Primera División

Daniel Osvaldo y el arte de romper el silencio a tiempo

Tras un primer ciclo signado por la megaexposición, el delantero había optado por el silencio durante su segunda etapa en Boca. Hasta que comprendió que una cosa suele ser tan nociva como la otra y humanizó su actual martirio.

Por Elías Perugino ·

10 de abril de 2016
Fresco, espontáneo, en el umbral de lo querible, Daniel Osvaldo visitó el estudio de Fox Sports-Radio y desgranó con saludable soltura la realidad que lo agobia desde que inició su segundo ciclo en Boca. Sin esquivar temas difíciles que los periodistas del programa supieron tocar sin caer la tentación del golpe bajo, el delantero expuso su verdad y, proponiéndoselo o no, echó luz, descomprimió,  humanizó el martirio que padece por la fractura de un dedo de su pie derecho.

Osvaldo revisó el apocalíptico final del ciclo anterior, fue ácidamente autocrítico, valoró el salvataje que le significó aferrarse a la asistencia de la psicóloga del club y asumió su cuota parte de responsabilidad por haber jugado sin estar plenamente recuperado cuando tambaleaba el ciclo de Arruabarrena. Expuso sus temores y, a la vez, su arrepentimiento por no haberse operado en el amanecer de su padecimiento, y se plantó en el punto exacto de la gigantesca exigencia que le genera Boca a un refuerzo de su jerarquía. En esa coordenada en que no le permite esperar por nadie que retroceda casilleros en la carrera por proporcionar réditos futbolísticos inmediatos.

La megaexposición mediática contaminó el primer ciclo del fanático de La 25 y fue la nafta que agilizó la combustión de su estrepitosa huida al Porto. La discreción y la cautela signaron su segundo desembarco, acaso por prescripción de la dirigencia y del cuerpo técnico del Vasco. Obediente, Osvaldo pasó de un extremo al otro. De propalar hasta la mínima acción de su vida a no emitir palabra. Hasta que decidió romper el silencio y transformarse en el primer beneficiado. A veces, encriptarse y conceder con el silencio suele ser tan nocivo como exponerse hasta el hartazgo. Daniel Osvaldo se dio cuenta a tiempo y elevó su caso a otra dimensión.  Más entendible y más humana.