¡Habla memoria!

El destino, la pelota y yo - Capítulo XIV

Por Moreno. Se disputó el Sudamericano de 1941 en Chile y Argentina lo ganó con una novedosa dinámica en ofensiva que se trabajaba en River. El Charro cuenta el origen de “La Máquina”.

Por Redacción EG ·

22 de abril de 2020

LA CONQUISTA DEL PACIFICO

El fútbol se había ido extendiendo a través de la Cordillera, camino del Pacífico, y por allá existían clubs de notable envergadura y con suficiente chance como para batirnos o ponernos en grave compromiso. Lo demostró el encuentro entre la delegación de la A.F.A. y el seleccionado peruano, librado en Lima el 19 de enero de 1941 por la copa "Sáenz Peña", que resultó empatado 1 a 1. (¡Salud, peruanos!) "La Crónica", de Lima, publicada al día siguiente, decía al pie de varias fotos del encuentro:

"Entre las escenas que causaron sensación y obligaron a batir palmas fueron los arqueros quienes más oportunidades ofrecieron para ello. Vemos a Estrada obligado a entregarse a fondo ante un potente tiro de Lolo. El arquero argentino libró goles casi hechos. Nuestro guardavalla Honores dejó traslucir toda la gama de sus conocimientos como el mejor meta nacional. Lo vemos en una salida, en ágil salto, dejar sin chance a Moreno, el excelente insider platense. Nuevamente Honores, en su característico salto, atrapa el balón seguido por Moreno. Y como culminación de la labor atacante a que fue sometida la valla peruana, una vez más es Moreno quien intenta cabecear para batir al "Chueco", aunque sin conseguirlo". (¡Sí, los peruanos tenían otro "Chueco" grande como nuestro García! ¡Grande con ganas! ¡Si lo sabré yo! ... ).

 

Imagen practicando con la cabeza.
practicando con la cabeza.
 

Estoy narrando mi historia por requerimiento de la gran revista "El Gráfico", y debo por fuerza, sin falsa modestia, decir lo que dijeron de mí. En el diario mencionado, y en la misma fecha, se publicó un reportaje que me hicieron antes del gran partido. Y reproduzco algunos párrafos que intentaron definirme. Dijo el cronista:

"José M. Moreno, el infatigable insider derecho de la Selección Argentina que ayer, en el gran Estadio Nacional, realizara, juntamente con Antonio Sastre, interior izquierdo, una inteligente labor de homogeneidad al impulsar su delantera al ataque, nos brindaron una novedad en su acción en un constante cambio de sus puestos, desorientando con su movilidad a nuestros jugadores, que tuvieron que multiplicarse para tratar de custodiar a estos peligrosos forwards. Este juego de cruce de los interiores mencionados llamó la atención por ese limpio y efectivo desplazamiento, atrayendo a los halves para dejar en libertad a sus aleros, facilitando así las corridas de sus wingers que, por su velocidad, los ataques se hicieron violentos e incisivos...".

Y terminaba (tendré que decirlo porque se me ha difamado bastante, como sucede generalmente con todo aquel que por un motivo u otro se destaca):

"José M. Moreno es un jugador y caballero a carta cabal; su desenvolvimiento en la cancha nos lo comprueba, y ratifica la opinión que de él teníamos como deportista. Y la afición que acudió ayer al Estadio, estamos seguros, ha de tener la misma opinión: noble en su juego y efectivo en su acción. Fue el player argentino más solicitado por las radios locales... ".

 

Imagen De nuestro primer match en Lima de aquella primera gira en 1940. Salta "Lolo" Fernández entre Minella y Sbarra.
De nuestro primer match en Lima de aquella primera gira en 1940. Salta "Lolo" Fernández entre Minella y Sbarra.
 

EL CAMPEONATO SUDAMERICANO

Se instituyó en 1910 con motivo de nuestro Centenario (el de la Patria), y fue jugado formalmente por vez primera en Montevideo de 1917, luego de fundarse en Buenos Aires la Confederación Sudamericana de Fútbol. Y ese año triunfó Brasil en reñidísima lucha con Uruguay. Ahora, 34 años más tarde, y a los 25 de mi edad, me tocaba formar en el equipo que, con la magnífica conducción de Stábile (entrenador, jefe y camarada), disputaría una vez más el importante torneo, en Santiago, con motivo de los festejos del Centenario de la independencia chilena. Y corría el mes de enero de 1941. Ganamos el campeonato en un match final contra los chilenos, y con el cuadro formado así: Estrada; Salomón y Alberti; Sbarra, Videla y Batagliero: Pedernera, yo, Arrieta, Sastre y García. Recuerdo que todo el campeonato fue un cotejo tremendo, pues allí no hubo rival que no fuera difícil. Debutamos con Perú, y a los dos minutos de juego me tocó señalar el primer gol. No crean, por ese comienzo, que aquello fue un paseo; no, ni mucho menos. Hasta los ocho minutos del segundo tiempo no volvió a suceder nada. Y lo que ocurrió fue que los peruanos empataron. Hubo que multiplicarse, sobrarse... Veinte minutos más tarde tuve oportunidad de marcar el gol de la victoria con un cabezazo tomado a tiempo, aprovechando un matemático centro de Arregui. No seguiré el campeonato a todo lo largo de su desenvolvimiento. Lo cierto fue que llegamos al casi obligado "clásico" argentinos-uruguayos, y que lo ganamos por 1 a 0.

