¡Habla memoria!

La revancha de Pepino

El artillero de Boca, José “Pepino” Borrello, y el arquero de River, Amadeo Carrizo, vivieron a mediados de los ’50 un duelo tremendo. Esta es la historia de donde nació esa bronca superclásica.

Por Redacción EG ·

15 de noviembre de 2018
Imagen

LOS DUELOS DE “PEPINO” Y AMADEO

En los tiempos de José ”Pepino" Borrello nació el odio de la hinchada de Boca hacia Amadeo Raúl Carrizo, quien iba a padecer ese sentimiento por más de diez años, hasta la época del brasileño Paulo Valentim y el 'Tanque" Alfredo Rojas. En el gran año de "Pepino" con la camiseta de Boca, 1954 (fue goleador del torneo con  19 tantos), no pudo hacerle goles a Carrizo en ninguno de los dos clásicos, ganados por River 1-0 en la Bombonera y 3-0 en el Monumental. En este último partido, Amadeo plantó la semilla del odio boquense. River se imponía con absoluta facilidad, impotentes los defensores de Boca para controlar a Walter Gómez y Angel Labruna, esa tarde en el pico más alto de su calidad y su inspiración. Borrello había sido totalmente absorbido por la marca del "Gallego" Alfredo Ricardo Pérez y para Carrizo era una tarde tranquila. Cerca del final, le llego una pelota larga.  Salió a cortarla con los pies, dejo pasar a Borrello, quien llegaba atropellando, y se puso a mirar hacia la cancha, buscando a quien entregársela, como olvidado de la presencia del centrodelantero boquense. Cuando Pepino se le fue encima para sorprenderlo. Carrizo lo estaba controlando con el rabillo del ojo y la piso, a la mejor manera de Walter Gómez, para hacerlo seguir de largo. Esa cargada hacia el goleador e ídolo xeneize de ese momento no tuvo olvido ni perdón…  A partir del clásico subsiguiente, por la primera rueda de 1955, que Boca gano 4-0 Carrizo fue humillado por el último tanto boquease, convertido después de que Borrello lo gambeteó  y lo dejo tirado en el área, agarrando pasto.

Fue la revancha.

Imagen


A PROPÓSITO DE BORRELLO

Pepino Borrello antes de abandonar Olimpo de Bahía Blanca, dejó estampada en el sur una marca todavía no superada. En 1950 integrando el seleccionado de la Liga del Sur por el Campeonato Argentino, metió nueve goles en un partido.  Fue contra Puan, en el estadio “Roberto Carminatti” de Olimpo, la tarde que los bahienses ganaron 16 a 1. El arquero puanense, Juan Barcal, padeció los cañonazos de Pepino y confesaba después:  ¡Que bárbaro! A lo último no tenía más coraje para poner las manos.