Las Crónicas de El Gráfico

1985. Diego, Bocha ¿Qué piensan de la Selección?

Por Proietto. Antes del Mundial, en la gira por USA y México, El Gráfico pudo juntar a los dos ídolos del fútbol en una nota que atravesó los temas del momento: Borghi, Bilardo, ellos, el equipo...

Por Redacción EG ·

07 de diciembre de 2018

¿Una nota con el Bocha...? Sí, la hacemos, no hay problema. Pero no ahora, estoy fusilado por el viaje. Tardamos 16 horas, bajo a comer algo y me tiro en la cama. Sí, me gusta salir con el Bocha, es un fenómeno...

Fue el primer encuentro con Diego, el martes 12, a las 8 de la noche, en el octavo piso del Airport Park Hotel. Barba de dos días, expresión serena, sonriente.

— ¿Una nota con Maradona...? Sí, bueno. ¿Y dónde la hacemos? —pregunta el Bocha tirado en su cama, acomodándose el pelo para tapar lo que el viento se llevó.

—Mirá —le dice Forte—, pensamos en llevarlos hasta Hollywood...

— ¡Estás loco! Hagámosla aquí enfrente, a mí no me gusta eso de andar en auto y salir lejos. Yo vine a descansar, a entrenar, a jugar...

—Pero si son 20 minutos, Bocha —le miento.

— ¿Veinte minutos hasta Hollywood?.. . ¡Estás loco vos! Es casi una hora. Dejá, la hacemos acá enfrente y listo. ¿Y Diego qué dijo...?

— Que está bien, que la hagamos mañana. ¿Te parece bien a las tres?

—Ojo, que por ahí vamos a ver el estadio. Pregúntenle a Bilardo, y de paso déjenme EL GRAFICO... Che, ¿Cuándo me van a poner otra vez en la tapa?...

Afeitado, bañado y perfumado. El Bocha de siempre, parco y cordial.

Imagen Primer entrenamiento juntos en Los Ángeles, antes del partido con México. Bochini hace “jueguito”, Maradona mira. Bilardo se jugó por el talento de ambos, pero no rindieron de acuerdo a lo que saben. Se puede esperar más.
Primer entrenamiento juntos en Los Ángeles, antes del partido con México. Bochini hace “jueguito”, Maradona mira. Bilardo se jugó por el talento de ambos, pero no rindieron de acuerdo a lo que saben. Se puede esperar más.


El miércoles, a eso de las 12, lo cruzo a Bilardo en el lobby del hotel y le preguntó la actividad del día "Nada, ahora almorzamos y a las tres vamos al estadio, pero no practicamos, es un reconocimiento y nada más. Después nos movemos un poco en el parquecito de al lado, es para tener entretenidas a estas fieras…

— ¡Justo a las tres, Carlos! Era la hora que habíamos combinado con el Bocha y Diego para una nota. : .

—No te hagas problema, hacela después del almuerzo y llevalos con el auto. Si me los dejás a las tres y media en el estadio, yo no tengo problemas. El miércoles, a eso de las 12 y dos minutos, le digo a Maradona si podemos...

—No, estoy muerto, como y me acuesto. Y después voy a la cancha con los muchachos, a mí no me gusta bajarme del micro, yo soy uno más del grupo y tengo que ir con ellos siempre. Perdoname, ya vamos a encontrar otro momento.

Chau miércoles. Y chau jueves, día de partido, descanso total, reclusión en las habitaciones, cierta tensión lógica. Viernes. Un poco más de las ocho, la cafetería del hotel. Pantalón y buzo PUMA, renguera manifiesta, barba crecida, anteojos oscuros. Maradona absolutamente solo, insólitamente solo, acodado en la barra.

—Hola, Diego...  ¿Te duele la pierna?

—Una barbaridad. Ese tipo tiró a cortarme. ¡Qué bárbaro. . .! Me agarró acá arriba, ¿ves? Un poquito arriba de la rodilla, si me la da dos centímetros abajo no sé qué pasa.

— ¿Quién fue?