Luego, el desiderátum de la cruzada fue el partido contra los caballerescos y bravos adversarios de Chile, a los que derrotamos gracias a un espectacular gol de García. Como se ve, la cosa no fue fácil. Resultamos campeones con ocho puntos y segundos los uruguayos con seis. En la línea delantera de los dos últimos partidos estábamos, hombro con hombro, Pedernera y yo. Y pusimos en acción, con pleno éxito, los rudimentos, los atisbos, de lo que más tarde habría de llamarse "la máquina", sistema de juego que desconcierta al adversario, y que motivó el ya transcripto comentario de "La Crónica", de Lima. Con respecto a nuestro desempeño en el campeonato, Félix Frascara subtituló una nota diciendo: "Ha de ser memorable la fructífera cruzada de los conquistadores del Pacífico". Y comentaba: "Brindaron brillantes exhibiciones y cumplieron la hazaña de mantenerse invictos a través de nueve partidos. Han regresado a Buenos Aires luego de dos meses de permanencia en el extranjero, y traen al regreso la copa "Presidente Ortiz", ganada con dos triunfos sobre los chilenos al comienzo de la prueba; la copa "Roque Saenz Peña", conquistada laboriosamente en Lima; una victoria concluyente sobre los peruanos y el título de "Campeones Sudamericanos", logrado mediante sendos triunfos frente a Perú, Ecuador, Uruguay y Chile..." "...Fueron hombres de temple que se agrandaron, que salieron a vencer guapeando..."

 

Imagen En aquella "tournée" nuestro ataque empezó jugando así: Belén, yo, Arrieta, Sastre y Arregui. Después llamaron a Pedernera y García y se integró la otra línea más conocida, en la que también jugó Marvezzy.
En aquella "tournée" nuestro ataque empezó jugando así: Belén, yo, Arrieta, Sastre y Arregui. Después llamaron a Pedernera y García y se integró la otra línea más conocida, en la que también jugó Marvezzy.
 

EL MAESTRO "NOLO"

Te llamaron "piloto olímpico", y lo fuiste, mi querido Nolo Ferreyra: tan mesurado, tan señor, tan inteligente y noble. Recuerdo mi debut en primera y en tierra, aunque fraternal, extraña: el Brasil. Eh el primer encuentro jugué nervioso, trepidante, con ganas de hacer mucho, sin lograr ni la mitad. Aquello no era el potrero; ni siquiera la "cuarta especial de los millonarios". Era nada menos que un match internacional con el que yo debutaba en primera. (¿Me entienden, pibes?) Era como cruzar la montaña con alas de gorrión. Al final del partido, en el vestuario, me acomodé en un rincón para "hacer balance" de mi "trabajo" en la cancha. No estaba conforme, no. Lo había hecho mucho mejor en la 5ta, en la 4ta - no, no estaba satisfecho. Seguramente los nervios... Y pienso que en eso hay algo que el deportista debe considerar con seriedad. Confía mucho en el estado atlético de su musculatura, olvidando los nervios, que, según se sabe, gobiernan al músculo. Y también a los sentimientos, al estado de ánimo... En todo eso estaba yo pensando cuando se me acercó Nolo, sentándose a mi lado.

—¿Qué te pasa, pibe?

—Que no estoy contento con lo que hice.

—Yo sí —me replicó—; jugaste bien, pero nervioso. Mirá, muchacho, los partidos duran noventa minutos. Y si una jugada sale mal, queda siempre tiempo para reponerse. Hay que tener seguridad, control sobre los nervios y los músculos. Ah, oíme: y también los entripados. Salí al campo y olvidátelo todo: así serás un jugador de clase, con moral.

