Las Crónicas de El Gráfico

1966. River le ganó a una derrota.

Por Osvaldo Ardizzone. River y Boca se encuentran por tercera vez en el año para jugar por Libertadores. Boca, después de una ventaja de dos goles, renuncia y solo se defiende. River logra el empate con fuerza y convicción.

Por Redacción EG ·

04 de noviembre de 2018
Muy bueno desde el comienzo. Muy bueno por lo corrido, por lo disputado, por las oscilaciones bruscas del score, por el ritmo sostenido, por la vehemencia; por el vigor desplegado... Por todos esos elementos "extras" que se metieron en el partido a partir de la prematura ventaja de Boca. Y con muchos aciertos técnicos.

 Gol de Boca a los 5 minutos. Quizá con Madurga en posición adelantada, al menos para nosotros. Segundo gol de Boca a los 10, gol de River a los 15. Todo en una sucesión imprevista, con la sorpresa permanente, con la sensación unánime de ese gol que estaba siempre flotando...
Imagen Las tribunas todavía comentaban el gol de Madurga cuando llegó el segundo... 8 minutos del partido, toque desde la izquierda, entrada de Rojas que le da con la derecha
Las tribunas todavía comentaban el gol de Madurga cuando llegó el segundo... 8 minutos del partido, toque desde la izquierda, entrada de Rojas que le da con la derecha
 

Boca en evidente plan de contraataque. River obligado a jugar contra su esquema habitual. Boca regalando el campo con los dos volantes metidos en plena actitud defensiva. River usando la cancha con capacidad hasta "las 18" pero repitiéndose en el recurso obligado del centro. Con muchos errores en la última defensa de Boca. Con más vacilaciones en la nerviosidad visible de Pérez.

River ganaba en la posesión del terreno, en la facilidad de arranque, en la propiedad de la pelota, pero cada vez que localizaba la pelota en los pies de Rojitas el trámite se transformaba. Allá en el fondo River era tan frágil como Boca. La habilidad de Rojitas comprometía todas las salidas exageradamente "vigorosas" de Guzmán y mostraba a un Matosas no muy seguro ni en el anticipo ni en la interceptación.
Imagen Sarnari supera a Silvero en el salto y vence a Pérez. 2-1 River se pone a tiro.
Sarnari supera a Silvero en el salto y vence a Pérez. 2-1 River se pone a tiro.


Y así se fue formalizando el partido. Con las intenciones ya evidenciadas por los equipos. Boca buscando de enfriar, sin contar con el tipo de hombres adecuados para hacerlo. Con Silveira corriendo a todos los que pasaban por la media cancha —y eran muchos— y con Zarich sin "agarrar" a nadie. Tomado siempre en superioridad numérica por el arranque de Sarnari, la cercanía de D. Onega, la proximidad de Vieitez... Boca quedó reducido a dos únicas posibilidades para seguir manteniendo el partido. La heroica generosidad de Silveira y el dribblíng de Rojitas, el único delantero apto que disponía. Obligado a extraer de "la bolsa" toda la colección de amagues y de gambetas, llevando la pelota como si la tuviera atada...

Y con ese único recurso, con esa única posibilidad consiguió ese tercer gol magistral. Una pelota ubicada desde más de 20 metros contra el primer palo después de dos paredes sucesivas con Madurga a gran velocidad. Y ése sí que creemos que no fue offside, tal como creemos que lo fue el primero...
Imagen El empate definitivo. La pelota impulsada desde la derecha, un centro más de los cien que hizo River, va en dirección a Sarnari...y se cruza Silvero, quien la cabecea con mala fortuna, desacomodando al arquero.
El empate definitivo. La pelota impulsada desde la derecha, un centro más de los cien que hizo River, va en dirección a Sarnari...y se cruza Silvero, quien la cabecea con mala fortuna, desacomodando al arquero.
 

Y DESPUES DE LOS 30'. . .

Recién allí todo empezó a aquietarse. Recién en ese momento el clima comenzó a perder intensidad. Ya fue más visible que Boca renunciaba a la ofensiva. Y sin medios técnicos para "esconder" la pelota con medio juego tibio, donde sólo Silveira se destacaba por su despliegue físico, se refugió decididamente en el fondo.

La única pausa eran los pies de Rojitas. Cada vez más solo. Cada vez más obligado a resolver solo contra las varias docenas de infracciones que Guzmán le cometía cada vez que salía a buscarlo lejos de su posición.

River con todas las salidas claras para iniciar. Por Vieitez y por Sainz. Por Sarnari y por Matosas. Boca esperando sin salir a la interceptación. River busca la apertura por los laterales. Pero después de caminar toda la cancha, después de llegar con mucha comodidad, el mismo final: el centro de Sainz, el centro de Guzmán y los de Solari y los de Víeitez. O la otra variante: las cortadas largas de Bayo o de Sarnari... River no usaba su comunicación habitual del "pelotazo" de larga distancia. Pero lo ponía en práctica cuando desembocaba en la finalización de su ofensiva.
Imagen El 2-2 ya esta decretado. Pérez se toma la cabeza desesperadamente, Silvero muestra su impotencia..Solari va al centro del área a encontrarse con los brazos en alto de Sarnari.
El 2-2 ya esta decretado. Pérez se toma la cabeza desesperadamente, Silvero muestra su impotencia..Solari va al centro del área a encontrarse con los brazos en alto de Sarnari.
 

