¡Habla memoria!

1967. Diez preguntas a Guillermo Nimo

El recordado personaje mediático del fútbol en sus tiempos de referato, al cual llega casi por casualidad. Nimo, en una carrera vertiginosa para la actividad, llega a ser el árbitro N°1 de A.F.A

Por Redacción EG ·

14 de diciembre de 2018
— ¿Por qué es árbitro?

Imagen Guillermo Nimo, 35 años, 1,75 de altura, casado, un hijo, ex jugador de fútbol, ex estudiante de escuela comercial, jefe de ventas de "Bodegas Esmeralda" y árbitro número uno, según la calificación de la A.F.A.
Guillermo Nimo, 35 años, 1,75 de altura, casado, un hijo, ex jugador de fútbol, ex estudiante de escuela comercial, jefe de ventas de "Bodegas Esmeralda" y árbitro número uno, según la calificación de la A.F.A.


—Por accidente. Yo jugaba de arquero en la tercera de Huracán y era suplente de Madinabeytía. En el año 1953 venció la edad para esa división y me querían dar a préstamo a un club de primera C. No acepté y me hice socio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires para jugar en sus campeonatos internos. Un día estaba todo listo para empezar un partido y faltaba el referee —porque allí dirigen los mismos socios—. Y bueno, me dijeron si me animaba. Yo me animé y desde ese día me gustó. Le pregunté al doctor Mauriño, que era juez y socio de G.E.B.A., cómo debía hacer para estudiar y me anoté en el curso. Allí conocí a dos hombres fundamentales: a Bartolomé Macías, que fue mi ídolo como referee, y a J. J. Alvarez, un ejemplo para todos los que quieren ser y son referees de fútbol. Hice el curso en el 58 y en el 59 empecé a dirigir divisiones inferiores. En el 60 fui lineman de primera; en el 61 jugué la categoría Aficionados; en el 62 me pusieron a prueba en primera C y me confirmaron en esa división durante 1963. Al año siguiente me probaron en 1' B y me quedé todo el 65, año en que gané la plaqueta como mejor referee de la temporada en esa categoría. A fines del 65 jugué 3 partidos en primera A y quedé confirmado desde el 66 hasta la fecha. Además ya llevo jugados varios partidos internacionales —entre ellos Santos-River, en Mar del Plata; Colo Colo-River, en Cipolletti, y Sheffield United-Seleccionado Argentino, en Buenos Aires.

— ¿Por qué es el árbitro número uno del momento?

—Porque impuse una nueva modalidad: aplicar al máximo la ley de ventaja y dirigir pegado a la jugada. No soy, por supuesto, el "inventor" de esto, pero soy muy partidario de aplicarlo como una obligación fundamental.

— ¿Cuáles son sus principios?

—Para mí hay cuatro puntos fundamentales: PERSONALIDAD —el que manda soy yo y nadie más que yo—; REGLAMENTO —lo leo todas las semanas y siempre descubro algo nuevo—; ESTADO ATLETICO —me entreno dos veces por semana en G. E.B.A. —, y PSICOLOGIA —trato de ver la mayor cantidad de partidos para conocer más a los jugadores, estudiar sus reacciones y su manera de comportarse.

— ¿Reconoce sus equivocaciones?

Imagen Nimo: “Y revoleo el silbato porque me da la sensación de que todos se dan cuenta de mi firmeza y de lo que les quiero decir: Aquí el único que manda soy yo"
Nimo: “Y revoleo el silbato porque me da la sensación de que todos se dan cuenta de mi firmeza y de lo que les quiero decir: Aquí el único que manda soy yo"


—En el momento de sancionar algo estoy plenamente convencido de que soy el dueño de la verdad y que no existe nadie más justo, ni ecuánime que yo. Luego, al analizar el partido, re-conozco que pude haberme equivocado.

— ¿Por qué es discutido entre sus colegas?

—En todas las profesiones, los que triunfan muy rápidamente se ganan antipatías. Es muy humano, además. Pero, afortunadamente, hay otra cantidad de colegas que son los que me ayudan a seguir y a mantener ese lugar. Yo prefiero acordarme de estos últimos.