No me lo olvidé, querido Nolo; no me lo olvidé jamás, y esas tus palabras están en la cartilla que ahora les inculco a los que empiezan... y a los que batallan en los grandes cuadros. Si ellos, y a veces quienes les pagan, no lo entienden..., ¿qué puedo hacer yo?

 

Imagen Parados: Stábile, Víciela, Esperón, Salomón, Minella, Gilli, Coletta, Gualco, Estrada, Alberti y "Chichilo" Sola. Agachados: Gayol, Belén, Marvezzy, Alarcón, Arrieta, Sanz, Sastre, un servidor, Arregui, Sbarra y Batagliero.
Parados: Stábile, Víciela, Esperón, Salomón, Minella, Gilli, Coletta, Gualco, Estrada, Alberti y "Chichilo" Sola. Agachados: Gayol, Belén, Marvezzy, Alarcón, Arrieta, Sanz, Sastre, un servidor, Arregui, Sbarra y Batagliero.
 

"LA MAQUINA"

El comentario acerca de una novedad en nuestro juego, publicado por "La Crónica", de Lima, y que acabo de transcribir subrayándolo en el parágrafo anterior, manera de jugar que desorientó a los internacionales de allende la Cordillera, era una característica nuestra, de los jugadores de River, puesta en práctica, ya como sistema, a fines de ese año.

Recuerdo que, tiempo atrás cuando le ganamos la revancha a Boca, nada menos que por 5 a 1, y cuando yo retenía la pelota gambeteando, me gritaban de las tribunas

—¡Largala!

—¡Morfón!

—¡Largala, que no estás solo!

Yo sabía bien con quiénes estaba y lo que teníamos que hacer. Era una táctica para atraer a toda la defensa rival. En el momento preciso le pasé a Labruna, y gol. Se repitió el sistema... y nuevo gol de Labruna. Luego a la inversa... y me tocó señalar dos goles al hilo. Era... "la máquina", que revolucionaría la técnica del fútbol, y que en su simple planteo nos facilitó "la conquista del Pacífico". Voy a explicar su origen, su técnica y sus resultados. ¡Atención, purretes!

Antes de implantar la táctica nueva habían llegado entrenadores extranjeros que imponían un sistema de marcación que se llamaba "de hombre a hombre". Es decir que el interior derecho (N° 8), el centro delantero (N° 9) y el interior izquierdo (N° 10) ocupaban invariablemente su sitio en la cancha. Nosotros debíamos observar religiosamente la técnica de los entrenadores, pero después de los partidos, divirtiéndonos, chacoteando, analizábamos los resultados del sistema impuesto y llegamos a la conclusión de que eso nos impedía movernos con soltura. Entonces inventamos un nuevo plan de marcación, lo ensayamos en los entrenamientos, y terminamos por implantarlo. Era el sistema de rotación, es decir, que ninguno de los tres estaba invariablemente en su puesto característico. El interior derecho pasaba a centro delantero, éste al puesto del interior y el interior izquierdo entraba siempre en profundidad. Y otras veces los insiders pasaban a las puntas y los punteros adentro.

Esa movilidad permanente traía desconcierto en la marcación de hombre a hombre, con el resultado que ya conoce la afición. A partir de entonces, en su mayoría las delanteras implantaron ese juego de desmarcación por rotación constante de los players. Con esto salió beneficiado el jugador. Por la concepción rápida del juego, y el público por la brillantez del espectáculo. Y queda en pocas palabras explicado el mecanismo de "la máquina", que tanto dio que hacer y comentar dondequiera que se jugaba al fútbol, La delantera de River, cuando la pusimos en función, estaba formada así: Muñoz, yo, Pedernera, Labruna y Deambrossi. A este último, más tarde, lo reemplazó Loustau.

 

Imagen En Chile, con un gran jugador del fútbol peruano, "Lolo" Fernández, Sbarra, Sastre, Minella y el que suscribe.
En Chile, con un gran jugador del fútbol peruano, "Lolo" Fernández, Sbarra, Sastre, Minella y el que suscribe.
 

Tiempo más tarde —ya lo veremos— debí ausentarme otra vez en defensa de mi profesión, mi familia y mis intereses, pero no al campamento de "Atalaya" sino a México y otros países hospitalarios. Y en ellos me encontré de nuevo con algunos camaradas "exilados" como yo, en cuya compañía teníamos puesto en práctica el sistema de "la máquina". Lo implantamos, lo divulgamos; revolucionamos su técnica sacramental... Y así surgieron, cada vez más al Norte, cuadros capaces de disputar, con posibilidades favorables, los grandes campeonatos del fútbol mundial. Ya lo verán...

 

(Continuará)

JOSÉ MANUEL MORENO (1959)

En el próximo número: "¡A México!"

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