¡Habla memoria!

Tres peleas memorables del siglo XIX

Algunas de las batallas memorables de un boxeo a puño limpio. Registros únicos de un deporte resistido, que daba sus primeros pasos.

Por Redacción EG ·

10 de septiembre de 2018
Si yo fuera un rey absoluto escribió en cierta ocasión Thakeray con motivo de la pelea sostenida entre Sayers, el campeón inglés y el norteamericano Heenan, enviaría a Tom Sayers a trabajos forzados durante un mes y luego le otorgaría un título nobiliario.
Imagen Molyneaux vs Cribb y la representación de una de sus dos peleas.
Molyneaux vs Cribb y la representación de una de sus dos peleas.


Esto se escribía allá por el año 1880, cuando se celebró la primera pelea de carácter internacional que tuvo la virtud de poner en conmoción a dos continentes. Sin embargo, ahondando un poco en la historia del ring se ve que no fue aquella famosa batalla la primera en el orden cronológico que tuvo lugar entre un pugilista inglés y otro de los Estados Unidos. Casi medio siglo antes, todo Inglaterra se conmovió al tener noticia del desafío lanzado por el negro norteamericano Molyneaux. Tom Cribb, el campeón de Inglaterra, fue el llamado a defender el prestigio nacional. De haberse jugado en limpio en aquella ocasión, no cabe dudas que el negro, aunque mal entrenado y mucho peor aconsejado, se habría levantado con el campeonato de Inglaterra.

En el vigesimotercer round de aquella memorable pelea, Cribb quedó abiertamente knocked-out; pero uno de sus segundos era el astuto Ward, el «Sawbuck Wilson» de la célebre pelea de Ricketts. Ward corrió a través del ring y acusó a Bill Richmond, uno de los segundos de Molyneaux, de haber puesto sendos pedazos de fierro en las manos del negro y dentro de los guantes de éste. La acusación era completamente infundada por supuesto, pero dio tiempo a Cribb para reponerse y reanudar la batalla, que fue perdida por el negro, más a consecuencia de los rigores de un frío de diciembre que de los golpes de su adversario.

La segunda batalla celebrada entre Cribb y Molyneaux es interesante por haber sido el punto de partida de nuevos rumbos en el entrenamiento.
Imagen Registro de una pelea de Yankee Sullivan, en este caso, vs Tom Hyer.
Registro de una pelea de Yankee Sullivan, en este caso, vs Tom Hyer.


Existía por aquel entonces un famoso amateur, el capitán Barclay, que fue el primer hombre de quien se sabe haber caminado a razón de una milla por hora durante mil horas. Al tomar Barclay por su cuenta el entrenamiento de Cribb, se dejó llevar más que de sus sentimientos de patriotismo, por el deseo de desquitarse. Él que era un buen boxeador amateur acostumbraba a cruzar los guantes con profesionales. Con este fin tenía un par de guantes especiales. Un día que había convenido en tirar unos rounds con Molyneaux, llegó tarde y el negro con la mayor inocencia del mundo se había calzado los guantes de Barclay. Este no pudo decir una palabra y peleó con el negro hasta que un fuerte golpe le rompió una costilla. ¿Qué tenían de especial los guantes especiales de Barclay? Es cosa que no hemos podido averiguar. En venganza de esto. Barclay entrenó a Cribb para su pelea contra el negro, haciéndole perder de peso desde 224 libras hasta 182, y en este segundo encuentro Molyneaux ya no vio la menor probabilidad de ganar. 

La segunda batalla que tuvo significación internacional, fue la celebrada entre Hammer Lane y Yankee Sullivan en 1841. A pesar de su nombre, Sullivan no era norteamericano ni cosa que se le pareciera, sino inglés de pura cepa, nacido en Londres, aunque de padres irlandeses y transplantado de joven a los Estados Unidos. Sin embargo, en su patria de origen era considerado como un verdadero extranjero, y Hammer Lane fue cuidadosamente seleccionado, para defender el honor pugilístico de la gran Bretaña, entre los mejores boxeadores ingleses de su peso. 
Imagen 1880. Grabado de la legendaria pelea entre Sayers y Heenan.
1880. Grabado de la legendaria pelea entre Sayers y Heenan.


En el sexto round de la pelea, el antebrazo de Hammer quedó fracturado a consecuencia de una caída; sin embargo el animoso boxeador continuó peleando valerosamente hasta el round decimonoveno, en que sus segundos arrojaron la esponja contra la voluntad de su representado, el cual quería continuar. 

Sin embargo, ninguna de las peleas que registra la historia del ring tuvo la virtud de producir una conmoción tan grande en dos países como la que se realizó entre Sayers y Heenan. Carpentier fue un favorito de primer orden en Inglaterra, cuando batió a los campeones ingleses Wells y Beckett, empleando poco más de un minuto en derrotar a cada uno de ellos. Y en el gran encuentro que se llamó por antonomasia la «batalla del siglo», el campeón francés contaba con las simpatías del 90 por ciento de los espectadores que acudieron a Boyle's Thirty Acres en aquel día memorable. No ocurrió así cuando la pelea entre Heenan y Sayers. Entonces, el sentimiento del patriotismo se encontraba muy excitado y de aquí que detrás de Sayers estuviera el nueve por diez de los concurrentes al match. Esta aplastadora mayoría fue la que terminó por cortar las cuerdas del ring, invadiéndolo y dando por terminada la pelea.
Imagen Tom Sayers, “The Brighton boy”
Tom Sayers, “The Brighton boy”


La batalla había sido dispuesta para el 17 de abril de 1880. Por aquella época el boxeo era un pasatiempo contrario a las leyes, y las autoridades habían impartido órdenes para el arresto de los gladiadores. Al amanecer de aquel día los concurrentes al match que habían sido avisados secretamente de la hora y del lugar donde se debía celebrar éste, se encontraban reunidos en el andén de la estación de London Bridge para tomar los trenes con destino a Farnbornugh que era donde se levantaría el ring.

A las 7.25 de la mañana la batalla comenzó. De acuerdo con los relatos que se publicaron por aquel entonces, así como por referencias de varios testigos oculares que en época posterior escribieron sus impresiones acerca del match, ambos contendientes recibieron severísimo castigo. La cara de Sayers estaba completamente desfigurada a consecuencia de los golpes recibidos, mientras que Heenan se encontraba casi ciego, efecto de los `«pick-axe blows" que eran la especialidad del negro Tom. El americano terminó por tener a su contrincante acorralado contra las cuerdas y en posición verdaderamente difícil, cuando el público intervino cortando las cuerdas.

 

El Gráfico 1924