Las Crónicas de El Gráfico

Varacka: “A este juego... hay que saber perder”

Una charla inspiradora con José Varacka. El gran “cuevero” de Independiente, River, San Lorenzo , Colo Colo y la Selección, fallecido esta semana, comparte su filosofía con Osvaldo Ardizzone.

Por Redacción EG ·

24 de octubre de 2018
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LA FILOSOFÍA DE JOSÉ VARACKA : “A ESTE JUEGO... HAY QUE SABER PERDER”

Estoy aquí, en la casa de José Varacka, en una charla sin reportaje... Porque sé que el Polaco es, de los técnicos en actividad, quien lleva más tiempo en el mismo club. ¿Cuántos años, José?... Casi cuatro años en Gimnasia. Casi cuatro años, a despecho de ese inexorable vaivén de las derrotas y de los triunfos, de los triunfos y de las derrotas.. , A pesar de los riesgos del descenso, de las angustias económicas, de los planteos, de los conflictos... Porque éste de los técnicos de fútbol debe ser un mundo distinto a todos... El extraño mundo de la inalcanzable utopía donde no pueden existir ni los perdedores ni los fracasados... Donde todos, todos sin excepción, para sobrevivir, deben ser impostergablemente triunfadores... Porque hay que ganar, ganar, y ganar, para no correr el riesgo de que se le mancille con -el afrentoso rótulo de "ladrón" y otros sucedáneos... ¿O es que el Polaco encontró el talismán mágico que asegura la permanencia, ésa que ni siquiera logró la fama universal de Helenio Herrera?...

—¿Cómo es eso, José?... —No sé... Seguramente porque en Gimnasia encontré gente muy comprensiva, en especial el presidente, el señor Venturini, que apenas si habla de fútbol... Quizá porque nos hemos respetado mutuamente...

Me acuerdo cuando el Polaco adoptó la decisión de abandonar el fútbol como jugador... También fue allá en Chile, en una noche del verano de Santiago... José estaba jugando para Colo Colo —contratado especialmente— para disputar un torneo octogonal, en el que también participaban el Santos, Racing y la selección de Alemania Oriental... Fue por febrero del sesenta y ocho... Y, mientras caminábamos sin rumbo me dice bruscamente...

Imagen José Varacka en 1965 (foto N.J.Gonzaléz).
José Varacka en 1965 (foto N.J.Gonzaléz).
"Quiero decirte algo... ¿Sabés qué decidí?  Voy a dejar el fútbol... Y será hoy mismo... Porque por más que te querés engrupir a vos mismo, por más que te duela, hay algo que te golpea... No sé si son los años o es tu dignidad... Y no te creas que esto lo decidí ahora, de golpe... Hace ya un tiempo que lo vengo madurando... ¿Qué voy a hacer después...?. No sé... todavía no sé... Mañana pediré una comunicación con Buenos Aires y hablaré con Alicia. : . Mi mujer me va a comprender... Tengo treinta y cinco  años ya... Así que bastante me dio el fútbol y creo que bastante le di como jugador... ¿Seguir como técnico? Y... en una de ésas... Porque toda la vida hice nada más que esto. Y creo que alguna cosa aprendí... Pero eso ya lo veremos..."

Y en ese "veremos", dicho así vagamente, con esa incertidumbre que tiene el mañana, apareció Gimnasia... Gimnasia, el primer club de José, donde inauguraba su carrera de técnico... "Porque toda la vida hice nada más que esto... Y creo que alguna cosa pude aprender", me había dicho aquella noche de Santiago...

—¿Y hay una gran diferencia de jugador a técnico, José?... —Sí... Para mí, total... Pasás a jugar en la otra vereda, aunque estés metido en el mismo tipo de vida... ¿Cómo te puedo decir? Usar todas las experiencias que te dejaron tus años de jugador, pero ya convencido de que en tu nueva actividad no lo sos más... Que aquello pertenece al pasado.

