¡Habla memoria!

1945. Hay que levantar la cabeza

La elegancia se demostraba llevando la pelota con la cabeza en alto, sin mirar al piso. Por lo menos así se distinguían los grandes jugadores del resto por la década del 40en el fútbol argentino.

Por Redacción EG ·

17 de enero de 2019
Daba gusto verlo jugar a Paternoster. Tan tranquilo, tan señor en el área. Se armaban esos entreveros polvorientos y de ellos emergía llevándose la pelota con mágica limpieza, tocándola apenas. ¡Y siempre con la cabeza levantada! Paternoster constituyó con Pechito Della Torre una pareja que los simpatizantes del "glorioso" no olvidarán nunca, Y fué Della Torre, precisamente, quien hace pocos días, encontrándose de visita en nuestra redacción, hizo el elogio de Adolfo Pedernera sintetizándolo en estas palabras:

Imagen Tres nombres históricos del fútbol argentino se han reunido en esta escena de un viejo match entre Huracán y Racing: Paternoster, Onzari y Stábile, a cual de ellos más famoso.
Tres nombres históricos del fútbol argentino se han reunido en esta escena de un viejo match entre Huracán y Racing: Paternoster, Onzari y Stábile, a cual de ellos más famoso.


—Es de los que levantan la cabeza. Con eso está dicho todo.

La actitud de jugar con la testa en alto es síntoma infalible de clase. Significa que se ha llegado a dominar la pelota con los pies a tal extremo que se les puede dejar en libertad, que ya no necesitan la ayuda de la mirada. Y significa, además, que el cerebro domina a las extremidades. Claro que no es posible pretender ni recomendar que todos hagan lo mismo, por idéntica razón que, según se ha dicho tantas veces, "no es pa tuitos la bota'e potro". Se llega a ese grado de dominio tras un proceso de perfeccionamiento o siempre que se posean aptitudes de excepción. Pero lo que nuestra experiencia de espectadores señala en forma terminante es que la gran mayoría de los cracks jugaban y juegan así: con la cabeza levantada, en apostura gallarda, oteando campo adelante en rápido visteo para planear el ataque. Concebida la jugada, recién entonces puede agacharse la cabeza para imprimirle al pase la altura y la dirección deseada. No es, sin embargo el aspecto técnico y hasta científico el que deseo encarar en estas líneas, porque no soy ni me siento doctor en fútbol. Para mí el fútbol fué siempre un magnífico  entretenimiento y el mejor de todos los espectáculos deportivos. Aprecio, pues, a los hombres que levantan la cabeza por una razón de estética antes que por espíritu de crítico. Hablando hace poco con Adolfo Pedernera Al día siguiente del match que River Plate había jugado con Peñarol en la cancha de San Lorenzo, oí que el gran centre forward de los campeones decía:

Imagen Angel Labruna, un emblema tanto para River como para el fútbol argentino.
Angel Labruna, un emblema tanto para River como para el fútbol argentino.


—Tiene un buen equipo el club uruguayo. Me agrada jugar contra esos cuadros que hacen fútbol. Y frente a hombres como el centre half Obdulio Varela. Es de los que levantan la cabeza... Nosotros los hombres de ataque preferimos tener por delante a esos defensores intuitivos y rudos que agachan la cabeza y se tiran al suelo. Esos pueden burlarse con facilidad. Basta tocar un poquito la pelota y hacerse levemente a un lado para verlos pasar... En cambio, cuando a uno lo espera un Perucca, un Leguizamón o un Strembel, no hay tiempo para lujos. Vea, por ejemplo, lo que es Lazzatti en Boca. Dicen que está bajo y que ya no rinde como antes, pero yo entiendo que Boca lo necesita y lo va a seguir necesitando, porque el sucesor de Lazzatti va a tener que suplir algo más que un gran recuerdo: va a tener que suplir a un gran jugador, de los que emplean la cabeza para algo más que para cabecear…

Imagen Adolfo Pedernera, jugador fino y elegante que jugó para River, Atlanta y Huracán en el fútbol argentino.
Adolfo Pedernera, jugador fino y elegante que jugó para River, Atlanta y Huracán en el fútbol argentino.


Esto lo decía el hombre a quien Della Torre, días antes, había elogiado por la misma virtud. Luego, siguiendo el tema, añadía Pedernera: —Ahí lo tienen ustedes a Labruna. Se dice que él y yo hemos creado un tipo de gol. No tanto... Ese tipo de gol, o mejor dicho ese pase largo para procurar la entrada y el shot al arco, creo que existió siempre. Lo difícil de encontrar, para que la jugada finalice con éxito, es un hombre inteligente como Labruna, que intuye la acción, se coloca y ya sabe, antes de recibir la pelota, qué es lo que va a hacer. Labruna no es muy veloz en carrera, pero tiene un pique muy rápido. Cuando le llega el pase, pica, entra con la cabeza levantada, mira al ángulo del arco hacia donde irá el shot, agacha la cabeza y tira.

