Las Entrevistas de El Gráfico

Crónica fantástica de un partido real

El periodista Andrés Burgo reconstruye con minuciosidad de orfebre lo que ocurrió el 22 de junio de 1986, nos referimos al que fue, quizás, el encuentro más importante en la historia de la Selección Argentina: el 2-1 con los goles antológicos de Maradona en el Mundial de México. Imperdible.

Por Diego Borinsky ·

13 de julio de 2016
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Con más de 300 testimonios que van desde los integrantes del plantel argentino hasta un par del conjunto inglés, periodistas, árbitros, hinchas que lo vieron en la tribuna, dirigentes, fotógrafos, Bilardo y sus asistentes, esta crónica magistral dividida en tres partes (Antes, Durante y Después) nos invita a seguir descubriendo detalles finos, y también de brocha gorda, de lo que ocurrió en el DF de México hace exactamente 30 años. Aquí, una lista de algunos de ellos.

- Roberto Mariani, colaborador del cuerpo técnico de Bilardo, fue una de las  cuatro personas que estuvieron en la habitación que Maradona compartía con Pedro Pasculli la mañana del partido. Y recuerda: “Ese día, Diego se despertó más temprano que de costumbre y en un momento, dijo: ‘Tengo ganas de comerme un sánguche de mortadela’. Y luego contó que había hablado con sus hermanos de una jugada en la que él se recostaba sobre la derecha, encaraba, dejaba rivales en el camino y definía al segundo palo. Y entonces dijo: ‘Tengo unas ganas de hacerles un gol de esos a los ingleses...’. Y bueno, un rato después, de esa manera, hizo el gol de su vida”. Creer o reventar.

- La increíble historia de la camiseta azul comprada a último momento en unas tiendas del DF y con números plateados cosidos sobre la hora. Y dónde terminó la que Maradona usó en el segundo tiempo.

- Repasa Jorge Valdano: “Los días previos al partido, las Malvinas se convirtieron en protagonistas. Intentábamos centrarnos en el partido, pero todas las preguntas giraban en torno a ese tema, hasta el punto de generar una interferencia muy incómoda. El tema podía utilizarse como un factor motivante, pero tenía el peligro de que nos olvidáramos de jugar”.

- Bilardo reconoce que no pudo dormir a la noche durante los dos meses que estuvo en la concentración del América. Y que no quería ingerir pastillas para no estar como zombi, entonces dormía dos horas, entre las 2 y las 4 de la tarde, y le pedía a Pachamé que le cuidara las espaldas.

- Repaso de la interminable lista de cábalas del plantel. Contamos algunas. Comer hamburguesas el día anterior al partido (el médico, chocho). Otra: Giusti debía hacer un surco con su botín en la línea central y enterrar allí un caramelo. En el vestuario debía sonar un teléfono público antes de entrar al campo y el Tata Brown ir a atenderlo. Y cuando estaban todos por salir, Olarticoechea tenía que ir al baño, orinar y volver.

- Varios de los futbolistas se juntaban a tomar mate y a fumar, en un par de habitaciones. Los fumadores eran mayoría.

- Diez de los once jugadores titulares desayunaron con Coca Cola la mañana del partido con Inglaterra.

- “No se pierdan el domingo 22 la segunda versión de la guerra de las Malvinas”, publicó el diario mexicano Excélsior, promocionando la venta de entradas a través de la FIFA. Hubo un reclamo oficial de la AFA y un atisbo de crisis diplomática.

- Garré tendría que haber jugado contra Inglaterra porque ante Uruguay recibió una amarilla por error y eso le ocasionó una fecha de suspensión. El propio juez italiano Agnolín le reconoció, al terminar el 1-0 de octavos frente a Uruguay, que la amarilla debió haber sido a Valdano. En lugar de Garré, Olarticoechea fue titular por primera vez y salvó, “con la nuca de Dios” el empate de Inglaterra sobre el final. De esos azares también está dotada la gran hazaña.

- Los temas musicales que se escuchaban en el micro rumbo a la cancha eran tres: el de Rocky, uno de Bonnie Tyler y otro de Sergio Denis.

- La pelea en la tribuna entre hinchas argentinos e ingleses tuvo a Raúl Gámez y Roberto Giordano como protagonistas destacados.

- Desde Argentina hubo gestiones para que se hiciera un minuto de silencio, se usara una camiseta alusiva a Malvinas y hasta se llegó a pedir que la Selección no se presentara a jugar contra Inglaterra.