—Ni sé. . . creo que De los Cobos. Bah... me dijeron.

— ¿Jugás el domingo?...

—Yo quiero jugar siempre, ahora está hinchada y me duele, pero falta mucho, yo quiero jugar. —Bueno Diego, quizá éste no sea el momento, pero te recuerdo que tenemos que hacer la nota con el Bocha...

—Ah... sí, tenemos que charlar, las fotos las hizo Forte ayer, ¿no? ¿Qué tal salieron? Bueno, ahora viajamos, quiero dormir en el avión. ¿Qué te parece antes de comer esta noche en Acapulco?...

En el avión le decimos al Bocha. Y dice el Bocha: "¿Antes de comer? Bueno, ¿pero no es lo mismo individualmente? ¿Para qué los dos juntos?. . . ¿Y qué te pareció el partido? Tenemos que jugar mejor, ¿no?. . . Yo tengo que jugar mejor…

Es tan impreciso ese "antes de la cena", que naturalmente llegamos en plena cena. Un lugar de locos, el restaurante La Isla del Hyatt Continental Hotel, en el que se alojó la delegación. Tardan más que de costumbre, charlan mucho los jugadores.

Será la hermosa noche estrellada, los 25 grados de temperatura, la vista a la pileta azul que recorre todo el parque, será el análisis del empate con México. Por fin se levantan. Y allá vamos, a ganar o morir, como dice el Coco Basile.

— ¿Y, Diego, qué hacemos?

—Uy, cierto, decile al Bocha y la hacemos ahora mismo.

— ¿Y, Bocha, qué hacemos?

—Sí, ahora, no hay problemas...

Imagen Bochini y Maradona, en la estación del Memorial Coliseum de Los Ángeles. Coincidieron: Para ganar hay que jugar bien y además tener suerte.
Bochini y Maradona, en la estación del Memorial Coliseum de Los Ángeles. Coincidieron: Para ganar hay que jugar bien y además tener suerte.


Nos sentamos los tres a una mesa. Diego pone la zurda sobre una silla, está serio.

El Bocha mira a un punto fijo, está nervioso.

Deben sospechar, digo, deben sospechar que les quiero preguntar si están enojados, si las declaraciones de Diego en Napoli a Bruno Passarelli molestaron al Bocha, si la reacción del Bocha que publicó Barrios molestó a Diego. No pienso empezar preguntándoles eso.

—Bocha, ¿qué opinás de Maradona?

— ¿Qué opino yo de Maradona...? Y bueno, lo que ya todos saben, lo que ya todos dicen. Dicen que es el mejor jugador del mundo en la actualidad, y yo creo lo mismo. Es la realidad. Creo que no hay ninguno mejor...

—Opiná del Bocha, Diego...

—El Bocha ha sido, es decir, el Bocha es el mejor jugador que vi con la pelota en los pies, sin llegar a ser un atleta. Pero la lleva atada, tiene esa condición que sólo puedo comparar con Alonso, con Potente y con Maradona. Eso lo tenemos nosotros y nadie más en el mundo. Eso seguro...

—Bocha, anoche te vimos enojado después del partido. Me dicen que en el hotel estabas peor. ¿Cómo te gustaría que jugara la Selección?...

—Como quieren todos los argentinos, que juegue bien y que gane. Hay que ganar en el juego y en el resultado, en las dos cosas. Pero si uno juega bien, generalmente gana. Hay excepciones, como en todo, pero es así. ¿Qué vamos a inventar ahora?

—Opina vos, Diego...

—Sí... yo digo que quiero que juegue como quieren todos, como quiere Bilardo, como quiere el Bocha, como quiero yo, como quieren los otros jugadores. Estamos tranquilos. El técnico sabe muy bien lo que hace, ya se va a dar, para ganar hay que jugar bien y hay que tener suerte.

—Ojo que yo creo que en este equipo hay grandes jugadores —interviene Bochini por primera y única vez fuera de las preguntas.

—Bocha, ¿vos pensás que esta Selección es mejor que la que jugó las eliminatorias?

