Primera División

El doble bochorno de Estudiantes y Gimnasia

Luego de los gravísimos incidentes que ambos planteles protagonizaron en Mar del Plata, los clubes se burlan de las sanciones utilizando chicanas reglamentarias para minimizarlas.

Por Elías Perugino ·

13 de febrero de 2016
Los argentinos somos vivos. Vivísimos. Y si somos argentinos involucrados en cuestiones futbolísticas, somos más vivos todavía. Ya lo decía Juan Carlos Crespi, el vicepresidente de Boca, hace un par de años: “El fútbol es para vivos”. Y para vivos nadie mejor que nosotros, los argentinos.

La última avivada, legitimada por un intersticio reglamentario, es de Estudiantes y Gimnasia. Después del bochorno que sus planteles protagonizaron en Mar del Plata durante la disputa de la Copa Ciudad de La Plata, cuando dieron rienda suelta a tanta barbarie como cobardía al agredirse con trompadas y patadas generalmente lanzadas a traición, ambas instituciones arrancaron con su plan para licuar las sanciones ejemplares que había comunicado el Tribunal de Disciplina de la AFA.

Aunque el presidente Juan Sebastián Verón anunció sanciones internas y condenó públicamente los episodios, Estudiantes no ha dudado en avalar la realización de tres amistosos con clubes de la Liga Platense, que permitirán descontar las fechas recibidas por sus futbolistas. Y Gimnasia también hará los suyos.

Como se trata de una chance reglamentaria, es fácil hacer la vista gorda en el país de los vivos. Que siga la fiesta, nomás.

Hubiera sido más digno que los futbolistas, luego de declarar públicamente su arrepentimiento, agacharan la cabeza y aceptaran las sanciones sin recurrir a ninguna chicana salvadora.

Hubiera sido más digno que los dirigentes, luego de sobreactuar el desgarro de sus vestiduras, avalaran los castigos y no movieran ni una ficha para desactivarlos.

Somos muy vivos los argentinos. Vivísimos. Y somos tan vivos los argentinos involucrados en cuestiones futbolísticas que no solo nos boicoteamos con hechos bochornosos. También nos reímos de nuestras propias penalizaciones.