Las Fotos de El Gráfico
Los medias caídas: Ernesto Grillo
Ya son historia, pero se extraña ese “qué me importa” tan reo, tan atrevido, con tanto sabor a potrero que tenían los que usaban las medias bajas. Hoy el perfil del “Pelado“ Grillo por Juvenal.
Por Redacción EG ·
02 de febrero de 2017
A Ernesto Grillo se lo recuerda hoy, casi exclusivamente, por el famoso gol con la camiseta de la Selección argentina que le hizo a Inglaterra en 1953. “El Pelado” terminó su historia de futbolista en Boca, pero antes jugó en el Milán y en Independiente de Avellaneda, donde había comenzado su carrera en el fútbol grande, donde jugó más partidos y donde convirtió más goles.
Rescatamos un fragmento de la nota de 1972 titulada: “Las medias caídas más famosas del fútbol” del maestro del periodismo deportivo que se llamaba Julio César Pasquato pero firmaba Juvenal.
Década del cincuenta. Tal vez las más famosas de todas por la tremenda potencia física que dejaban al descubierto. Las medias caídas de Ernesto Grillo, el de Independiente, el de Sarandí, el de Crucecita, el heredero en línea directa de los diablos más diablos que hayan defendido la casaca color sangre del negro Seoane y Cuila Sastre... Las dos macetas del Pelado Grillo, llenas de músculos, eran un encanto a la picardía de los campitos pelados, con arcos de cuatro latas y a la valentía del que nunca tuvo miedo de meterlas así, sin protección, en lo más bravo de los entreveros del área... Después, Italia lo devolvió cambiado, con las medias altas y el equipo impecable. Pero el Ernesto Grillo de nuestros recuerdos es éste, con las medias bajas llevándola corta, listo para amagar, pisarla y seguir, arriándose a la gente y haciéndoles doler los pies a quienes quisieran pegarle patadas en esas pantorrillas de acero...
Rescatamos un fragmento de la nota de 1972 titulada: “Las medias caídas más famosas del fútbol” del maestro del periodismo deportivo que se llamaba Julio César Pasquato pero firmaba Juvenal.
Década del cincuenta. Tal vez las más famosas de todas por la tremenda potencia física que dejaban al descubierto. Las medias caídas de Ernesto Grillo, el de Independiente, el de Sarandí, el de Crucecita, el heredero en línea directa de los diablos más diablos que hayan defendido la casaca color sangre del negro Seoane y Cuila Sastre... Las dos macetas del Pelado Grillo, llenas de músculos, eran un encanto a la picardía de los campitos pelados, con arcos de cuatro latas y a la valentía del que nunca tuvo miedo de meterlas así, sin protección, en lo más bravo de los entreveros del área... Después, Italia lo devolvió cambiado, con las medias altas y el equipo impecable. Pero el Ernesto Grillo de nuestros recuerdos es éste, con las medias bajas llevándola corta, listo para amagar, pisarla y seguir, arriándose a la gente y haciéndoles doler los pies a quienes quisieran pegarle patadas en esas pantorrillas de acero...
1951. Ernesto Grillo con la camiseta (camisa mejor dicho) de Independiente, en el preciso instante que convierte su primer gol de los dos que anotó, jugando en Lima contra Universitario de Perú en una gira del Rojo. Empataron 2 a 2.