—Pero si el Bocha no jugó las eliminatorias —interrumpe Maradona—, ¿cómo puede opinar si no las jugó?

 

De acuerdo, Diego. No las jugó pero las vio, hay millones de personas que no jugaron y las vieron. Yo creo que pregunta es procedente...

—Mirá, de afuera se ve muy distinto, no se puede opinar desde afuera. Yo dije que la Selección sigue por el buen camino de las eliminatorias. Ahora el técnico llamó a otros jugadores y está bien que lo haya hecho...

—Algunos de esos jugadores, Diego, seguramente le darán otro funcionamiento.

—Sí, puede ser... Es el caso de Batista, del Bocha, de Borghi. Claro, el equipo con esos jugadores es diferente a uno con Giusti, con Valdano..., sí, en eso estoy de acuerdo, pero hay que tener también en cuenta que la eliminatoria era un paso que teníamos que dar y lo dimos.

—Nadie está cuestionando el paso dado, nadie le está quitando mérito a clasificación, Diego, estamos tratando puntualizar las diferencias. Pero vamos para adelante. ¿Qué opinás de Borghi, Bocha?

—Bueno, si está acá con la Selección, si Bilardo se fijó en él, por algo será.

—Bocha, ésa es una respuesta común a cualquier jugador de Selección. Si está acá, por algo estará, yo quiero saber qué opinás de Borghi...

—Bueno, en Argentinos demostró que es buen jugador, ahora lo tiene que demostrar acá en la Selección. Porque club es una cosa y ésta es otra. Esta es más difícil. Él tiene que pensar que acá se puede consagrar mundialmente, que es más importante que el cuadro y más difícil.

—Tu análisis de Borghi, Diego

—Yo creo que estamos delante de un grandísimo jugador. Pero necesita golpearse como nos golpeamos todos. Todos a esa edad que él tiene teníamos el mismo pensamiento. Pero le faltan partidos…

—Es claro eso, Diego, le faltan partidos. Fijate que debutó el jueves en Los Ángeles...

—Sí, pero quiero decir que debe aprender a perder la pelota adelante en vez de perderla en el medio, en fin. Son esas cosas que aprendimos todos para llegar al primer nivel.

Imagen Juntos en la cancha. Rodeados por el mejicano Muñoz y sus compañeros Ruggeri y Brown. El Bocha y Diego se unieron nuevamente en la cancha para desplegar un juego alegre y creativo.
Juntos en la cancha. Rodeados por el mejicano Muñoz y sus compañeros Ruggeri y Brown. El Bocha y Diego se unieron nuevamente en la cancha para desplegar un juego alegre y creativo.


Bocha, ¿estás enchufado, te gusta estar en la Selección, te sentís cómodo en este grupo?

—Bueno, yo estuve el año pasado en gira por Europa y no tuve problemas. Después estuve antes de la eliminatoria, no me sentí bien y volví a Independiente. Yo quiero que sepan que cuando estoy me meto con todo, sin ningún problema. Pero si me siento que no estoy a la altura de mis compañeros me voy a mi casa y a otra cosa, es mejor para todos. Pero ahora estoy bien, tengo muchas ganas, eso no quiere decir que juegue bien. La otra noche no jugué bien, pero ganas tengo...

— ¿Cómo lo sentís al Bocha dentro del grupo, Diego?

—Lo siento, lo siento. . . bien. Es un jugador que no se siente...

— ¿Cómo es eso?

—Digo que no crea problemas, que siempre está dispuesto para todo. El no tiene que demostrarle nada a nadie y sin embargo conocí a muchos jugadores que no son la mitad del Bocha como jugadores ni como personas y que no podrían convivir, por la vanidad, por esas cosas raras. El Bocha es distinto.

—Muchachos, vamos a hablar un poco más del Mundial. Se sospecha que Argentina no será cabeza de serie y que los segundos irán a sorteo como cualquier otro. Es decir, nos puede tocar cualquier zona, cualquier rival, podemos saltar del llano a la altura, podemos bajar de repente... ¿A vos te preocupa eso, Bocha?