Obsérvese que el centre forward riverplatense ha nombrado a tres centre halves que figuran entre los mejores del momento actual entre los de más alta calidad: Perucca, el hombre que en Newell's Old Boys es brújula, puntal y lanza, hasta el punto de que sus actuaciones son las que marcan el alza o declive del equipo entero; Leguizamón, que se encorva, se arruga y se balancea, pero en quien es una actitud característica mover la cabeza llevando la mirada de un lado a otro cuando tiene la pelota en los pies y cuyo retorno a su rendimiento normal provocó el resurgimiento de Independiente, y Strembel, auténtico "académico", dotado de aquel mismo señorío que tenía Peternoster.

Imagen Dos hombres de gran calidad y elegante estilo: el vasco Angel Zubieta, conductor de San Lorenzo de Almagro, y el zaguero Nicolás Palma, que ahora juega en México, donde hizo un debut sensacional.
Dos hombres de gran calidad y elegante estilo: el vasco Angel Zubieta, conductor de San Lorenzo de Almagro, y el zaguero Nicolás Palma, que ahora juega en México, donde hizo un debut sensacional.


Vaya usted a ver un partido de San Lorenzo y sígalo al vasco Zubieta. El solo constituye un espectáculo y una lección de fútbol. Siempre erguido, entero, firme, está jugando aunque la pelota ande por el otro extremo de la cancha. La mirada atenta, la cabeza levantada, dominador y animador. Recuérdese cómo accionaba Nicolás Palma, ese espléndido zaguero que se fué a México. Daba gusto verlo salir al tranco largo inmediatamente después de haber hecho un quite magistral. Encarnaba en esos instantes la estampa del crack absoluto. Nadie puede extrañarse de que el debut de Palma en las canchas aztecas haya sido toda una sensación, hasta el punto de que se le dedicaron adjetivos sin precedentes en la prensa de aquel país. Es que los hombres de ese estilo, expresiones de la más acabada técnica que se embellecen con la elegancia en el porte y dan tal sensación de dominio, tienen que impresionar más aún en aquellos medios donde hasta hace poco se practicaba un fútbol de recursos primarios. (No olvidemos que años atrás, muchos ya, aquel gran jugador uruguayo que fué Pedro Cea respondió en esta forma a un cronista que le preguntó dónde le había gustado más actuar: "En México, porque uno sale a la cancha después de haber comido bien y  hace seis goles caminando...» Los tiempos han cambiado).

Imagen El uruguayo José Nasazzi integró el equipo Campeón del Mundo de 1930.
El uruguayo José Nasazzi integró el equipo Campeón del Mundo de 1930.


Habiendo citado a uno de los uruguayos campeones olímpicos viene también al recuerdo inmediatamente la figura inolvidable de un hombre que constituye el ejemplar perfecto del tipo de futboler aludido en esta nota: José Nasazzi, el "Terrible", el zaguero de temple admirable, completo en sus recursos, impresionante en su altivez. Nunca bajó la cabeza José Nasazzi. Ninguno mejor que él observó los adversarios. Le bastaban pocos minutos, un par de intervenciones, para calificar a cualquier rival hasta entonces desconocido y decidir si era necesario cuidarlo o si se le podía dejar que se fuera solito al outball...

—Nos gusta el jugador que levanta la cabeza — le decíamos en cierta oportunidad a Minella, el famoso centre half de Gimnasia y de River — porque ese hombre domina la pelota mucho más que quienes la mueven mucha con los pies.

—No se trata solamente de que dominen la pelota — respondió Minella. — Hay que dominar la cancha, que es lo más importante, sobre todo en un centre half. ¿Cómo puede ser bueno el que no se entera de lo que ocurre alrededor suyo? A mí, que me echaran muchos de esos forwards que gambetean las piernas…

Imagen Martino llevada en andas en el final del sudamericano de Chile 1945
Martino llevada en andas en el final del sudamericano de Chile 1945


Interesante resulta conocer la opinión de algunos jugadores. Hace varios meses, un team seleccionado uruguayo trajo como insider a Walter Gómez, jovencito muy hábil, muy agradable ver, pero inexperto e inofensivo. Refiriéndose a aquel partido, nos decía un jugador argentino: "A nosotros nos conviene que para otra vez vuelva el pibe Gómez y se quede Porta; porque éste para la pelota y mira..."

En un centro futbolístico como el de Buenos Aires, por donde ha desfilado lo más grande del mundo en este deporte, hemos visto a muchos garnbeteaslores de piernas, pero también, por cierto, hemos tenido la suerte de extasiamos ante Manuel Seoane, Roberto Cherro, Luis Monti, Nolo Ferreira, Adolfo Zurnelzú, Ludovico Bidoglio, Gabino Sosa... Un ramillete del pasado a manera de muestra no más... Ellos practicaban este ejemplo: ¡hay que levantar la cabeza! Y nosotros nos inclinamos en su honor.

 

Sobrepique.