El peso de la cinta

Tobias Karlsson, jugador veterano de la selección de handball de Suecia, tenía lista su cinta de capitán para el partido debut de la Eurocopa 2016, ante Eslovenia, que se disputará este sábado. La había utilizado ya en varios partidos amistosos y, para él, representa algo especial. No es una cinta cualquiera, lleva los colores del arco iris que identifican a la comunidad LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero). Sin embargo, no la podrá utilizar. La Federación Europea de Handball (FEH) emitió un comunicado en el que impide el uso de esta cinta en la competición.

Polonia será el anfitrión de esta edición de la Eurocopa. Allí, justamente, no está permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo. Desde el año pasado, gobierna el partido ultraconservador Ley y Justicia, que fue tildado de homofóbico por sectores de la oposición. Pero, para Karlsson, su decisión de utilizar la cinta no era contra el gobierno, ni contra Polonia. “Esto no es una protesta contra cualquier cosa, es la aceptación silenciosa e igualdad de todas las personas”, había declarado antes de la prohibición al diario Aftonbladet.

No, Karlsson no es homosexual. Tiene 34 años, está casado (con una mujer) y tiene una hija, pero eso no le impide demostrar empatía por otras personas. Por eso, esta nueva regla de la Federación Europea que indica que las cintas deben tener los colores nacionales le llamó la atención. Si pueden usar rojo, blanco o negro, ¿por qué no poder usar una multicolor? 

“Estoy sorprendido. Es triste que la FEH elija el camino y no deje expresarnos sobre nuestra posición sobre un tema de la humanidad y lo que pienso sobre el modo en que las personas deben ser tratadas”, dijo al diario sueco Aftonbladet, tras el entrenamiento en Breslavia.

Karlsson había llevado la cinta durante los últimos cinco partidos amistosos de su selección. La usó en España, en Suecia y también en Polonia. Había declarado que iba a llevarla hasta que alguien lo detuviera y eso sucedió. De cualquier manera, la decisión no dejó de sorprenderlo. Apenas unos días atrás, había consultado si era posible utilizarlo durante el campeonato, ya que temía una posible deducción de puntos, y le habían confirmado que lo iba a poder mostrar en la cancha. 

“Islandia y Noruega también querían usarlo”, expresó Karlsson, ganador de una medalla de plata con la selección sueca en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

El trasfondo de la iniciativa

Karlsson comentó que fue su compañero Johan Jepson quien lo alentó a usar el brazalete. “Él ya lo había usado con su equipo, el IFK Kristianstad”, explicó el capitán. Tras la imposibilidad de vestir la “regnbågsband”, ese es el nombre en sueco de la cinta de los colores del arco iris, el IFK expresó su descontento en su sitio web y ofrecen a los interesados la cinta con el logo del club al valor de 100 coronas suecas (casi 12 dólares).

“El miércoles, se decidió que el capitán del equipo sueco Tobias Karlsson no puede llevar el brazalete de color arco iris que propulsó Johan Jepson. Esta cinta es un símbolo de igual valor. Para nosotros en IFK Kristianstad es una cuestión defender la igualdad humana independientemente de su edad, origen o preferencias personales. En un principio, no se suponía que íbamos a ponerlo a la venta, pero luego nos dimos cuenta del gran interés en el país. Hemos decidido vender esta cinta juntos, para ayudarnos unos a otros a difundir las noticias”, dice el comunicado del club en el que propone el hashtag #älskaintehata.

Lo que se traduce a “El amor no odia”. El deporte, tampoco.

Alejandra Altamirano Halle