—No. Creo que un equipo que quiere ser campeón del mundo le tiene que ganar a todos los rivales que se le crucen y en cualquier terreno. ¿Por qué me van a preocupar esas cosas? Pienso que tenemos grandes jugadores, que ningún equipo tiene tantos, entonces es cuestión de demostrarlo en la cancha.

—Sin embargo, una zona favorable al comienzo es muy importante. ¿No te parece, Diego?

—Sí, puede ser, pero ésos son temas que tiene que resolver Bilardo, la AFA. Los jugadores no tenemos nada que ver, nosotros tenemos que jugar lo mejor posible y listo. Estoy de acuerdo con el Bocha. . . Pienso que los grandes candidatos son los de siempre, los que tienen que ser, más allá de un momento bueno o malo que estén pasando. Ya se sabe que los equipos tenemos ciclos... Hay que aprovechar el mejor. Pero para mí los grandes rivales son Alemania, Inglaterra, Francia, Italia...

—Bocha, ¿cómo te sentiste jugando con Diego...? ¿No era la primera vez?

—No, pero con la camiseta argentina sí. Antes hablamos jugado juntos un par de veces, creo que para Agremiados en la cancha de Vélez y otra con un combinado de Argentinos e Independiente. Pero con esta camiseta fue la primera vez...

— ¿Y?

—Y. . . bien, ¿cómo se va a sentir uno con jugadores como Maradona al lado? Sabés que pones una pelota en el área y va adentro. Sabes que podes juntarte, tirar paredes, te tenés que sentir bien.

—Tu turno, Diego...

—Muy bien, a mí me gusta jugar al lado del Bocha. Sabes que te la pone redonda, que podes hacer eso que el decía, si me siento muy bien...

— ¿Quién grita más de los dos?

—No, gritar no, los dos somos más bien callados —dice Maradona. —Sin embargo cuenta el pibe Borghi que vos le gritaste más que el Bocha...

—No sé, no me di cuenta. Lo que pasa es que los más grandes tenemos la obligación de alentar a los pibes. Si Borghi se gambetea a dos, que tire la pared. ¿Para qué tiene que gambetear a uno más y perderla? Esas cosas le gritaba, que la soltara...

—Y yo también— se mete el Bocha—. Le decía ¡dámela! porque veía que se pasaba en la gambeta. Uno está bien, dos, pero hay que tocar, hay que buscar la pared, si no, no sirve.

—A propósito, Bocha, ¿que debe cambiar en el funcionamiento de este equipo para que llegue a jugar bien de una vez? Porque la otra noche tuvimos algunos pasajes, pero en el segundo tiempo nos caímos demasiado...

—Tenemos que rendir más los jugadores. Yo tengo que rendir más. El técnico te puede dar un planteo de juego, pero en la cancha tenés que resolver vos. Si fallamos los que tenemos la obligación de tenerla y jugarla, no hay funcionamiento que valga.

—Tiene razón el Bocha —dice Maradona—, al equipo lo determina el técnico, pero adentro somos nosotros y nadie más. Nos faltan partidos, nos falta conocimiento, pero ya va a salir, no tengo ninguna duda.

—Bocha, decime, un deseo tuyo para el Mundial...

— Que pueda jugarlo, pienso que es mi última oportunidad. Ya me quedé en la puerta en el '74, en el '78 y en el '82. Y que el equipo llegue a jugar bien y sea campeón del mundo.

—Tu deseo, Diego.

— Que este grupo llegue con una amistad pura.  Quisiera que los demás tengan las mismas ganas que tengo yo, la misma motivación. Estoy seguro que la tienen y con eso, la calidad de los jugadores, un técnico como Bilardo y algo de suerte, pienso que podemos ser fuertes, muy fuertes. Ese es mi deseo.

Les dimos las gracias, les dijimos que estábamos contentos por haber juntado a dos fenómenos del fútbol. Agradecieron. Se fueron cada uno por su lado.

ALDO PROIETTO

Fotos: EDUARDO FORTE (ENVIADOS ESPECIALES A LOS ANGELES, ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, Y ACAPULCO, MEXICO)