no, más tarde pusieron una opción de compra y al final, como era el Liverpool el que me quería comprar, no me dejaron ir. Después quisieron sentarse conmigo, pero yo no cambio, soy una persona que cuando digo negro es negro.
-¿Vos no entendías que hacía como 50 años que no había transferencia directa entre los clubes por la rivalidad?
-A mí me da exactamente igual. El club que a mí me quiere y me hace sentir grande y útil, no tengo problema en ir.
-¿Ferguson te pidió que no fueras al Liverpool?
-Me prohibieron ir. Después quisieron renovarme, pero ahí el que dijo que no fui yo.
-¿Hablabas cara a cara con Ferguson?
-Siempre.
-¿En inglés?
-Sí, en el juicio también fue cara a cara. Terminé bien, le agradecí todo lo que había hecho por mí, pero le aseguré que yo no vestía nunca más esa camiseta. Después vino la oferta del Madrid.
-¿Fue duro el jucio?
-Claro, imaginate lo que puede ser un juicio. Con estrado, como en las películas. Yo hablé muy correcto, él también, fue todo entre abogados. Perder en los estrados me golpeó mucho, nunca había pasado tanta tensión, nunca había estado en un juicio. Fueron 18 días muy duros, gente que ni sabe qué es eso. Hoy el consejo que puedo dar es que no lleguen a eso, porque es algo muy feo.
-¿Qué fue lo que más te molestó?
-Lo que más te jode es que te traten como a un extranjero, como un objeto, que te discriminen por ser argentino, por ser sudamericano. A ellos no les importaba nada, era un jugador argentino que le hacía juicio al mejor club del mundo. También dijeron mentiras, inventaron cosas para poder ganar.
-¿Pasearte por Old Trafford con la bandera argentina en la celebración del título debe haber sido inolvidable?
-Sí, de las cosas más bonitas que me pasaron en la vida, con un estadio coreando “argentino, argentino”, algo que no se había visto nunca. Eso y que el primer año los hinchas del Manchester me eligieran el mejor jugador de la temporada fue de lo más bonito que me pasó.
-¿Nunca percibiste clima anti-argentino en Inglaterra?
-Jamás, el aficionado del Manchester me hizo sentir siempre muy bien, a mí y a mi familia.
-¿Qué consejos le diste a Tevez?
-Carlos tenía varias propuestas y lo único que le dije es que si podía ir al Manchester, ni lo dudara, porque el club lo iba a ayudar en todo sentido y que lo iba a hacer más grande todavía a él. Un club que te hace ser grande no sólo en lo futbolístico.
-¿Y cuánto le debés vos a Bielsa por haber jugado en Manchester y Real Madrid?
-Mucho, porque es la persona que me dio la posibilidad de vestir la mejor camiseta del mundo y la que más sentimiento me da, la que me hace llorar y poner contento, le voy a estar agradecido siempre. Y después, por los valores futbolísticos que me dio.
-¿Hablás con él?
-No, porque conociéndolo y él conociéndome a mí, que soy un poco tímido, no hablamos. Las pocas palabras que le pude decir contra Chile, cuando vino a jugar las Eliminatorias, ya me bastó. Lo saludé y le agradecí, nada más, y no le pude decir más nada, porque él tampoco te da pie, le agradezco mucho a él y al Profe Bonini que me ayudaron mucho.
 
 
Mezcla el tú con el vos con asombrosa frecuencia, como si aún no se hubiera adaptado a la lengua de la madre patria. En el campo de juego, en cambio, no necesitó ni media temporada para conquistar el respeto de la afición merengue. El Gráfico pudo dar fe, como testigo en vivo en un par de partidos, de la admiración que despierta el entrerriano de la localidad de Crespo que hace 20 años pintaba para campeón de padel en pareja con su primo Ariel pero que debió abandonar “porque había que pagarse todos los pasajes, era un deporte muy costoso y yo era de familia humilde”.
En el Bernabéu, Heinze traba, va a los pies con toda su carrocería, transmite, contagia, vive con intensidad y dientes apretados cada acción, de algún modo corporiza la personalidad del futbolista argentino, el instinto de superación ante la adversidad, ese valor de nuestros embajadores que tanto se cotiza en el exterior.
