Primera División

Abeja Lodeiro, el eslabón perdido

El volante uruguayo es un engranaje clave para el Boca de Arruabarrena. Lo demostró contra San Martín y frente a Newell's. Sin embargo, el entrenador lo dejó mirando desde el banco de suplentes en los partidos más pesados de su ciclo.

Por Elías Perugino ·

21 de febrero de 2016
Nicolás Lodeiro fue elegido por el Vasco Arruabarrena para llegar a Boca. El técnico lo conoció en Nacional de Montevideo y luego monitoreó la evolución de su carrera en otras instituciones. Boca hizo mucho para que el Corinthians interrumpiera el contrato vigente con el uruguayo y aceptara la oferta para su traspaso.

Lo extraño vino después. Ya con Lodeiro afirmado en la titularidad, y con el hincha metido en el bolsillo por su dinámica y por la inteligencia para hacer circular la pelota, el Vasco no lo eligió para partidos importantes de su ciclo. No lo tuvo en cuenta entre el once titular para el clásico del “gas pimienta” (Lodeiro estaba por ingresar para jugar el segundo tiempo cuando se desató el escándalo), tampoco iba de arranque en el cruce con River en el Monumental por el torneo de 30 (entró en reemplazo de Gago y convirtió el gol del 1-0 que encarriló la campaña hacia el logro del campeonato) y en el arranque de 2016, a la hora de elegir los once para dirimir con San Lorenzo la Supercopa Argentina, Lodeiro también sufrió la condena del banco de suplentes.

Pasándolo en limpio: en tres partidos bisagra al frente de Boca, Arruabarrena relegó a uno de los jugadores que él mismo eligió para que le diera el toque de distinción al equipo.

Imagen Nico Lodeiro, según el pincel magistral de Gonza Rodríguez.
Nico Lodeiro, según el pincel magistral de Gonza Rodríguez.
Tras el empate con Temperley y la derrota con Atlético Tucumán, que empujaron al Vasco a un tobogán enjabonado que parecía terminar en su destitución, Lodeiro tampoco fue titular en el partido con San Martín de San Juan. Empezó en el banco y cuando lo tiraron en cancha, promediando el complemento, volvió a demostrar que es indispensable. Una condición que ratificó, ya como titular, en la goleada frente a Newell’s.

Lodeiro es un conector vital para este Boca. El eslabón perdido. En un equipo que no suele caracterizarse por la movilidad de los jugadores que ocupan puestos del medio hacia adelante, el uruguayo es un revulsivo dinámico. Un futbolista que pendula por todo el frente y se transforma en un nexo de líneas. Cuando no lo es a través del pase, lo es a través de su movilidad. Como las abejas, que contribuyen a la polinización yendo de flor en flor, Lodeiro lleva y trae la pelota a domicilio de compañeros que no sienten tanto la sinfonía del movimiento.

Lodeiro puede ser enganche y media punta, pero también una sombra molesta cuando el equipo pierde la pelota y se necesita de volantes que entorpezcan la circulación del adversario. Y la suma de atributos, en la que debe anotarse que es uno de los que mejor se entiende con Tevez, lo erigen en una pieza irremplazabe en este Boca que intenta levantarse tras los sopapos del verano.

El Vasco fue el primero que confió en Lodeiro. De hecho, insistió para que el club hiciera el máximo esfuerzo y lo incorporara al plantel que logró el torneo de 30 y la Copa Argentina, dos certámenes en los que el uruguayo tuvo un protagonismo importante. Por eso asombra, a la hora de los balances, comprobar que el técnico lo dejó afuera en tres partidos muy pesados. Para este Boca que intenta recuperarse, el Abeja Lodeiro es indispensable. Nada menos que el eslabón perdido.