Fútbol Internacional

La exhibición del Barcelona y las penurias del Real Madrid

Las sensaciones que nos dejó el clásico del fútbol español. El gran nivel de Suárez y Neymar. El valor de Iniesta. El crecimiento colectivo durante la ausencia de Messi. El regreso de Leo. El desconcierto del Madrid. El fastidio de Cristiano Ronaldo.

Por Elías Perugino ·

21 de noviembre de 2015
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La paliza del Barcelona al Real Madrid en su patio del Bernabeú, que también marcó el regreso a la actividad de Leo Messi tras su lesión ligamentaria, nos dejó un puñado de sensaciones. Aquí las compartimos…

* La definición de Luis Suárez en el primer gol fue una delicia. Impresionante el modo en que perfiló el cuerpo para ahorrarse un control e impactar la pelota con la cara externa del pie derecho. Para el manual de los grandes goleadores.

* Si alguien imagina a Neymar como heredero de la corona mundial que ostenta Messi, la versión 2015 del brasileño no hizo más que refrendar esos presagios. Además de volar por la cancha en un permanente estado de gracia, ha evolucionado como engranaje del circuito colectivo y también como finalizador de las joyas que suele iniciar como actor de reparto para, de repente, rubricar como galán principal.

* El golazo de Iniesta representa una síntesis del mejor Barcelona. Dormir el ritmo para despertarlo, acelerar cómo y cuándo corresponde, apelar a un lujo al servicio del engaño y de la efectividad, y remachar la faena con un bombazo al ángulo. Memorable.

* Como asesino serial de las áreas, Luis Suárez demostró que puede matar con métodos feroces (el primero) o con pinceladas sutiles (el segundo). El fútbol y la eficacia que construyeron junto a Neymar durante la ausencia de Messi fue de lo mejor que se ha visto en 2015.

* Que la vuelta de Messi haya pesado poco en el desarrollo futbolístico del segundo tiempo es un síntoma de lo que ha sabido crecer el equipo sin él. Fue una prueba de fuego para Barcelona y la superó con naturalidad. Más que eso: se oxigenó sin Leo, repasó viejas lecciones y reafirmó su identidad a la espera del más distinto de todos los distintos.

* Así como ofrecen brillos extraordinarios sus hombres de ataque, lo mismo deberá admitirse de Claudio Bravo. El arquero chileno demostró su enorme jerarquía con algunas tapadas excepcionales, especialmente un mano a mano abajo ante Cristiano Ronaldo, donde evidenció velocidad en las piernas y, fundamentalmente, en la mente. Leyó la jugada magistralmente y eso le permitió abortar el intento de CR7.

* A esta altura de la temporada, es evidente que Rafa Benítez no ha logrado potenciar el enorme potencial que maneja. Lidiar con los egos de los talentos no es materia sencilla, pero se supone que él está preparado para eso y no consigue demostrarlo.

* Un fastidio y una caricia. El fastidio: ver a Cristiano Ronaldo reprocharle una y otra vez a sus compañeros por diferentes acciones del juego. Una caricia: sentir la piel erizada por el aplauso que los hinchas del Madrid, con la herida sangrante de la goleada, le ofrendaron a ese crack llamado Iniesta.