- Diego Maradona dio una arenga en el vestuario, cuando nunca lo hacía.

- La Reina Isabel II y la Primera Ministra británica, Margaret Tatcher, enviaron telegramas al plantel y el técnico Bobby Robson se lo hizo saber a los jugadores, antes del comienzo del partido.

- “No te preocupes por Maradona, Terry. Es solo un pequeño muchacho y únicamente tiene un pie bueno”, le dijo Bobby Robson a Fenwick, uno de los burlados en el segundo gol de Diego. Robson nunca les habló en la charla de cómo marcar a Maradona.

- A los 9 minutos, Fenwick ya había visto la amarilla. “Empecé a jugar condicionado, ya no podría marcar con aspereza. Pasé a convivir con el peligro de ser expulsado”, le cuenta a Burgo. Y relata, en relación con el segundo gol: “Cuando enfrento a Maradona, yo estaba en el borde del área grande. Varios compañeros míos ya habían intentado detenerlo. Yo tendría que haberle hecho falta, pero no la hice porque todo el tiempo pensaba en que podrían volver a amonestarme”.

- La obsesión de Peter Shilton, desde pequeño, fue su altura: se colgaba de las escaleras de su casa para estirarse los brazos y se ponía bolsas de arena en los hombros para saltar más fuerte. No le alcanzó, porque al arquero de 1,85 le ganó en el salto un argentino de 1,65 (metiendo la mano, sí, no lo vamos a negar).

- Los jugadores de la Selección Argentina recibieron un viático de 25 dólares por día y 4000 por cada partido jugado.

- Admite Jorge Burruchaga: “El campo de juego del Azteca era deplorable, la pelota picaba y el Gordo la llevaba al pie como solo él podía hacerlo. En ese mismo arco, a la semana siguiente, yo le hice el gol a Alemania en la final y solo toqué 3 veces la pelota en 40 metros porque era imposible de controlar. Este la tocó diez mil veces, y no se le escapaba”.

- Después de jugar por octavos de final contra Paraguay en el DF, en vez de volverse a Monterrey, Inglaterra se quedó los 4 días previos al partido con Argentina allí. Grave error estratégico: a la altura hay que llegar sobre la hora o con 3 semanas para aclimatarse.

- La foto del gol con la mano tomada por Eduardo Longoni le valió un sueldo extra y derechos para comercializarla en el mundo a valores similares a los que cobraba cada futbolista argentino por jugar un partido en el Mundial.

Imagen Ya nadie puede frenar la obra de arte, el 2-0 de Diego.
Ya nadie puede frenar la obra de arte, el 2-0 de Diego.
- Cómo se gestó la frase de “la mano de Dios”, que no nació de Maradona.

- El árbitro tunecino Ali Bennaceur le pidió plata a Burgo para brindar su testimonio. Dirigió ese partido porque Inglaterra se opuso a que fuera el brasileño Romualdo Arppi Filho.

- Bogdan Dotchev, el asistente búlgaro que marcó el ataque de Argentina en el ST, asegura haber visto la mano de Maradona y cuenta que por eso se quedó quieto, pero ¿por qué no levantó el banderín?

- Carlos Espósito, el árbitro argentino que dirigió en el Mundial 86, detalla el modus operandi del presidente de la AFA: “Grondona quedaba al tanto de las designaciones antes de que nos las comunicaran a nosotros. Antes de la final contra Alemania, vino y me dijo: ‘No te separes de Arppi Filho porque va a dirigir la final’. No lo sabía nadie, ni el propio árbitro. Empecé un operativo y lo seguía hasta el baño”.

- La historia del conmovedor relato de Víctor Hugo Morales y el porqué de su frase “barrilete cósmico”, que no nació espontáneamente, sino que venía con una bronca contenida hacia Menotti.

- Los jugadores ingleses, doblemente humillados por Maradona, fueron al vestuario argentino a pedir camisetas. Algunos compañeros luego se enojaron por ese gesto.

- Hubo 4 camisetas argentinas que viajaron, apenas terminado el partido, al camarín del árbitro tunecino.

- Malvinas, la otra historia. Seis futbolistas del plantel eran categoría 62 y de no ser por el fútbol deberían haber ido a la guerra: Burruchaga, Enrique, Batista, Ruggeri, Tapia y Clausen. En el libro, hay una docena de futbolistas de menor renombre categoría 62 que sí fueron a la guerra. Esos hombres cuentan cómo vivieron aquel partido.

Por Diego Borinsky

Nota publicada en la edición de junio de 2016 de El Gráfico

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