 Y José me sorprende con una nueva "filosofía", con un pensamiento que está enfrentado a todo este "mundo" de los técnicos, a esta imperiosa e impostergable necesidad de ganar, ganar y ganar... "¿Sabes a qué conclusión llegué? Que en esta profesión, para superar todos los problemas, todos los inconvenientes que se plantean, hay que aprender a saber perder... Así es como empezás a educarte para con vos mismo sin correr el grave riesgo de confundirte..."

Imagen Los años de Independiente, la primera camiseta, la que lo llevó a la fama... "Aquel equipo del 54 fue uno de les mejores que integré."
Los años de Independiente, la primera camiseta, la que lo llevó a la fama... "Aquel equipo del 54 fue uno de les mejores que integré."
 NO HAY MAGOS

SABER PERDER, dice José... Y justamente todos dicen SABER GANAR... Porque de lo contrario, José, empiezan los problemas con la tribuna, después o antes con los dirigentes, después con... "Si... Todos trabajamos para ganar, para que el equipo que uno dirige llegue a campeón, si se puede... Pero trabajar sin llegar a creerse que uno es mago, sino estar convencido que antes que nada están los jugadores, que son los que deciden... ¿Vos me trajiste el recuerdo de Don Renato? Y... ¿acaso Cesarini no sabía? ¿No tenía años de profesión aquí y en Europa? ¿Acaso a Adolfo Pedernera le falta experiencia, conocimientos, prestigio ya ganado? ¿Qué soy yo comparado con ellos?... Por eso llegué a la conclusión que antes que nada hay que SABER PERDER para que uno vuelva discreto, mesurado... ".

— ¿Por eso decidiste no hacer declaraciones, José...? —Sí. Me lo propuse desde el día en que empecé con esta profesión, especialmente después de los partidos... Porque en esa conducta entra también lo de saber perder... Porque si cuando se gana aceptas los elogios, entonces cuando perdés no podés recurrir a las explicaciones ni a las excusas... Un partido que termina es un asunto concluido, aunque uno haya establecido con claridad las causas de una derrota... Eso queda para la charla del martes con los propios jugadores...

—Pero, ¿vos admitís que hay veces en que el técnico puede equivocarse? —Claro que sí... Pero justamente por eso siempre tiene que ser el responsable y no buscar excusas con las declaraciones... No porque yo critique a quien las hace... ¿A ver si me entendés? Hay gente en la profesión que expone públicamente el tipo de fútbol que prefiere, las tácticas que usa... Yo prefiero conversarlo con mis jugadores...

—Pero... ¿vos tenés una idea, una manera de entender el fútbol, como todos? —No, una sola no... Tengo dos... Una que puede llamar se ideal y, tal vez, algún día la pueda llevar a cabo... Y la otra, que es la que depende de los jugadores que disponés... Por eso te vuelvo a repetir que el técnico dependerá siempre de los jugadores, de las características y de la calidad de los hombres con que cuenta... Y en eso también tenés que saber perder, porque no podés hacer lo que te gusta, sino lo que se puede. Porque además tenés detrás tuyo y de los jugadores una institución que te exige resultados... Y hasta te digo que esa "otra" a su vez se subdivide en varias otras que siempre las decidirán los jugadores...
Imagen La mejor época de José. La casaca de River. El gran "cuevero", con la personalidad ya madura. Con ese tacto para cortar y salir jugando...(FOTO:  Alfieri 1963)
La mejor época de José. La casaca de River. El gran "cuevero", con la personalidad ya madura. Con ese tacto para cortar y salir jugando...(FOTO: Alfieri 1963)
 

 —Entonces... ¿qué es un técnico para vos...? —Un profesional que tiene á su cargo la responsabilidad de conducir y organizar a un grupo de jugadores, antes que nada... Después, el trabajo de todos los días y las charlas para organizar un equipo más o menos bien puesto en el campo... Y si con el tiempo se logra que esté bien puesto, por supuesto que mejor...

 

EQUILIBRIO, SIEMPRE EQUILIBRIO...

