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Lado B de los Juegos: la comida que sobra, para los indigentes

Gracias a la iniciativa de un galardonado chef italiano, los ingredientes que sobran en la Villa Olímpica se usan en un comedor comunitario de alto nivel. El Papa Francisco fue su fuente de inspiración.

Por Redacción EG ·

16 de agosto de 2016
Fagner Dos Santos ingirió su última comida hace doce horas: dos pedazos de pan viejo endurecido y un café. Buena parte de la última década este hombre de 33 años ha librado una batalla contra las drogas y vivido en las calles de Río de Janeiro. Acude a comedores comunitarios o busca alimentos en la basura.

Ahora, él y aproximadamente 70 indigentes reciben tres platos de uno de los principales chefs del mundo. El menú de un día reciente incluía ossobuco con papas y helado de postre.

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"¿Quién hubiera pensado que un grupo de indigentes recibiría la comida preparada para la crema y nata de la sociedad", comentó dos Santos, incrédulo, mientras observaba un salón comedor lleno de obras de arte y con mozos con delantales anaranjados que por un momento lo alejaron de la dura realidad de su vida diaria.

Chef italiano

Los indigentes se benefician de una iniciativa del renombrado chef italiano Massimo Bottura. Usando ingredientes sobrantes del comedor olímpico, y con la colaboración de algunos proveedores, Bottura puso en marcha un comedor comunitario de alto nivel, que desde hace una semana alimenta a indigentes de Río.

Se han invertido unos 12.000 de dólares en los primeros juegos olímpicos sudamericanos y Bottura quería tener un gesto a favor de la sustentabilidad del planeta, que dejase a los juegos como un símbolo de desperdicio olímpico a partir de las más de 230 toneladas de productos alimenticios que se usan para alimentar a 60.000 deportistas, técnicos y demás personal diariamente.

"Esto es un proyecto cultural, no una obra de caridad", sostuvo Bottura, dueño de la Osteria Francescana de Módena, Italia, que tiene tres estrellas Michelin. "Queremos devolverle la dignidad a la gente".

Inspirado en Papa Francisco

Bottura dice que se inspiró en la campaña del papa Francisco a favor de los pobres y que está usando el mismo modelo que empleó el año pasado en un teatro abandonado durante la feria mundial de Milán. Su objetivo es educar a la gente acerca del desperdicio de alimentos y buscar formas de alimentar a las 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo.

El mensaje cala hondo en Río, donde se ha multiplicado la población indigente en medio de una profunda crisis económica.

El gobierno estatal de Río tuvo que cerrar o reducir los servicios de 16 comedores comunitarios y lo que muchos ven como el despilfarro olímpico no ha hecho sino agravar la sensación de abandono de los indigentes. Muchos dicen que han sido sacados por la fuerza por la policía del distrito de Lapa, donde se encuentra el comedor de Bottura.

El lugar tiene mesas de diseñador, fotos del renombrado artista JR y un enorme mural de la Ultima Cena recubierta de chocolate de Vik Muniz, una de las artistas que más vende en Brasil. 

Futuro post-Juegos


Una vez concluidos los juegos, el comedor pasará a ser un restaurante cuyas ganancias serán destinadas a alimentar a los indigentes. Muchos de los beneficiarios nunca comieron platos de tanta calidad.

"Tan solo sentarme aquí y ser tratado con respeto me hace sentir que tal vez tenga alguna oportunidad", dijo Valtimir Faria, un hombre educado que terminó en la calle tras el derrumbe de su matrimonio como consecuencia de su alcoholismo.

Joshua Goodman / Agencia AP