¡Habla memoria!

1997. Que nadie les pinche el globo

La Selección Sub-17 consiguió el pase al Mundial de Egipto, entre los dirigidos por José Pekerman había grandes jugadores que con el tiempo hicieron un gran trayectoria como el caso de Gabriel Milito.

Por Redacción EG ·

01 de febrero de 2019
Estuvimos tan cerca. Faltaban sólo 19 minutos en los relojes guaraníes y el partido estaba controlado, con otro triunfo argentino que significaba el campeonato. Pero no. No pudo ser porque enfrente se encontraba Brasil, que lo dio vuelta y se fue a festejar.

Los chicos nuestros buscaron el consuelo en los brazos del Maestro José. En sus bolsitas del Jardín de Infantes habían atesorado sueños de niños. Por eso, Rubén Darío Gigena metió la cabeza a los 34 del primer tiempo y se lo fue a dedicar al banco. Era la manzana que siempre le llevan los pibes al profesor.

Todos hacían flamear sus guardapolvos celestes y blancos. Argentina ya estaba en Egipto, pero quería imitar a los juveniles del Sub-20. Después se quedaron en la puerta. Golpearon y no les abrió nadie. Igual les alcanzó para besar la medalla de plata después de un año y medio de trabajo en silencio...

La historia empezó en la primavera de 1995, cuando quince chicos se conocieron en el predio de la AFA. De esos pibes, sólo cuatro participaron en Paraguay: Lucas Ezequiel Vivas, Gabriel Alejandro Milito, Javier Julio Marchant y Carlos Augusto Quiñonez.

Imagen El prometedor "alumnado" de José Néstor PEKERMAN. Arriba: BELFORTI, ROMANO, MARCHANT, QUIÑONEZ, PRIETO, MORENO, MARQUEZ, ZUBELDIA, SANTO. Abajo: GALLETTI,   GRABINSKI, MILITO, VIVAS, COSTANZO, PEREYRA, GIGENA, CHAPARRO, FARIAS.
El prometedor "alumnado" de José Néstor PEKERMAN. Arriba: BELFORTI, ROMANO, MARCHANT, QUIÑONEZ, PRIETO, MORENO, MARQUEZ, ZUBELDIA, SANTO. Abajo: GALLETTI, GRABINSKI, MILITO, VIVAS, COSTANZO, PEREYRA, GIGENA, CHAPARRO, FARIAS.


En noviembre de 1995, la cancha de Instituto de Córdoba fue el escenario de un torneo juvenil. Allí surgió Livio Armando Prieto. En otro campeonato en Entre Ríos, un defensor formoseño capturó las miradas: ese pibe era Roberto Catalino Chaparro.

De una competencia en la ciudad cordobesa de Laboulaye, llegaron Guillermo Ariel Pereyra y Franco Costanzo. Este último, arquerito de grandes condiciones, ya había sido recomendado por el padre de Pablito Aimar.

En este equipo jugaron dos chicos de equipos que no están afiliados a la AFA: Prieto, de Bella Vista de Córdoba y Luis Francisco Zubeldía, de Belgrano de Santa Rosa. El pampeano fue fichado recientemente por Lanús, aunque todavía no jugó.

El plantel comenzó a conformarse con un estilo federal. Hoy, doce de los dieciocho jugadores son del Interior del país. Para llegar a ese proceso, el cuerpo técnico citó a alrededor de 120 futbolistas, pero antes se habían observado más de 1.000. Eran chicos de 14 y 15 años...

Con esa edad debutaron en el primer amistoso frente a un Combinado de Villa Constitución en noviembre de 1995, ganando 2-1. Los goles los hicieron los refuerzos que habían llevado a la ciudad santafecina: César La Paglia y Sixto Peralta.

Imagen Galletti pelea la pelota con Matuzalem y Fernando. Argentina no pudo sostener el 1-0.
Galletti pelea la pelota con Matuzalem y Fernando. Argentina no pudo sostener el 1-0.


Argentina superó la ronda inicial sin demasiadas complicaciones. Es cierto, a diferencia del Campeonato Sub-20 en Chile, tenía el grupo más accesible. Ganó la zona después de tres victorias y una derrota. Primero fue un 6-0 a Venezuela. El segundo paso fue un costoso triunfo 3-2 ante Ecuador. La clasificación a la siguiente fase llegó con un 2-0 frente a Perú.

Cuando los puestos estaban definidos, llegó la derrota 2-0 contra Paraguay. "El clima del estadio los puso a prueba. Estábamos adentro y por eso hicimos cambios en algunos puestos claves para darle descanso a los titulares y oportunidades a otros. Fue lo peor del campeonato porque no pudimos cambiarle el rumbo al encuentro", explicó Pekerman.

Argentina ya estaba en Asunción y la capital de Paraguay recibió a nuestra Selección con su clima preferido: calor, humedad y lluvias tropicales. Había logrado su primer objetivo: llegar al cuadrangular final para el "verdadero" campeonato. El que definía los tres lugares para ir al Mundial de Egipto.

El martes 11 de marzo, nuestros chicos comenzaron a divisar la milenaria tierra de las pirámides. Un 3-0 sobre Chile recuperó la alegría en las habitaciones del hotel Internacional. Un inspirado segundo tiempo del Hueso Galletti terminó con las dudas que Argentina había mostrado en el arranque del partido. El delantero de Estudiantes convirtió dos tantos y Prieto hizo el restante. Para Pekerman el empujón inicial estaba dado, pero retornó el fantasma guaraní. Los nuestros no le pudieron hacer un gol a Paraguay en los dos partidos que se enfrentaron. Esta vez fue 0-0, pero Argentina se aseguró un lugar en el Mundial.

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Otra vez José cumplía con su obligación de subir al podio. Los chicos también respondieron, desde la tierra colorada de Paraguay hasta alcanzar el río Nilo de Egipto. Pero querían más, como el técnico, que Ios arengó así, en la cancha del club Tembetary: "El domingo tienen la posibilidad única, del fútbol: dependen de ustedes mismos para salir campeones".

Así salieron al Defensores del Chaco, con la intención clara de seguir estirando los triunfos de José. Le robaron la pelota a Brasil y se encaminaban a repetir otra gloria en Paraguay.

Les faltó final para llevarse el título. Les sobró dignidad para no derramar ninguna lágrima en la cancha.

Se bajaron del podio y clavaron las miradas en los brasileños que estaban festejando al lado. Seguro que juraron una revancha en el lejano Egipto. Demostraron que tienen fútbol, que siguen el estilo Pekerman. Y que no van a traicionar esa promesa que quedó sellada en sus corazones de niños.  

 

LEO BURGUEÑO

Fotos: NORBERTO MOSTEIRIN