Las Crónicas de El Gráfico

1934. Un error anunciado

Después del envío de un equipo amateur al Mundial de 1934 y el fracaso previsible, en una editorial el periodista Chantecler manifiesta su completo desacuerdo con el proceder adoptado por los dirigentes.

Por Redacción EG ·

12 de mayo de 2018

El equipo representativo de la Asociación Argentina (Amateur y Profesional) ha sido eliminado del Campeonato del Mundo en su primer match, disputado el domingo 27, contra el team de Suecia.

En esas palabras se resume todo el hecho tan largamente discutida y, últimamente, desvirtuado por un optimismo en el que había más de cortesía, de buena voluntad, de deseo, en fin, que de verdadera convicción en el éxito que pudieran lograr los futbolers enviados a Italia.

El asunto es amargo y, por eso mismo, nos duele encararlo. Pero, al mismo tiempo, entendemos que es preciso hablar de él en la única forma sincera. Esto es, que el resultado del match jugado en Bolonia ha dado la razón a quienes, como El Gráfico, dieron su opinión en este asunto con criterio y con mesura cuando todavía se estaba a tiempo de evitar el error.

Nuestros lectores no olvidarán que desde estas páginas se opinó terminantemente con respecto a la concurrencia del fútbol argentino al campeonato mundial:

“El Gráfico no se opone al envío de un team amateur porque lo crea falto de chance. Admitimos y deseamos que ese equipo consiga clasificarse campeón. El Gráfico se opone porque entiende que para ser juzgado por todos los públicos y en el certamen de máxima importancia, el cuadro que concurra debe constituir genuina representación del estado actual del fútbol, que mantiene, por suerte, su alto poderío”. “Aparte de esto, los dirigentes tienen el deber de apreciar con la necesaria anticipación la desairada posición en que quedaría el fútbol argentino en caso de que se produjeran contrastes categóricos, después de los cuales sobraría cualquier aclaración. No constituye ninguna irrespetuosidad, desaire ni no-verdad siquiera, decir que la verdadera expresión del fútbol argentino está en el campo profesional y que únicamente de ahí puede salir un equipo que –ganando y perdiendo- estaría por sí mismo autorizado a representarnos”.


Imagen El arquero argentino Hector Freschi, del club Sarmiento de Chaco, no puede impedir uno de los goles suecos en el mundial 1934.
El arquero argentino Hector Freschi, del club Sarmiento de Chaco, no puede impedir uno de los goles suecos en el mundial 1934.



Estos párrafos corresponden al artículo escrito en esta misma página el 31 de marzo.

Poco después, la Asociación Argentina resolvía concurrir al Campeonato del Mundo. Frente a un hecho ya consumado, contra el que nada podía hacerse, preferimos callarnos, limitándonos a publicar la fotografía de los jugadores obtenida el día que partieron.

El domingo último lamentamos la derrota de los muchachos argentinos y su eliminación del certamen. Suponemos de sobra el estado de ánimo en que los habrá dejado el contraste. No dudamos, tampoco, de que se habrán jugado enteros frente al adversario, con todo su caudal de entusiasmo y de amor propio. Y nada podemos observarles individual ni colectivamente, porque no es de ellos la culpa de que el país vicecampeón del mundo en dos oportunidades haya sido eliminado en el primer match. La culpa es de quienes no midieron su propia responsabilidad y resolvieron jugarse una carta como si el riesgo no existiera sino para ellos.

Este artículo podría haber sido un elogio para los muchachos que desempeñaron del mejor modo posible la misión que se les encomendara. Pero eso no es lo más importante. El Gráfico se complace en felicitar a los jugadores que formaron el team por su correcta actuación, y se hace un deber –al mismo tiempo- en manifestar su completo desacuerdo con el proceder adoptado en esta oportunidad por los dirigentes de la Asociación Argentina.

Se dirá que la derrota no afecta en absoluto al prestigio del fútbol argentino. Aceptamos que no lo afecte en cuanto a expresión de deporte, pero no en lo que se refiere a su calidad, pues ésta ha estado ausente. Y ello es lo que se debió haber evitado, porque estábamos colocados en un alto nivel de responsabilidad frente al fútbol mundial.

A costa de una amargura hemos constatado el acierto de nuestra opinión. Es un precio demasiado caro para una satisfacción periodística; pero pudo haberse evitado tan desagradable experiencia si se hubiera procedido con criterio.


Chantecler (1934)