La Selección

Los egoístas que dicen que van a salvar al fútbol argentino

Este lunes 4 de julio debían comenzar los entrenamientos de la selección olímpica, pero se pospusieron por falta de jugadores. Otra medalla de lata para que se cuelguen los dirigentes.

Por Elías Perugino ·

03 de julio de 2016
Este lunes 4 de julio debía comenzar sus entrenamientos la selección olímpica de fútbol que competirá en los Juegos de Río 2016. El inicio de los trabajos se pospuso para el lunes 11 por una razón devastadora: el fútbol argentino no ha podido juntar a los 22 jugadores que debe preparar Gerardo Martino, 18 para integrar la lista final y 4 para mantenerse en reserva. Se trata de una muestra más de la degradación a la que la actual dirigencia ha conducido al fútbol argentino.

Si bien el torneo de fútbol olímpico se desarrolla bajo el ala de la FIFA, no es una competencia protegida bajo lo que comúnmente conocemos con la fórmula de “fecha FIFA”, razón por la cual los clubes no están obligados a ceder a los futbolistas. Su cesión depende de un gesto de buena voluntad de las instituciones y, sobre todo, de la capacidad de gestión que los dirigentes puedan esgrimir en esas negociaciones siempre delicadas.

Como los dirigentes argentinos continúan peleando como perros y gatos desde diciembre de 2015, al punto de situar a la mismísima AFA en el borde del abismo institucional, el cuerpo técnico quedó huérfano una vez más. Así como debieron soportar infinidad de desatinos antes y durante la Copa América Centenario, ahora les toca lidiar con el oprobio de mendigar futbolistas como si fueran damas de la caridad.

Que Juventus no quiera ceder a Paulo Dybala, vaya y pase. Que el Inter concluya que no puede darse el lujo de entregar a Mauro Icardi, es entendible. Que el cambio de entrenador en el Everton haya trastocado lo hablado oportunamente por Ramiro Funes Mori, era una posibilidad que figuraba en los planes. Lo que indigna y provoca una profunda repulsión es la negativa de los equipos argentinos. Ninguno de los clubes de Primera se juega la vida en agosto (la participación de Boca en la Libertadores puede estirarse hasta fines de julio). Y si así fuera: ¿dónde quedó el postulado con el que los dirigentes se llenaron la boca durante años, aquel que rezaba “Selección Nacional, prioridad número uno”?

En semejante mar de desquicios, los dirigentes ni siquiera fueron capaces de acordar un mínimo compromiso para nutrir de jugadores al equipo olímpico. Al contrario: lo transformaron en una presa más de sus gigantescas miserias. No les alcanzó con dinamitar la estructura de las selecciones juveniles. No fue suficiente con conspirar contra el normal funcionamiento de la Selección mayor. No se dieron por satisfechos con colmarle la paciencia a Lionel Messi con una cadena interminable de desajustes operativos. No, no les alcanzó. También se llevaron puesta a la selección olímpica.

Sin sonrojarse, los dirigentes se atropellaron delante de los micrófonos para anunciar que sus clubes no van a colaborar con jugadores. Ni Boca, ni River, ni Huracán, ni Independiente, ni Racing, ni San Lorenzo… Y después de esa lastimosa declaración de principios, volvieron a la batalla por el poder. Esos señores que le dan la espalda a la camiseta argentina, son los egoístas que dicen que van a salvar al fútbol argentino…