Primera División

Barras, arbitrajes y selecciones, los tres ejes para recomponer al fútbol argentino

Luego de 2015 signado por las polémicas y las frustraciones, el próximo presidente de AFA deberá gestionar velozmente sobre los rubros que incendian la agenda de nuestro fútbol.

Por Elías Perugino ·

07 de noviembre de 2015
El escandaloso arbitraje de Diego Ceballos en la final de la Copa Argentina fue el oxidado epílogo de una temporada plagada de situaciones irritantes en el fútbol nuestro de cada día. Un año que comenzó con el polémico desempate entre Boca y Vélez por un cupo directo para la Libertadores, siguió con dislates arbitrales a nivel local y sudamericano, se potenció con acciones desleales que no fueron sancionadas de oficio y continuó con la confusa decisión de los cupos para los próximos torneos sudamericanos, amén de la caída en picada de las selecciones juveniles y del errático comienzo de la mayor en las Eliminatorias para Rusia 2018. Todo eso sazonado por las internas dirigenciales por quedarse con el poder de AFA, que supuestamente terminarán en la primera semana de diciembre.

Antes de fin de año, el nuevo presidente deberá decidir con urgencia y precisión la política que implementará sobre los temas que incendian la agenda del fútbol argentino: barras, arbitrajes y selecciones. No hay tiempo que perder. Ya se perdió demasiado entre la muerte de Grondona y hoy.

La instauración inmediata del AFA Plus y la armonización de un plan con el Gobierno para desarticular las barras bravas es el principal desafío. El fútbol argentino no tolera ningún engaño más sobre este punto. En el primer año de gestión podremos comprobar el grado de compromiso del nuevo presidente. Si no avanza a paso firme, habremos perdido una nueva batalla. Los candidatos dicen ser la renovación. Muy bien: que lo demuestren de inmediato.

El fútbol necesita del auxilio de la tecnología para reducir los focos de conflicto arbitral. Pero esa responsabilidad no es de AFA, sino de FIFA. Mientras eso no suceda, solo queda optimizar la capacitación de los árbitros y la selección del plantel que dirigirá los futuros torneos. La gestión de Miguel Scime aportó cantidad, pero no calidad de árbitros en Primera División. Y dentro del escaso nivel cualitativo de los jueces, su criterio para inducir las designaciones fue un auténtico fracaso. Las pruebas están a la vista.

Otro eje controversial de 2015 han sido las acciones desleales que los árbitros no vieron y las cámaras sí. Acciones como la trompada de Carlos Sánchez a Gago en la Libertadores o la patada de Tevez que fracturó a Ham. Hasta aquí, el Tribunal de Disciplina no actuaba de oficio. Con el inicio de la nueva temporada pautado para dentro de tres meses, hay tiempo suficiente para acordar que a partir de 2016 se sancione de oficio. Y también para aplicar una nueva escala de sanciones, que castiguen con severidad tanto a las jugadas bruscas como a las acciones desleales. Basta de dos fechas de suspensión por fracturar a un colega o por un codazo sin pelota.

Las distintas selecciones no son un tema menor. Tras el estrepitoso fracaso de las juveniles en los últimos ocho años, urge elegir un plan claro y un líder con alta capacidad docente. No hay espacio para homenajes en vida ni para apuestas alocadas. En cuanto a la mayor, sería interesante saber si Segura y Tinelli confían plenamente en el Tata Martino. Algunos rumores indican lo contrario. Si así fuera, convendría un acto de sinceramiento. Como en los matrimonios, soportarse no conduce a nada, apenas dilata el momento de la separación. Si no hay amor, si no hay convencimiento, si no hay feeling entre la dirigencia y el entrenador, más vale mostrar las agallas ahora y no cuando sea tarde. Las últimas dos veces que la dirigencia, y en especial el presidente de AFA, soportó a un entrenador, los resultados fueron nefastos: volvimos llorando de la primera ronda de Corea-Japón 2002 y humillados futbolísticamente de Sudáfrica 2010. En ese sentido, el ciclo de Sabella para Brasil 2014 es un espejo para mirarse: la unidad a todo nivel depositó al fútbol argentino en una final luego de 24 años.

Segura y Tinelli se muestran desesperados por ser el nuevo presidente de AFA. Eso es bueno. La crisis es tan profunda que demanda de hombres con gigantesca vocación de servicio. Pero después de la sonrisa para la primera foto, deberán arremangarse y mostrar inmediata capacidad de gestión. El fútbol argentino no aguanta más frivolidad que la de esa foto.