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Los caudillos: Carlos Bilardo

Bilardo fue el odiado Nro 1 de todos los equipos y las hinchadas contrarias. Sabía poco de técnica pero conocía la táctica y estrategia como nadie. Fue el caudillo del Estudiantes campeón mundial.

Por Redacción EG ·

15 de marzo de 2017
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Carlitos Bilardo en Estudiantes fue tan consecuente con su rol de caudillo, se tomó tan a pecho su misión de conductor del grupo, que absorbió gustosamente la tarea más ingrata: ser EL ODIADO NÚMERO UNO DE TODOS LOS EQUIPOS Y TODAS LAS HINCHADAS CONTRARIAS. Es claro que esa fue sólo una de sus facetas. La más importante, lo que aprendieron a valorar todos sus compañeros, fue su capacidad de conducción desde adentro. Carlitos le pegaba con la uña encarnada, cabeceaba con la nuca, no tenía físico para el choque, terminaba el partido y estaba filtrado (“me quedan los ojos, la nuez de Adán y la nariz, todo lo demás lo dejé en la cancha...”, nos dijo una noche tras una cruenta batalla por la Copa...), quitaba de oído y para matarla tenía que pegarle un balazo... Pero sabiendo tan poco de técnica, conocía de táctica y de estrategia como nadie. Tenía ojos en la nuca para ver toda la cancha. Sabía conversar a los contrarios y al árbitro: “No sé cómo se arreglaba, pero siempre estaba al lado del referí para sacar ventajas”, reconocía admirado Toscano Rendo... Alertaba a sus compañeros. Relevaba al que había quedado fuera de la conversación. Corría toda la cacha. Y le quedaba tiempo para usar todo el repertorio de mañas aprendido en sus años de fútbol, haciendo engranar hasta anularlos a rivales tan importantes como el Pato Pastoriza...