— ¿Qué hace en las horas previas al partido?

—Generalmente los sábados a la tarde sigo 1" B o me quedo en casa viendo televisión. Por la noche voy a ver boxeo. El boxeo es el mejor aliado de mi estado de ánimo. Yo allí me relajo, grito, discuto, me desahogo y quedo tranquilo. Cuando vuelvo a mi casa, después de la pelea, no pienso en otra cosa más que en el fallo o el nocaut o la actuación de alguno de los pugilistas. Es mi mejor sedante. El domingo, día del partido, me levanto a las 9 y desayuno café con leche y tostadas con mermelada. Al mediodía tomo un "yoghurt" y nada más hasta dos horas después del partido. Es-pero al grupo de colegas que generalmente me acompañan a la cancha y a mi amigo "Paco" Calvo, que viene conmigo a todos lados.

— ¿Por qué entra en el campo revoleando el silbato y mirando con sonrisas a las tribunas?

Imagen 1966. 8 de mayo. Guillermo Nimo posando en la salida al encuentro que finalmente sería un empate en 0 entre Racing y Argentinos Juniors, disputado en el estadio de Atlanta.
1966. 8 de mayo. Guillermo Nimo posando en la salida al encuentro que finalmente sería un empate en 0 entre Racing y Argentinos Juniors, disputado en el estadio de Atlanta.


—Es parte de mi cábala. Yo invariablemente beso la pelota y antes de entrar en el propio campo de juego la tiro por la línea de mitad de cancha. Y revoleo el silbato porque me da la sensación de que todos se dan cuenta de mi firmeza y de lo que les quiero decir: "Aquí el único que manda soy yo". Incluso mis propios compañeros, los linesman. Yo siempre dirijo con cinco colegas, que se alternan como colaboradores: Jorge Zukutian, Víctor Tanzi, Juan Broggini, Francisco Barón y Juan

Aramburu. Ellos también saben que son mis importantes colaboradores, pero que la autoridad máxima soy yo. Cumplen con marcarme las infracciones, pero yo decido en todos los casos".

— ¿Qué siente cuándo expulsa a un jugador?

—El año pasado jugué 35 partidos y expulsé a tres jugadores. Este año, ninguno. Mi mayor satisfacción es terminar con los 22 hombres. Yo uso poco la libreta; cuando anoto a uno le digo: señor, usted puede hacer de ahora en adelante lo que quiera, pero a la primera infracción se va sin que yo se lo indique. Me dio resultados: cuando anoto a uno es seguro que ése no hace ningún foul más. Y cuando expulso, lo mismo. Les digo  "Sin hacer ningún ademán, ningún gesto, ninguna protesta, se va de la cancha. De esa manera evito los amontonamientos, los pedidos y las fricciones. Mientras el expulsado se va, la pelota está en juego y ya no hay protestas.

Imagen 1966. 5 de junio. Nimo intercede en una jugada brusca del encuentro en el que Independiente perdió frente a Boca por 1 a 0 con el gol de Aimonetti.
1966. 5 de junio. Nimo intercede en una jugada brusca del encuentro en el que Independiente perdió frente a Boca por 1 a 0 con el gol de Aimonetti.


— ¿Es correcto el jugador argentino?

—Es muy correcto. Hemos evolucionado en eso tal vez más que en lo táctico o en lo técnico. Le doy tres casos de gran corrección: Matosas, Navarro —sí, "Hacha Brava"— y Sanfilippo.

— ¿Cuál fue su mejor arbitraje hasta ahora?

—Creo que no hay "un mejor". Pero Independiente - Boca el año pasado (primera rueda) y Boca - River, este año, fueron los que me dejaron más conformes.

Imagen Y cuando expulso, lo mismo. Les digo: Sin hacer ningún ademán, ningún gesto, ninguna protesta, se va de la cancha. De esa manera evito los amontonamientos, los pedidos y las fricciones.
Y cuando expulso, lo mismo. Les digo: Sin hacer ningún ademán, ningún gesto, ninguna protesta, se va de la cancha. De esa manera evito los amontonamientos, los pedidos y las fricciones.


Por CHERQUIS BIALO.

Fotos: BIANCO