— ¿Y cómo sería ese equipo...? —En todos los casos, siempre equilibrado... Porque la mentalidad ofensiva de un equipo, por más ofensiva que sea, siempre necesitará el balanceo de defensores capaces... Que también jueguen fútbol, pero antes que nada que sepan defender... Por eso nunca me importaron tanto las tácticas, como que se establezca bien ese equilibrio... No sé si la mentalidad del fútbol cambió en la gente, en la tribuna quiero decir, pero creo que antes era distinto... Había un cacho más de lírica... Me acuerdo, por ejemplo,  que cuando yo estaba en Independiente, con aquel equipo del cincuenta  y cuatro, perdíamos y sin embargo los hinchas nos gritaban "al Colón"... Y vos te debés acordar que ésa fue la despedida de algunos domingos, aun derrotados...

— ¿Ese fue el mejor equipo en que jugaste, José?... —Sí, por lo menos fue uno... El de aquel ataque con MicheIIi, Cecconato, Bonelli, Grillo y Cruz... ¡Eso fue una barbaridad! Y te digo que no sé si volveré a ver a un volante como Carlitos Cecconato, que en una de ésas no se le dio la importancia que realmente tuvo... A un jugador con tanta habilidad, panorama y al mismo tiempo tanto sacrificio... Que los corría a todos, arrancaba del área nuestra y llegaba acompañando al gol... Después, la habilidad del Mono Bonelli y la gran personalidad del Pelado Grillo... Y Michelli y Cruz... Ya te digo... Pienso que eran otros momentos, otra época, cuando la gente admitía la derrota a favor del espectáculo que le daban los jugadores... Ahora, hay que salir del estadio con la caballería...

Imagen Con la celeste y blanca en 1958, el año del desastre en el Mundial de Suecia.
Con la celeste y blanca en 1958, el año del desastre en el Mundial de Suecia.
 — ¿Y el otro buen equipo, cuál fue...? —River... El River del sesenta y cuatro... Aquel que perdió el campeonato en la cancha de Boca, cuando el penal de Delem que atajó Roma... Para mí, buen equipo. Que podría tener algunos defectos, pero que estaba bien balanceado... Y sin embargo esos dos equipos no pudieron llegar a campeones... Y los dos perdieron la posibilidad en Boca... Boca, campeón del cincuenta y cuatro... Boca, campeón del sesenta y cuatro... Ahora, de aquel Independiente a ese River había diferencias muy marcadas... Uno con más fútbol, con más lírica, te puedo decir... River, con más sobriedad, con mucho menos lujos... Y al margen de la calidad o de las características de los jugadores, pienso que empezaron a influir las épocas...

— ¿Cómo en el caso tuyo, José...? —Tal vez... Y esto ya te lo conté algunas veces... Yo arranqué de volante, así como jugaba en Independiente... Y vos te acordás... Me iba al ataque, caminaba treinta, cuarenta metros con la pelota, apretaba a mis delanteros, pegaba en la vuelta, y sin embargo siempre era el mejor hombre de la cancha para todos... Eso sí, me mataba corriendo, pero jugaba equivocado para mí y para el equipo... Pasé a River en el cincuenta y nueve y seguí igual... Jugábamos cuatro-dos-cuatro con Jim López y yo de volante corriendo la cancha como podía en la ida y en la vuelta, sin pararme nunca bien... ¿Quiénes influyeron en mi transformación? Primero fue Adolfo cuando lo tuve en Independiente. Después, Pipo Rossi en Ríver... Me hicieron comprender, me ubicaron bien en la cancha, y pienso que terminé jugando los mejores años de mi carrera... Por eso ahora te redondeo el concepto que tengo del técnico que hace un momento me preguntaste... Llegar a conocer las características  del jugador y saber ubicarlo en el campo de acuerdo a eso... Después, dejarlo que invente, dentro de la responsabilidad que uno le asigna...
Imagen Junto a Antonio Roma y Lorenzo, antes del mundial de Inglaterra en 1966.
Junto a Antonio Roma y Lorenzo, antes del mundial de Inglaterra en 1966.


