Primera División

Pratto: el fanático de Boca que repartía volantes y sueña con Messi

En 2013 reconoció que volvió a Argentina (Vélez) “para ser feliz”. Cuatro años después lo hace por su familia. Viaje a los inicios del flamante delantero de River que quiere jugar el Mundial.

Por Redacción EG ·

08 de enero de 2018
Antes de valer 11 millones de dólares, Lucas Pratto tuvo una vida difícil. Desde que sus padres se separaron, lo cuidó su hermano Leandro, apenas tres años mayor mientras la mamá Daniela –a quien lleva tatuada en el antebrazo- trabajaba como empleada doméstica y vendía ropa.

Imagen Fue titular en 4 partidos con la Selección Argentina y anotó dos goles.
Fue titular en 4 partidos con la Selección Argentina y anotó dos goles.
Oriundo de La Plata, se formó en Cambaceres y luego pasó a Boca. Estudió mientras pudo y trabajó por necesidad. Le costó asentarse en primera (tuvo préstamos en Tigre, en el Lyn noruego, en Unión) y recién explotó en Chile. En Vélez se recibió de jugador tras un breve paso por Italia, fue furor en Brasil con las camisetas del Atlético Mineiro y el San Pablo y hasta llegó a la Selección, lugar al que quiere volver. Hay un antecedente que aporta a su esperanza: cuando Sampaoli asumió en el Sevilla fue uno de los refuerzos que pidió.

En noviembre de 2013, le contó a El Gráfico que repartía volantes y era cuidador de un salón de fiestas, donde cobraba 50 pesos por mes. En esa misma nota contó más sobre su lado desconocido. Y hasta reconoció que era fanático de Boca.

Cómo llegó a Cambaceres



Imagen En la U. Católica se destapó y fue el goleador del campeón en 2010. Además hizo 6 goles en 10 partidos de Copa Libertadores.
En la U. Católica se destapó y fue el goleador del campeón en 2010. Además hizo 6 goles en 10 partidos de Copa Libertadores.
"Yo había empezado en Gimnasia de Los Hornos. Después me probé en Estudiantes, pero sólo me querían para la liga local, no para AFA, y yo creía que estaba para más. Entonces me fui a Cambaceres porque estaba mi hermano, y empecé en Séptima. Iba al colegio en bici a la mañana, volvía a mi casa y caminaba 20 cuadras para tomar un colectivo para viajar a Ensenada. Tenía una hora de viaje de ida y otra de vuelta: volvía a casa a las 9 de la noche, muerto. Me vieja me preguntaba si tenía deberes y le mentía diciéndole que no, sólo quería comer y acostarme”

El sueño de los botines de color



“En Cambaceres me tenía que comprar los botines, y como no tenía plata para tener unos de marca, mi mamá me los hacía fabricar en una zapatería del barrio, donde me salían mucho más baratos, la mitad de lo que costaban los Envión, por ejemplo. Ni hablar de unos Puma o unos Nike. En la zapatería salían 25 pesos los negros y 30 si los querías de un color. Para combinarlos con los colores de Cambaceres yo los pedía blancos y con la pipa de Nike roja. Todo trucho, por supuesto”.

El sueño de llegar a Boca



Imagen En Atlético Mineiro fue elegido el mejor jugador extranjero de Brasil y hasta se habló de una posible convocatoria de Dunga.
En Atlético Mineiro fue elegido el mejor jugador extranjero de Brasil y hasta se habló de una posible convocatoria de Dunga.
"En Cambaceres tenía un profe que era socio de Gabriel Palermo, el hermano de Martín. Un día de diciembre me dijeron que me llevaban a hacer una prueba, pero yo no sabía en qué club era, recién me enteré cuando llegamos a Casa Amarilla. Alfredo Altieri, que era el coordinador, me preguntó de qué jugaba y le contesté que era delantero. Hice una buena práctica y me dijo que en enero volviera, que me iban a llevar a la pretemporada y que seguiría a prueba. Yo era fanático de Boca. Cuando volví a mi casa y le conté a mi mamá, se puso a llorar. Yo no entendía nada, era raro para mí verla así”