Hoy, el hombre disfruta del reconocimiento, pero nunca olvidará que Europa no le dio una cálida bienvenida: “El futbolista madura más rápido que otra gente. Después de una decepción no te queda otra alternativa que ponerte de pie. Al llegar al Valladolid yo no jugué casi nada, pero eso me hizo más fuerte para lo que vendría”.
-Hablemos de la Selección. ¿Qué explicación le encontrás a la derrota con Brasil en la Copa América?
-Ellos hicieron el planteamiento correcto, nos pusieron presión en los jugadores de creación y el primer gol nos hizo mucho daño.
-El gol fue a los cinco minutos, después hubo 85 sin reacción.
-No importa, perdoname, pero los que estamos ahí adentro somos nosotros. En cinco minutos se puede hacer mucho daño, más en un Argentina-Brasil. Además, creo que sí reaccionamos porque tuvimos el tiro de Román.
-Una sola acción de riesgo.
-Pero reaccionamos
-¡Una llegada en 40 minutos!
-(Se enoja, lanza el contraataque, pone sobre la mesa el contrapeso de su sonrisa permanente) Lo que pasa es que yo nunca le puedo explicar o a un periodista lo que es un partido de fútbol, porque nunca se han vestido ni estado ahí adentro, por eso cuando vos me decís eso de los 40 minutos, yo te tengo decir: “y bueno, mostro, no te puedo hablar de fútbol”.
-¿No te parecen pocas dos llegadas en 85 minutos?
-Qué se yo, en una final Argentina-Brasil no recuerdo muchas llegadas.
-No te sientas atacado.
-Me calienta que ustedes siempre se inclinen por la negativa, no por la positiva. Ustedes cuando hablan de la Selección Argentina, primero que nos hacen sentir extranjeros, se tienen que dejar de hinchar las pelotas, si todos tenemos la misma bandera.
-La pregunta es qué pasó para que no vuelva a ocurrir. Dentro de poco vuelven a jugar contra Brasil.
-Yo creo que sí hubo reacción, pero ellos hicieron un mejor planteamiento que el nuestro y nos metieron un gol a los cinco minutos. Quizás el error fue ir a buscar todos, y en cada contragolpe se veía que cada situación podía ser gol. Cuando empezás el partido así y no salís a flote, no salís, no salís y no hay explicación. Nosotros no encontramos a Román, no le dimos la contención a Román. Si entraba la de Román no sé si pasaba eso, porque ya empezás a ver el partido distinto, nos parábamos mejor atrás y el mediocampo no se iba tanto.
-¿Cuál es tu análisis del último Mundial?
-Ibamos de menor a mayor, creciendo futbolísticamente, como grupo estábamos bien, terminamos mejor que Alemania en todo los aspectos, tuvimos el gol de ellos que fue un error nuestro, una cadena de errores, capaz que no pudimos terminar el partido antes, porque ellos no querían saber más nada de la vida. Después, los penales son partidos aparte, cosas que pasan, tenés un mal día y el arquero un buen día y a la mierda. Podíamos hacer algo más, es la amargura mía.
-¿Ahí hiciste una buena relación con Maradona, no?
-Sí, es cierto, a partir del Mundial lo pude conocer. Todos saben lo que significa Diego para nosotros, nunca va a dejar de ser futbolista. En el Mundial nos dio un plus de energía. Es y va a ser el número uno siempre, digan lo que digan. Un tipo que siempre pone a los compañeros por delante de él es un verdadero capitán, un número uno.
-Gabriel, ¿cómo procesaste que tu papá te haya visto en un solo partido con la camiseta de Argentina?
-Fue contra Ecuador, en cancha de River, después falleció. Son cosas que no se superan nunca, pero por otro lado me dio más fuerza, porque yo sé lo que piensa él. Por lo que me ha enseñado, por todos los valores que me transmitió, todo lo que he llegado a ser es gracias a mis viejos. Mi papá me dio el carácter y la sangre. Hoy, ya más frío, digo: la puta, se fue en el momento justo parar enseñarme más cosas todavía, como diciéndome, ya llegaste a donde yo quería, entonces ahora tu camino hacelo vos, ya sos bastante hombre. Hasta en eso fue un grande.