Opinión

Otra vez Vasco Crush: Arruabarrena, ¿nuevamente en la cuerda floja?

Como en el popular videogame, el técnico de Boca recibió una vida extra de sus amigos tras perder con Atlético Tucumán. Hoy se reúne con Angelici tras la derrota con Racing. ¿Seguirá en Boca?

Por Martín Mazur ·

29 de febrero de 2016
Hace dos semanas se publicó "Vasco Crush", a propósito de la vida extra que recibió el Vasco Arruabarrena por parte de sus amigos en el plantel de Boca, aunque la dirigencia considerara su ciclo como terminado. Boca ganó en San Juan, goleó a Newell's en la Bombonera, sacó un empate en Cali pero volvió a perder un clásico contra Racing. Y la continuidad del Vasco vuelve a ponerse en duda. Esta tarde habrá una reunión con Angelici. Nadie sabe lo que puede pasar. Por un lado, la inmediatez obligaría a no hacer ningún volantazo: el Boca-Racing por la Copa es esta semana, luego viene el River-Boca por el Torneo de Transición. Pero por otro, la paciencia sobre un Boca apático que gana, pierde o empata sin poder hilvanar una idea de juego, también está perdida. ¿Será capaz el Vasco de sostenerse con ese pedacito de vida que le queda y pasar el nivel de los clásicos sin tener ninguna red de apoyo?

A continuación, el texto original del 16 de febrero.




El Candy Crush es un juego. El fútbol, también.

El Candy Crush puede ser muy adicitivo y alterarte el sueño. El fútbol, también.

En el Candy Crush hay vidas. En el fútbol, también.

Cuando en el Candy Crush uno se queda sin vidas, puede pedir vidas extras a sus amigos. En el fútbol, también.

Imagen Domingo a la noche, Boca 0 - Atlético Tucumán 1. El Vasco, sin vidas por poco más de 14 horas, hasta que llegó la vida extra.
Domingo a la noche, Boca 0 - Atlético Tucumán 1. El Vasco, sin vidas por poco más de 14 horas, hasta que llegó la vida extra.
El problema es que cuando en el fútbol uno se queda sin vidas, normalmente no hay amigos a los que recurrir. Cuando alguien entra en desgracia, el ambiente le cierra las puertas rápidamente y genera una zona liberada de códigos. Durante ese lapso, todos mirarán para otro lado: jugadores, dirigentes, entrenadores desempleados, o empleados por otros clubes, periodistas. Al que caiga en desgracia nadie levantará la voz para salvarlo. Queda prisionero en una cabina hiperpresurizada, hasta que normalmente elige el botón de eyectar para cesar con el sufrimiento. Con la tortura. 

Lo ocurrido con Roldolfo Arruabarrena, luego de la derrota de Boca en la Bombonera contra Atlético de Tucumán, no es común. Esa noche, el Vasco se quedó sin vidas. Tenía la cabeza en la guillotina, pero no había verdugo que quisiera ejecutarlo. Lo más cercano fueron las palabras de Tevez, no bien terminó el partido, en caliente y en la cancha. "Eso (su continuidad) lo decidirán él y la dirigencia". En ese rato dentro del vestuario, el DT quedó solo en esa cabina hiperpresurizada, pero decidió resistir sin presionar el botón de eject. Lo que muchos habrían optado por hacer en ese mismo vestuario (Bernardi en Newell's ese mismo domingo o Brindisi y Borghi en Boca en épocas pasadas). 

Muy distintas fueron las declaraciones de Carlitos después de darse una ducha. "Es una locura que en el primer partido en La Bombonera, después de salir bicampeón, se esté hablando de echar a un técnico". Fue una presunción de que algo, quizás, no estaba tan sellado como nos hacían querer creer. Fue, también, un jaque al presidente que lo trajo (no hablaremos de lealtades pasadas, pero curiosamente Arruabarrena y Tevez fueron alfiles de Angelici en las últimas elecciones)

Imagen Los números del Vasco luego de la derrota contra Atlético Tucumán. Sumó dos triunfos, un empate por la Copa y una derrota desde entonces.
Los números del Vasco luego de la derrota contra Atlético Tucumán. Sumó dos triunfos, un empate por la Copa y una derrota desde entonces.
A la mañana siguiente, al Vasco sin vidas, varios de los pesos pesado le habrían facilitado una vida más. ¿Pero cuánto más se puede jugar con una sola vida? Es una pregunta que cualquiera que haya jugado (al fútbol, o al Candy Crush) puede responder: normalmente, poco, pero en casos excepcionales, y con muy buenos jugadores, la vida que parece una extensión transitoria del certificado de defunción, en realidad termina siendo mucho más: y con una, de repente, se consiguen 10 más. El caso más extremo es el del Alex Ferguson, que tras sus primeras tres temporadas sin títulos en el Manchester United, estuvo en la misma situación de Arruabarrena en enero de 1990. El partido era ante Nottingham Forest, por la FA Cup. Venía de 8 partidos sin victorias en la Liga. Si perdía, lo iban a echar. Pero el Man Utd ganó 1-0 con un gol de Mark Robins, y ese ignoto jugador (con solo 3 partidos en Primera), que más tarde se desempeñó en el Panionios y en el Ourense, terminó siendo el padre simbólico de la vida que hizo florecer la era Ferguson: 13 Premier Leagues, 5 FA Cups (incluida esa, de 1989-1990), 4 League Cups, 2 Champions League, una Intercontinental, un Mundial de Clubes, una Recopa y una Supercopa de Europa, entre otros títulos menores. Todo por la vida que cedió Mark Robins. 

El impresionante récord del Vasco (68% de los puntos ganados) bien podría sugerir que una vida es todo lo que hace falta. Que otra tarde como la sufrida ante Atlético Tucumán, no volverá a ocurrir. En todo caso, su gran desafío, el nivel que aún no ha podido domar, es el de los clásicos, pero para eso todavía hay un poco de tiempo (no mucho, en un apretado calendario que no tendrá pausa).

El Vasco pondrá en juego esa última vida contra San Martín en San Juan, tierra de la derrota más pesada de Carlos Bianchi en su historial como DT. Sin saberlo, o quizás ahora sí, muchos de los jugadores también se jugarán su última vida pensando en el recambio de junio. El equipo como tal también un desafío: mostrar que tiene vida, en oposición al andar indolente y la escasa capacidad de reacción que ha mostrado desde enero.

En el Candy Crush, el objetivo es juntar tres o más piezas iguales. En Boca, el objetivo es ganar, y para ello, el camino más lógico son tres o más pases seguidos. Liberar el tablero, ordenar el desorden, asociarse. No es psicología, no es presión, no es cama, no es la pretemporada, ni las vacaciones; es nada más poner las fichitas en fila y jugar. Jugar. Jugarse la vida. 

Martín Mazur
@martinmazur