1982. Menotti: balance y despedida

—Este es el fin de mi ciclo con la Selección Argentina y me duele irme así, con un fracaso, con este dolor de no haber respondido a todo lo que esperaba de nosotros ese público nuestro que se lo merecía todo porque nos apoyó siempre. Pero si miro atrás, a todo lo hecho desde 1974 hasta hoy me siento reconfortado porque el balance es totalmente positivo. Si los demás no tienen memoria, yo si la tengo. Y creo haber cambiado muchas cosas en el futbol argentino, simplemente creyendo en lo nuestro, en lo que somos capaces de hacer si nos organizamos y trabajamos para eso.  Lo importante es que al hombre que me suceda lo respalden como me respaldaron a mí.

¿No se considera en condiciones de seguir?

—No. Ocho años con la Selección son una carga muy pesada. Yo la tomé con gusto porque coincidió con esa etapa que va de los 35 a los 43 años, que son los mejores en la vida de un hombre. Porque tiene inquietudes y claridad de ideas. Porque está en la madurez y tiene creatividad. En este momento, estoy muy cansado

— ¿Cuál es su balance de esta Copa? ¿En qué se equivocó?

—Tengo la conciencia tranquila porque pienso que hice todo lo que debía hacer, tanto en el trabajo de preparación como en el planteo de los partidos. Fíjese que todos los rivales, incluso los equipos que nos eliminaron, nos jugaron con respeto. Después, nos fueron perdiendo ese respeto a causa de nuestros propios errores, porque nos equivocamos. Pero no en el planteo de los partidos, sino en su desarrollo, cuando las respuestas individuales no fueron las que se necesitaban y cuando todas las circunstancias se nos pusieron en contra.

—En este torneo usted usó palabras como suerte o infortunio para explicar resultados, contrariando sus propios principios. ¿No cree que a la suerte hay que ayudarla y al infortunio ganarle con temperamento?

 —Es cierto, a las circunstancias fortuitas hay que modificarlas. Si el arbitraje nos perjudica, si pegamos un tiro en los palos, si perdemos goles, si nos marcan con cualquier recurso ilícito con la complicidad de los árbitros, si no nos cobran penales, si nos meten un gol en offside de cinco metros cuando jugamos el partido inaugural, si nos hacen un gol por casualidad aprovechando una única oportunidad, hay que sacudir la cabeza, no bajar los brazos y seguir haciendo lo que sabemos Contra Italia, cuando ellos interrumpían el juego con su permanente táctica destructiva, debimos poner la pe-lota contra el piso, ejecutar la falta rápida y seguir jugando. En lugar de eso, nos poníamos a discutir y así fuimos entrando en el juego de no jugar que querían los italianos. Nos fuimos entregando frente al infortunio. Pero yo pregunto si a Brasil, con toda la convicción que tiene, le hubieran cobrado los dos penales que les cometieron a los rusos o los dos que cometieron contra nosotros, y se les daba vuelta el resultado, ¿habrían seguido luchando igual? Lo dudo mucho.

—Sin embargo, Brasil dio vuelta partidos en los que estuvo perdiendo. . .

—SI, pero eran partidos en los cuales siempre tuvo la seguridad de no tener al árbitro en contra,  cosa que no nos sucedió a nosotros. El mismo juez que en el partido Brasil - Escocia tuvo siempre a raya a los escoceses, para que no jugaran fuerte contra Brasil, permitió que Gentile se cansara de cometerle faltas a Maradona y lo dejaran maltrecho para nuestro partido con Brasil.



—Usted trata en su equipo al mejor jugador del mundo. ¿Está seguro de haberlo utilizado bien?

—Estoy convencido do haberlo hecho. Pero Maradona está en los laboratorios de todos los técnicos del mundo, quienes planifican y preparan la forma. Destruir es muy fácil. Lo difícil es crear, como crea Maradona, quien a pesar de todo me respondió entregando todo lo que tenía adentro, como lo hicieron todos los que jugaron, cada uno según sus posibilidades No puedo pedirles a todos que sean como Passarella, porque Passarella hay uno solo. Y para mí, fue el mejor jugador del Mundial. Porque ganó en toda la cancha Defendiendo como ninguno y atacando como pocos. Es el ultimo hombre de Argentina y el que más situaciones de gol que creó en el área penal contraria. Me decía Trappatoni que en Italia no hay un cabeceador como Collovati. Y Daniel le ganó siempre, defendiendo o atacando. A veces mete los codos, a veces golpea. Y a él, ¿no lo marcan de cualquier manera cuando va a cabecear al área de enfrente? Contra Brasil le hicieron un penal claro, sacándolo con las dos manos. El árbitro no lo cobró, lo amonestó cuando Passarella reclamó lo que era justo y en ningún medio he leído que hablen de esa jugada, que tranquilamente pudo cambiar la suerte del partido.

¿En el plantel no habla otros hombres que pudieran dar la misma respuesta que dio Passarella por personalidad y por temperamento? Trossero, por ejemplo.

—No. Tengo un sólo Passarella. Si hubiera tenido otro como él, lo ponía en el equipo. Yo los he visto trabajar en los entrenamientos y sabía lo que cada uno podía rendir. Lo veía trabajar a Barbas y estaba convencido de que él solo hacía un desastre en la defensa brasileña con su dinámica y su permanente rotación. Respondió a esa expectativa diez minutos. Después se perdió. Y hay una lógica. Es un jugador muy joven, que debe madurar. Como el mismo Maradona, quien está viviendo en un mundo al que no se puede entrar con tanta juventud y tan poca experiencia. O como Ramón Díaz. Yo estoy convencido que el Pelado tiene condiciones como para ser superior a Zico. Pero tiene apenas 21 años y Zico tiene 27. Ya vivió los mismos problemas y sufrió los mismos fracasos de Ramón, ya aprendió a vivir y a superarlos yo no insistía con Ramón por capricho. Como no puse a Barbas por capricho, porque nadie los conoce mejor que yo. Pero es muy difícil conocer antes las respuestas del hombre dentro de la cancha.

— ¿Acepta que lo eliminó el mejor equipo del torneo?

—No creo que Brasil sea más que nosotros. Ellos andaban derechos y nosotros muy torcidos. Pero con todo el tiempo de descanso que tuvieron frente al corto periodo de recuperación de los nuestros, después de un partido de tantos nervios contra Italia, esperaba mucho más de Brasil. Y salvo que aprovecharon mejor las oportunidades, no los vi superiores en ningún momento

— ¿Los jugadores respetaron sus instrucciones dentro del campo o las respuestas equivocadas a que usted alude fueron el resultado de su desatención o incumplimiento?

—Todos y cada uno trataron de cumplir con lo que les había pedido. Si algunos no pudieron fue simplemente por eso, porque no pudieron. Pero estoy convencido de que pusieron todo de su parte para cumplir. Por eso, si alguien tiene la responsabilidad total de este fracaso, ése soy yo

JUVENAL (1982)