¡Habla memoria!

Democracia Corinthiana, o cuando el espíritu de Ipiranga invadió el fútbol

En 1982, en plena dictadura brasileña, el Corinthians ideó un ejemplar modelo de auto-gestión y gobierno interno. Aunque la iniciativa, finalmente, no prosperó, sentó las bases para el regreso de la democracia. Sócrates fue la cabeza del utópico proyecto.

Por Redacción EG ·

06 de abril de 2018
Imagen SÓCRATES CELEBRA. Con el puño en alto, y escoltado por sus compañeros, festeja un gol contra el San Pablo, en el cláscio estadual. El talentoso delantero fue el buque insignia del proyecto, y se fue cuando la idea no prosperó.
SÓCRATES CELEBRA. Con el puño en alto, y escoltado por sus compañeros, festeja un gol contra el San Pablo, en el cláscio estadual. El talentoso delantero fue el buque insignia del proyecto, y se fue cuando la idea no prosperó.
En 1822 a orillas del riacho Ipiranga, en San Pablo, Pedro de Alcántara se rebeló abiertamente contra la voluntad de su padre, el rey de Portugal, para declarar a Brasil, hasta entonces la más extensa de las colonias portuguesas, un vasto territorio libre. "Independencia o muerte", fue la consigna de guerra de lo que los brasileños recuerdan como Grito de Ipiranga.

En 1982, también en San Pablo, y en el seno del plantel del Corinthians, comenzó a tomar forma una especie de autogestión democrática que iba totalmente en contra del férreo autoritarismo impuesto por el gobierno militar de Joao Baptista Figueiredo, y que buscaba también, a su manera, una independencia del régimen dominante. Sócrates, Zenon, Wladimir y Walter Casagrande estaban a la cabeza de lo que tiempo más tarde se denominó Democracia Corinthiana, un movimiento dentro del Timao que tenía como principal objetivo lograr que todas y cada una de las actividades sean determinadas mediante un sistema de sufragios. 

La práctica era sencilla: El plantel se reunía y resolvía por mayoría cualquier asunto en cuestión. Los jugadores elegían los horarios y los métodos de entrenamiento, la fecha de traslado y el medio de transporte cuando el equipo debía jugar de visitante, los refuerzos y en ocasiones incluso el que a posteriori sería el entrenador. También participaban en un porcentaje de la recaudación, en la sponsorización y en los ingresos televisivos. El dinero obtenido lo repartían igual que el derecho de voto: desde las figuras hasta los suplentes, pasando también por el cuerpo técnico, los utileros, los médicos y los choferes, todos recibían lo mismo, y el sufragio de todos valía uno. 

Lógicamente, no fue fácil alcanzar una era de prosperidad y oíxgeno en una época de represiones. Sin embargo, el compromiso de un plantel joven se unió a la predisposición de Waldemar Pires -presidente del club- y a la cintura política de Adilson Monteiro Alvez, un sociólogo de izquierda, fanático del Corinthians, que poco sabía de fútbol pero que desde su lugar de Vicepresidente de Deportes se convirtió en el nexo entre los jugadores y los dirigentes. El resto de la comisión, el ala conservadora que no comulgaba con la reforma interna, tuvo que aceptar la minarquía y que incluso los cuatro jugadores anteriormente mencionados participasen de las reuniones ejecutivas. 

Imagen SCRATCH. Sócrates no limitó su campo de acción a los partidos del Corinthians, sino que también enarboló sus consignas en las Selección brasileña.
SCRATCH. Sócrates no limitó su campo de acción a los partidos del Corinthians, sino que también enarboló sus consignas en las Selección brasileña.
En medio de todo esto, el Corinthians era un equipazo que arrollaba en los estaduales con Sócrates a la cabeza, festejando sus goles con el puño derecho en alto. El Timao obtuvo el Campeonato Paulista en 1982 y en 1983, este último ante el San Pablo y luego de haber desplegado una bandera que rezaba "Ganar o perder, pero siempre con democracia". El crack brasileño sabía que la transformación no era posible sin resultados positivos. 

La Democracia Corinthiana comenzó a influir rápidamente en la política y se sumó a la iniciativa "Diretas Já", un proyecto del senador Teotonio Vilela que buscaba reformar la constitución para llegar a las elecciones directas, sin necesidad de pasar por un Colegio Electoral, que en realidad era conformado por el Congreso Nacional que, lógicamente, era favorable a los gobiernos de facto. Incluso, desde el Golpe de Estado de 1964, se sucedieron etapas durante las cuales el Parlamento se mantenía inactivo y funcionaba solamente como Colegio Electoral, siendo este parte de una pantomima que intentaba disfrazar de democracia a una dictadura. 

El proyecto de Vilela tomó una repercusión inusitada y fue apoyado por intelectuales, artistas, opositores y una gran parte de la juventud brasileña, además del Timao, que exhibía inscripciones en su camiseta tales como "Democracia Corinthiana" o "Día 15 Vote", haciendo alusión a las elecciones para gobernador de San Pablo. Los militares presionaron al club para que eliminase las consignas políticas y Sócrates manifestó que si no prosperaba la propuesta de la Enmienda Constitucional Dante de Oliveira se iría del país.

Los jugadores participaron de actos públicos, de recitales e hicieron una activa militancia en favor de las elecciones directas que devolverían al país la democracia. Sin embargo a pesar de los esfuerzos y de un largo debate que se extendió desde marzo de 1983 hasta abril de 1984, la propuesta Dante de Oliveira no alcanzó el número de votos necesarios para convertirse en enmienda y quedó determinado que las futuras elecciones serían indirectas, y que pasarían una vez más por el fraude burocratizado del Colegio Electoral.

Sócrates cumplió con su palabra y abandonó el país, prometió volver algún día al club y aseguró que moriría un domingo en el que el Corinthians celebrase un campeonato. A los pocos meses firmó con la Fiorentina para jugar en el Calcio. Con su partida comenzó el principio del fin de la Democracia Corintiana. También se fue Casagrande, y más tarde Zenon y Wladimir. Waldemar Pires no se presentó a las elecciones presidenciales y el antiguo régimen logró establecerse nuevamente para disgregar definitivamente el movimiento, que duró poco más de dos años. Sócrates jamás volvió al Pacaembú, pero falleció el 4 de diciembre de 2011. Un domingo en el que el Timao obtuvo su quinto Brasileirao.

Por Matías Rodríguez (2014).