Primera División

El día que la AFA terminó de explotar

La renuncia de Martino fue el último eslabón de una cadena de horrores que tienen como exclusivos responsables a los impresentables dirigentes del fútbol argentino.

Por Elías Perugino ·

05 de julio de 2016
Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Después de la muerte de Grondona, los dirigentes del fútbol argentino no fueron capaces de elegir a un presidente. El 3 de diciembre de 2015 protagonizaron una asamblea bochornosa, en la que los dos postulantes (Segura y Tinelli) igualaron 38-38 cuando solo habían votado 75 representantes. En los siete meses antepusieron sus egos a los intereses del fútbol argentino y la AFA fue intervenida por la FIFA.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
En la previa de la Copa América Centenario, el cuerpo técnico encabezado por Gerardo Martino soportó una deuda salarial de siete meses, parcialmente saldada por aportes privados a pocos días de viajar.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Durante la disputa de la Copa América Centenario, la delegación argentina soportó en carne propia la desorganización de la federación. No viajaron sparrings juveniles para apuntalar los entrenamientos de la Selección y se recurrió futbolistas amateurs de Estados Unidos, incluyendo a varias mujeres. Las demoras en los vuelos se tornaron recurrentes. En uno de los destinos, el plantel no encontró las habitaciones a disposición e improvisó un campamento en el lobby del hotel de turno. Los dirigentes, sumidos en su encarnizada lucha política, iban y venían de los Estados Unidos, condenando a la Selección a una alarmante orfandad.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Tras perder la final de la Copa, Leo Messi anunció su renuncia a la Selección. Dolido por el cachetazo deportivo, pero también asqueado con las atrocidades logísticas que amenazó con contar y que, finalmente, prefirió mantener en reserva. Detrás de él, arrecieron los rumores de otras renuncias. Versiones que nunca se confirmaron, pero que permanecen latentes.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Durante el último año, los dirigentes desactivaron toda la estructura de selecciones juveniles. Cesó en su cargo el coordinador que estaba en funciones –Humberto Grondona- y no se lo reemplazó, pese a los proyectos que recibieron los dirigentes y la firme sugerencia de Martino, quien aspiraba a que un formador de su confianza se desempeñara con los equipos menores.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
Terminada la Copa, Martino quiso enfocarse en la preparación del equipo olímpico, pero los clubes negaron a los futbolistas. Suspendió el inicio de los entrenamientos, previstos para el lunes 4 de julio, y lo pospuso para el lunes 11, pero en el trayecto continuó recibiendo negativas y presentó su renuncia al cargo. Paralelamente, el presidente del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein, ponía el acento en la gravedad de la situación e imaginaba que existía “un 50% de posibilidades” de que Argentina no participara en el torneo.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac.
A estas horas, los dirigentes del fútbol argentino, hundidos hasta los ojos en su propia ciénaga, deben decidir: cómo encaminar la conducción de la federación, determinar si Argentina intervendrá o no en Río 2016, darle forma a una Superliga o al torneo que debe empezar el 5 de agosto, elegir al reemplazante de Martino, torcer la decisión de Messi y garantizar que la Selección compita como corresponde en las Eliminatorias para Rusia 2018, seis de cuyos partidos se disputarán entre septiembre y noviembre.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac, tic...
Se acabó el tiempo. Explotó la AFA. Las esquirlas nos hieren a todos. Incluso a las mentes iluminadas que nos llevaron de la mano hasta el fondo del pozo y ahora, con gesto adusto y desesperada preocupación, se sentaran a una mesa para debatir y, probablemente, abochornarnos una vez más.