LOS ULTIMOS CUARENTA Y CINCO

Fue la prolongación de los últimos minutos de la primera etapa. Todo el condimento emotivo desapareció. No había nada más que un equipo con todos sus hombres al ataque, y otro con todos los suyos metidos adentro, con la sota excepción de los dos Rojas. El "menor" en la noche de luces. El "mayor" en plena penumbra...

Lo que quedaba era la angustia de River. La desesperación de River. El afán por llegar allá adentro, por quebrar esa barrera de "residentes" que nunca pensaba en salir. De vulnerar ese bloque apretado que sacaba por arriba, por abajo, y la devolvía por arriba y por abajo, sin seleccionar el medio ni elegir la zona más apta del botín ni mucho menos la pista de aterrizaje...

River atacaba mal, con los medios más primitivos en materia ofensiva. Arriesgando siempre la pelota, tirándola allá adentro para que salten todos, para que se equivoque alguno, para que se meta allá adentro, allá donde estaba el empate. Y lo hizo con "vergüenza", con decisión, con virilidad. Jugándose. Con la gran levantada de Bayo metido en el borde del área, con Sarnari dentro del área, con Sainz de puntero "bis", con Matosas en la media cancha.
Imagen Rojitas, la luz más fuerte de la noche, casi una llamarada de calidad.
Rojitas, la luz más fuerte de la noche, casi una llamarada de calidad.
 

Y el gol llegó. Llegó tal como puede llegar un gol cuando un equipo ataca y otro se defiende. Cuando uno arroja centros por arriba y el otro saca más para arriba... Zurdazo de Cubílla por elevación. Saltan varios... Onega está junto con Silvero. Pérez que sale y queda a media agua... Y la nuca de Silvero hace el resto. No alcanza el frentazo y la pelota que "peina" la nuca y se mete en el ángulo superior por encima de Pérez... Entonces el reloj señalaba 30 minutos de juego. La resistencia quedaba quebrada. Boca había tolerado casi una hora de asedio... River había arrojado centros por la misma cantidad de minutos...

Después fue capitulación. Ni Boca salió a desequilibrar ni River siguió atacando con la misma intensidad. Una sensación de conformismo general. Un baño de sosiego colectivo... Boca había conseguido lo que su planteo ya desnudaba al comenzar el partido. River había transformado una derrota en un empate. River festejaba Ioque hace apenas unos meses entraba en lo imposible. La "liberación", el final de una leyenda, la clausura de un mito...

La hazaña de cambiar un partido casi perdido, después de ir en desventaja de dos goles  a los 10 minutos de juego... Al menos, "el partido de mente", había sido ganado.

 

LO QUE DEJO BOCA

Imagen Simeone, de espaldas, y Bayo después de la batalla.
Simeone, de espaldas, y Bayo después de la batalla.
 La alineación del equipo insinuaba las intenciones. Después lo demostró el planteo, la ubicación de los hombres, con ese privilegio de dos goles de ventaja antes de los 10  se acentuó más esa preocupación. Boca fue a jugar el contraataque, que es la fórmula más tímida del fútbol. La que ponen en práctica los equipos que dudan de sus propias fuerzas, ¿Qué es contraataque, al cabo? Defenderse como primera inquietud. Y tratar de marcar un gol, si se puede... aunque el de Boca fue un contraataque sin salida. Sin plan. Sin receptores. Sin orden. Sólo exhibió el cincuenta por ciento de su fisonomía habitual: la espiritual. El otro cincuenta quedó en el pizarrón previo... La agresividad, la fuerza ofensiva sólo se mostraron en la calidad de Rojitas... Alfredo no apareció. El resto trabajó para no perder... Y sin posibilidad de monopolizar la pelota, por falta de gente dotada, se encerró en una resistencia heroica... aunque nos fuimos pensando si con la ubicación que ocupa en la tabla de "la Libertadores", defender era lo conveniente... ¡Hummm!

 

LO QUE DEJO RIVER

Imagen Cubilla saluda al árbitro Bossolino.
Cubilla saluda al árbitro Bossolino.
 Físicamente, puso en el campo todo lo que le quedaba... Espiritualmente también. A cuarenta y ocho horas del partido frente a Independiente esos aspectos de su producción fueron notables. No aflojó nunca. Ni en la disputa de la pelota ni en la transpiración. Tácticamente se encontró frente a un planteo que no está acostumbrado a resolver... Y que es justamente el que mejor usa River cuando brilla ofensivamente. Frente a gente que espera adentro el pelotazo, no sirve, porque no prospera, porque los espacios se reducen. . Y no encontró otra vía más eficaz que el CENTRO. O la variante de la pelota puesta "en profundidad" allá adentro, donde estaban todos, por si pasa, por si rebota, o por si se desvía... Defensivamente, alguna fragilidad. Poca administración del anticipo. Rojitas sólo llegó a complicar con el único recurso de su dribbling... Pero mostró lo que antes no había mostrado frente a Boca: capacidad para sobreponerse ante el clima de derrota.

OSVALDO ARDIZZONE

Fotos: Alfieri, Legarreta, Speranza y Carreño.

(1966)