Las Entrevistas de El Gráfico

Perfil de Frank Kudelka: novelas, asados y Morgan Freeman

Un viaje a la intimidad del técnico que, con su forma de ser, se metió en el corazón de todos los hinchas de Talleres.

Por Redacción EG ·

05 de junio de 2016
"Fui futbolista toda la vida, pero no lo ejercí profesionalmente. Yo vivía en un pueblo, Freyre, en donde en los barrios se armaban torneos de baby y campeonatos barriales, eso fue lo que me acercó al fútbol. También mi papá fue futbolero toda la vida, practicó este deporte desde niño y mi madre, como dirigente del Club Atlético 9 de julio Olímpico de Freyre, en el cual ellos fueron directivos durante muchísimos años, fueron los que me hicieron estar dentro de este hermoso deporte".

De esa manera, Frank Kudelka, el técnico de Talleres que rompió el estigma de los 12 años lejos de la Primera División, se metió en el fútbol. Como bien dice, nunca fue jugador profesional, pero siempre estuvo ligado al deporte. Hasta se recibió de profesor de Educación Física para estar metido en esto, lo cual le permitió trabajar en varios equipos de la Liga Santafesina, su verdadera patria futbolística. "Eso me ha dado muchas posibilidades para la conducción, ya sea para las áreas organizativas, pedagógicas y psicológicas que, ineludiblemente, te dan un hándicap importante para tener en cuenta a la hora del manejo de grupo. No es determinante, pero sí muy importante", refleja. 

Si hay algo que lo sensibiliza y le cambia totalmente su forma de expresar, es hablar de su madre, Doña Edelmira: "Mi mamá es muy buena cocinera, tanto en lo salado como en lo dulce. Así que la aprovecho mucho, pero a mi también me gusta mucho cocinar y especialmente hacer asado. Lastimosamente, los domingos no existen para mi por el fútbol, pero cuando tengo tiempo, trato de hacerlo. Lo hago yo,  para que disfrute toda mi familia".

En sus tiempos libres le gusta salir a correr por las sierras cordobesas o a veces se va hasta Villa Carlos Paz: "Es un lindo lugar, hay mucha paz". Su dialecto confirma su pasión por la literatura: novelas e historias, su sección preferida: "Hace poco terminé de leer Principessa Mafalda, que trata justamente de una princesa italiana, que le pusieron el nombre al trasatlántico de la época. Hacían coincidir las tragedias de ella porque resultó ser presa de un campo de concentración nazi. Es un muy buen libro".

Imagen KUDELKA llegó en diciembre de 2014 a Córdoba. Foto: Nicolás Aguilera.
KUDELKA llegó en diciembre de 2014 a Córdoba. Foto: Nicolás Aguilera.


El que conoce a Frank Darío sabe que es un tipo muy muy reservado. Pölíticamente es muy correcto y ante la falta de respeto corta directamente el trato con la persona. No le gusta ser mediático, por eso nunca salió a reclamar que la barra de Huracán lo amenazó de muerte, luego de varias derrotas. Se muestra orgulloso al hablar de su familia. Especialmente, de sus hijos: María Celeste, que estudia Ciencias Económicas; Maximiliano, kinesiología y María Sol, psicología. Ellos son sus "debilidades".

Si no agarra un libro durante los viajes o en las concentraciones, escucha "música melódica", pero también "rock que no sea tan pesado", como por ejemplo, Vicentico, La Bersuit y La Berisso. 

El desde ahora histórico técnico de Talleres siempre fue calentón y las cámaras lo confirman cuando su equipo va perdiendo. Pero también entiende que esto es simplemente un juego y se siente orgulloso por haber apostado por Wanchope Ábila cuando nadie lo conocía. Afirma, además, que Eduardo Domínguez "ya tenía pasta de entrenador porque es un tipo muy preparado, con muy buenas opiniones y es un muy buen visor del fútbol".

Fanático de todo tipo de cine "ya sea argentina, española o yanqui", elige como su actor preferido a Morgan Freeman, quien realizó el papel de Nelson Mandela en la fabulosa película Invictus. Invictus también estuvo su equipo durante 38 partidos, hasta que el miércoles pasado Defensa y Justicia le serruchó la racha.

A diferencia de Freeman quien simplemente actuó dos veces en su carrera como Dios, Kudelka hoy en Floresta, se convirtió en un Dios verdadero para la historia de la T. 

Por Matías Escobar