Las Crónicas de El Gráfico

El chantaje, más que mil palabras sobre la amenaza entre compañeros de la selección francesa

El increíble caso de Benzema y su compañero Valbuena, en un plantel que ya no podrá jactarse de ser “un maravilloso grupo humano”.

Por Martín Mazur ·

11 de febrero de 2016
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¿Qué está pasando en la foto? En apariencia, es una típica imagen de entrenamiento. No destaca por la composición, ni por el esfuerzo de los protagonistas, que lejos están de mostrarse al límite. No hay ninguna obra de arte que haya congelado la acción en el momento cúlmine, en una pirueta imposible o alguna jugada que desafíe la ley de gravedad. Acá no hay nada de eso. Ni siquiera está la pelota.

En la foto hay mucho para imaginar y pocas certezas. Entre estas últimas, sobresalen las siguientes: Los protagonistas son Karim Benzema y Mathieu Valbuena. Es un entrenamiento de la selección francesa de fútbol. Por los colores de las pecheras, uno juega para los titulares y otro, para los suplentes.

El resto es discutible. Valbuena puede estar abrazando a Benzema, o también estar marcando un pase a sus espaldas. Benzema hace un gesto con la mano, pero también puede estar cerrándole el paso a su contrincante. Los dos miran a un tercero, que no está en el cuadro. ¿A quién mirarán?

Pelota parada. Tiene que tratarse de pelota parada. ¿Pero por qué Benzema estaría marcando a Valbuena, si mide 20 centímetros menos que él? Algo no cierra.

Si la situación de por sí no es del todo clara, el juego de las sombras que se reflejan en el césped es aún más curioso: Benzema, el de 1,87 de altura, es más bajo que Valbuena, el de 1,67. No hay abrazo ni pedido de pase, sino un virtual apriete: el brazo de Benzema parece estar agarrando a Valbuena, que quiere zafarse.




Benzema y Valbuena eran amigos. Ahora, por una orden judicial, ya no pueden mantener contacto. No se les permite hablar ni estar presentes en el mismo lugar. El parecido de la foto con la realidad es significativo: Benzema y Valbuena hoy están entrelazados en una investigación judicial. Y muchas cosas no cierran. Al delantero del Real Madrid lo acusan de participar en una organización criminal y haber instigado a un chantaje al wing del Lyon, su víctima. Si lo encuentran culpable, Benzema podría pasar un mínimo de cinco años en la cárcel. El tercero en cuestión, el que no sale en el cuadro, se llama Karim Zenati y ya está con prisión preventiva.

Todo empezó antes de un amistoso contra Albania. En la concentración, Benzema trató de convencer a Valbuena de que pagara dinero para que un video sexual de Valbuena no saliera a la luz. Sus abogados aseguran que fue una intervención amistosa, pero las transcripciones de las interceptaciones telefónicas a las que accedió L’Equipe lo muestran más bien en el rol de negociador.

En esas llamadas, grabadas por la policía el 5 de octubre, Benzema habla con total confianza con Zenati, que no es otro que un amigo de su complicada infancia. Y va dejando frases que no permiten doble interpretación: “Le dije que tenía que confiar en mí, que hay una sola copia. No nos toma en serio, cree que se trata de una broma. Pero después empezó a ponerse pálido. Me preguntó si se lo veía bien y le dije que sí, que se le reconocían los tatuajes”. En la conversación con Zenati, quien hoy tiene prisión preventiva, el hombre del Real Madrid también se jacta de haberle dicho a Valbuena: “Si querés que destruya el video, tenés que ir a ver a mi amigo directamente a Lyon. Vos personalmente. No mandes a nadie más. Hacé lo que quieras, es tu vida, pero yo te lo advertí”. Aunque en otro tramo, también le dice a su interlocutor: “Pero man, le estás parando la carrera. Si sale de su casa, le van a tirar con tomates”.

Valbuena eligió ir a la policía y denunciar que lo estaban chantajeando con un video sexual. Y allí involucró a Benzema, quien pasó una noche detenido en Versalles, arrestado el mes pasado. “Me están arrastrando al barro como si fuera un criminal”, dijo el goleador tras pasar la noche en el calabozo.

Valbuena, que había estado presente en 40 de los 41 partidos de Francia desde agosto de 2012, no fue convocado por Didier Deschamps para el partido contra Inglaterra en Wembley, que quedó marcado por el emocionante recibimiento con La Marsellesa luego de los cruentos atentados en París. Ahora, el técnico de Francia está en un gran problema: mientras se mantenga la instancia judicial, Valbuena y Benzema no podrán estar cerca ni compartir plantel. “Son los dos jugadores en los que Deschamps construyó su equipo: el goleador y el mejor asistidor. Será difícil para él tener que elegir a uno”, contó el ex internacional Frank Leboeuf. Si Deschamps optaba por Benzema, quedaba incendiado por elegir a un potencial chantajista de compañeros y dejar fuera de la convocatoria a un inocente. Si optaba por Valbuena, perdía a su jugador franquicia.

El presidente de la Federación lo resolvió por él. Benzema, el jugador con más presencias internacionales (81) y más goles (27) del plantel actual de la selección francesa, fue apartado del plantel.




En la nueva edición de Bram Stoker’s Dracula creada para Blu-Ray, el director Francis Ford Coppola revela cómo se gestó la idea de que la sombra del vampiro, encarnado magistralmente por Gary Oldman, cobrara vida propia y se independizara de los movimientos de Drácula. “En Hollywood hay un experto para lo que necesites. Y lo que nosotros necesitábamos, era un titiritero capaz de imitar los movimientos de Oldman. No queríamos efectos modernos, sino darle un tinte gótico como el libro. Por eso las sombras tienen movimientos propios, independientes del personaje, que le daban más suspenso a las escenas”, cuenta el director. Una explicación que le calza justa a la sombra de Benzema apretando a Valbuena. El delantero, que en el área tiene un grado de infalibilidad sorprendente, ya no puede controlar a su sombra. Este es por lejos el escándalo más grande que protagonizó Benzema, pero no el único: desde las prostitutas de 16 años, por lo que lo acusaron 4 años atrás, hasta el último escupitajo después del himno francés, a días de los atentados en París, el goleador indolente y su sombra operan de manera independiente. Y por lo visto, va ganando la sombra.

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Por Martín Mazur

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Nota publicada en la edición de enero de 2016 de El Gráfico