Las Crónicas de El Gráfico

Memorias de Labruna: relojes, fútbol y Bernabé

Angelito era un fenómeno desde chiquito, a los 16 años jugaba en la 4ta. de fútbol y con los juveniles de básquet en River. Descubrí por qué se decide y su historia con los botines de Bernabé.

Por Redacción EG ·

19 de septiembre de 2022

RELOJES Y FÚTBOL


"Mi padre no quería que jugara al fútbol. Pretendía enseñarme el oficio, que fuera relojero como él. Pero el potrero me tiraba y me hice jugador de fútbol. Al final papá transó y fue el delegado del cuadrito que teníamos: Barrio Parque. Después, cuando ingresó el equipo del barrio como sexta de River, también vino como delegado… A mi hermano Eduardo (el Cholo), nueve años menor que yo, trató de sacarlo jugador, pero otra vez se equivocó, porque al Cholo le gustaban los relojes…"
Imagen Ángel Labruna con sus padres en la relojería de la Avenida Las Heras.
Ángel Labruna con sus padres en la relojería de la Avenida Las Heras.


Hasta 1934, Angelito integraba simultáneamente el equipo de cadetes de básquet y la cuarta de la mañana de fútbol. Pero cuando lo pasaron a la cuarta especial (la actual tercera) le ofrecieron el primer sueldo: VEINTICINCO PESOS POR PARTIDO. Y le impusieron la primera gran opción de su vida: el básquet o el fútbol. Lo pensó y resolvió que SI LE CONSEGUÍAN UN EMPLEO, SEGUÍA JUGANDO AL BÁSQUET, LARGABA EL FÚTBOL. “Por suerte no me pudieron conseguir ninguno. Y seguí con el fútbol…”.

LOS ZAPATOS DE BERNABÉ


Bernabé Ferreyra estaba en el apogeo de su fama. Y el pibe Ángel Labruna de la sexta de River, le dio una foto para que se la autografiara. La Fiera escribió, de su puño y letra: “Al crack en ciernes, Angelito Labruna. Con afecto. Bernabé”. Esta foto pasó a ser exhibida orgullosamente en la vidriera de la relojería de la calle Las Heras al 2800, muy cerca de la vieja cancha de River. Era la relojería de los Labruna.
Imagen 1939. Labruna en sus comienzos en la Primera de River. Jugó 20 años con la banda roja en el pecho.
1939. Labruna en sus comienzos en la Primera de River. Jugó 20 años con la banda roja en el pecho.

Un día Bernabé echó de menos en la utilería sus botines, aquellos de los tapones famosos, aquellos que tejieron la leyenda del Mortero de Rufino… Los había usado Labruna, el mismo pibe a quien le vaticinara un futuro en el fútbol… Y los usó durante varios años, con permiso especial de Bernabé. Y los usó tan bien que llegó a marcar más goles y a ganar más campeonatos que el mismo Bernabé y que nadie en el fútbol argentino… “Las estadísticas dicen que Erico me lleva algunos goles de ventaja, pero si a mí me hubieran contabilizado los que hice en las finales del 49 para definir el segundo puesto con Platense, con seguridad que lo alcanzo al paraguayo… No sé por qué no me los tienen en cuenta. Es como ignorar que el gol más famoso que hizo Boyé en su vida fue en una final que le dio un campeonato a Racing… Pero de todos modos, si me hubieran contado todos los goles que hice en internacionales, en giras, en amistosos, como han hecho en Brasil con Pelé, creo que los robo a todos… Y no porque haya sido el mejor, sino por una razón de campaña: jugué en primera en 1939 hasta 1959, veinte años…”

Por Juvenal (1973).