—Como técnico... ¿te importa el equipo rival? —Sí... me importa... Y, te digo que, por ejemplo, en ese sentido a don Renato nunca le importó... Pero, por ahora, a mí sí... Tal vez el día que dirija al gran equipo puede que postergue esa preocupación... Por ahora al jugador que sé que puede crearme problemas trato de que no nos complique tanto...

—Entonces..., ¿cambias el orden en el campo según los rivales...? —Sí... No altero el funcionamiento ni les trabo el cerebro a los jugadores, pero cambio el planteo... Ahí tenés... Mucha gente no le dio mucha importancia a aquella Copa de las Naciones, pero así fue como le ganamos y como les hicimos tres goles a los brasileños en Pacaembú... Pienso que es de otarios dar ventaja cuando uno sabe de antes que no la puede dar...

— ¿Y Pelé...? —Sí... Nos encontramos varias veces... Y hasta quedamos muy amigos... Ese sí que es fuera de serie, hasta para ser contrario... Ya te conté aquello que nos pasó en la cancha de River en un partido con el Santos... Fui fuerte y el negro fue al piso... Entonces el refere me amenazó con expulsarme... Y mientras se levantaba el mismo negro trataba de calmarlo... "No... no pasó nada... Este es juego para hombres", decía... Pero a la vuelta ya se me vino con la pierna arriba .. Creo que la única vez que la pasé mal con Pelé fue en Maracaná cuando los cinco goles en la selección... Después, en las otras veces, y fueron varias, me las arreglé bastante bien... Ganó él, pero yo también gané.. , algunas...

—¿Cuál.es el tipo de jugador que preferís, José?—Antes que nada, el que tiene personalidad... El que se siente hombre dentro de la cancha... En un equipo necesitas tres o cuatro de ésos... El habilidoso, aunque sepa más, siempre se fortalecerá con los otros... Mirá..., yo no te quiero hablar de mis jugadores porque —de acuerdo a mi conducta— creo que no corresponde establecer diferencias... Pero el tano Onnis era uno de ésos... El solo te fortalecía a un equipo, el que agrandaba a los demás... Por eso te vuelvo a repetir que un equipo es balanceo... ¡Mirá con un jugador como el Pelado Grillo! Y si te lo digo es porque jugué al lado de él unos cuantos años...

Imagen Un año despues de esta nota, el día que debutó como DT de Boca, con Enzo Ferrero y Silvio Marzolini en 1972.
Un año despues de esta nota, el día que debutó como DT de Boca, con Enzo Ferrero y Silvio Marzolini en 1972.
 AL CABO, SIEMPRE FUTBOL

La casa de José sobre el mediodía... Alicia, la mujer, ya con la mesa dispuesta... Las tres nenas y el varón que ya regresan de la escuela... ¡Cuatro pibes, Polaco...! Y la estampa es siempre la mis-ma... La misma cara enjuta y afilada. Esa elegancia des-preocupada poco afecta a tran-sigir con las exigencias modernas... Y el lenguaje porteño, bien porteño, donde el giro lunfardo se desliza con frecuencia... Porque está metido en José desde toda la vida... Desde aquel primer café del asombro en aquel Almagro de la primera juventud... La casa siempre llena de amigos, de todos los de antes y de todos los de ahora... Y siempre un plato más para el invitado que llega inopinadamente... Y Alicia, la novia de los años blancos, la mujer de toda la vida, con ese destino de fútbol que la signó desde aquel primer encuentro en un atardecer lejano cuando aquel Almagro tenía el perfume de los viejos tangos.

Me acuerdo de aquella noche de verano allá en Santiago, cuando el Polaco me dijo tristemente que había decidido abandonar el fútbol... "Mañana pido una comunicación con Buenos Aires y lo hablo con Alicia... Mi mujer me va a comprender... Estoy seguro...". De todos, el destino de Alicia apenas si cambió... Seguirá con la misma incertidumbre y la misma angustia cerca de esa radio que traerá el veredicto de cada domingo... ¿Cómo salió Gimnasia...? Aunque José la siga fortaleciendo con su filosofía... "No, Alicia... En este laburo hay que saber perder..." El

 

OSVALDO ARDIZZONE (Noviembre de 1971)