A fin de mes, la lanzadora de martillo presenta su libro para chicos, en el que transmite su lucha contra el maltrato que sufrió en la escuela.
Desde hace meses, Jenny dio rienda suelta a su pasión por escribir. “Yo estudié literatura y siempre quise hacerlo. Un día me levanté, se me formó un cuento en la mente y lo trasladé al papel. Luego, tímidamente, se lo mostré a distintas personas, fui a editoriales y, luego de varios consejos, ese cuento se transformó en cinco y en un libro que voy a presentar el 28 de este mes en el Shopping Abasto”, dice, feliz.
“El Martillo Volador” incluye cuentos que tienen como protagonistas a deportes olímpicos como el judo, el hóckey, la esgrima y el remo. “La idea es difundir los valores de cada uno y, a la vez, fomentar los deportes amateurs. Argentina necesita un cambio cultural para que más chicos participen del olimpismo y eso debe ser de raíz, desde la educación. Y qué mejor que desde un cuento, ese momento único de conexión entre un padre y su hijo”, analiza Jenny.
El proceso no fue sencillo, más que nada por el contenido que eligió. “El primer cuento es autobiográfico, habla de una chica grandota, cuyo cuerpo era muy bueno para el atletismo pero que, en el colegio, era víctima de burla constante. No fue un proceso sencillo de atravesar. Gorda era lo menos que me decían. Pensá que a mis compañeros me prendieron fuego un zapato mientras lo tenía puesto…”, describe con crudeza. “Me costó procesarlo, recién lo pude hablar hace dos años. Cuando decidí hacer el Body Issue, posar desnuda para la revista de ESPN, no fue para mostrarme así sino porque quería hablar de esta situación, del tema de aceptar tu cuerpo. A mí me costó amigarme con mis dimensiones, pero lo hice y eso es clave. Y me gusta ser una especie de espejo que yo no tuve, no soy la única grandota con curvas… Quizás esas fotos, este cuento, les de coraje a otras chicas para hablar, para sentir que se puede, para que no acepten ni sufran el bullying… El otro día leía que una chica se suicidó en Esquel delante de sus compañeros por este maltrato, que muchos creen que es algo normal, que son joditas lógicas de la adolescencia, sin pensar que hacen mucho mal, hieren, marcan. Hay que tomar conciencia como sociedad. Esa es mi campaña y hacerla me llega al corazón.No fue casualidad, entonces, que una oportunidad social le tocara la puerta hace poco. Se trata de la Huella Weber, un programa de sponsoreo que es mucho más que eso, que busca comprometer a que el deportista deje una marca en la sociedad. “Weber Saint Gobain llegó justo a mi vida. Es la primera empresa con acciones solidarias para deportistas, que te ayuda a que vos ayudes. Todavía no elegí a la institución, pero me gustaría colaborar en un espacio multicultural, una biblioteca de una escuela, algo así. Ya le estamos dando forma y me da orgullo participar y poder tener otro micrófono para poder transmitir lo que sueño”, cuenta.
Está claro que Jenny es más que un resultado.