Las Entrevistas de El Gráfico

Franco Vázquez, revolución muda

Fue la figura del Belgrano que mandó a River al descenso y en Italia, tierra del catenaccio, impuso su estilo en el Palermo. Nacionalizado y convocado a la Azzurra, en silencio y con perfil bajo, se convirtió en uno de los pilares de la renovación rumbo a Rusia 2018.

Por Redacción EG ·

21 de septiembre de 2015
Imagen

“Siempre intentaste. Siempre fallaste. No importa. Intenta otra vez. Falla de nuevo. Falla mejor”. La frase, que Franco Vázquez incluyó en su biografía de Instagram, es toda una declaración de principios. Habituado a ir a contramano de la mayoría, en todos los clubes en los que jugó tuvo que esforzarse más de la cuenta para cambiar por aplausos los murmullos iniciales. Y luego de fallar siempre y cada vez mejor, llegó a este presente casi perfecto que lo tiene, a los 26 años, como figura en el Calcio y dando sus primeros pasos en la selección italiana, señalado como uno de los pilares para la renovación de la Azzurra. No obstante, el arranque no fue tan prometedor.

Nacido en Tanti, se inició en Barrio Parque y llegó a Belgrano a los 15 años. Ya traía con él la personalidad introvertida y el silencio como bandera, pero fue recién ahí cuando un compañero empezó a decirle Mudo. En realidad, el Mudo hablaba cuando agarraba la pelota y sorprendía a propios y extraños con su buen manejo y visión de juego, cualidades poco frecuentes en jugadores de su talla (mide 1,87 metros).

Con esos antecedentes, el eco de sus actuaciones en inferiores llegó al cuerpo técnico del primer equipo, y Francisco Ferraro lo hizo debutar el 17 de septiembre de 2007, en una derrota 1-0 contra Unión en Santa Fe. No eran buenos tiempos para Belgrano, que buscaba reconstruirse luego del descenso, y tampoco el horizonte sería demasiado alentador. El Pirata perdería dos promociones consecutivas frente a Racing (2008) y a Rosario Central (2009), y el Mudo atravesaría ese proceso como una aparición fulgurante que no terminaba de explotar. En el medio fue silbado por los hinchas, festejó un agónico tanto contra Atlético de Rafaela con una dedicatoria para sus críticos y vio cómo se frustraba su transferencia al Parma, incluso cuando ya estaba instalado en un hotel italiano. Ese pase trunco, lejos de estigmatizarlo, fue el punto de partida para su consagración. Vázquez creció al ritmo de Belgrano, que en la temporada 2010/2011 llegó a estar último en la B Nacional y luego de una recuperación milagrosa tras la llegada de Ricardo Zielinski alcanzó el cuarto puesto para disputar la histórica Promoción ante River.

-Cuatro años después, ¿qué recuerdos te quedan del ascenso?
-Me quedan imágenes imborrables. Es algo muy importante lo que se logró y en su momento por ahí no tomamos dimensión del golpe que fue para el fútbol argentino que River hubiera descendido. Más allá de los rumores sobre los árbitros y los comentarios, nosotros antes de la Promoción desconfiábamos porque realmente parecía imposible que River pudiera jugar en la B Nacional. En su momento decidimos no hablar tanto porque un poco nos molestaba que se destacara más el descenso de River que el ascenso de Belgrano, pero hoy sigo acordándome de todo. Además, pasaron cosas muy raras. Fue una semana intensa, con mucha gente en los entrenamientos y muchos medios de Buenos Aires siguiendo la práctica, algo inédito. La noche anterior al partido de vuelta, por ejemplo, hicieron sonar la alarma del hotel y tuvimos que bajar todos a las tres y media de la madrugaba al hall porque había peligro de incendio. Fueron varias cosas extrañas que con lo que pasó después quedaron como recuerdos positivos.

-¿Cómo hacés para imponer tu juego y cambiar siempre la opinión de los hinchas de tus equipos?
-Yo siempre tuve que pelearla, pero nunca dejé de confiar en mis condiciones. Y lo digo sinceramente, no cómo una frase armada. Creo que todos los jugadores tienen que pelearla. Solamente Messi, que está tocado con la varita mágica, puede darse algunos lujos, y ni siquiera porque a él también lo matan. Yo me considero un trabajador que lucha y deja todo, pero a mi manera, desde otro estilo. Por mi forma de jugar hay gente que tarda más tiempo en entenderme y a veces se impacienta, pero después termina aceptándome. A Belgrano llegué de chico, los hinchas me conocían y así y todo me costó un montón, imaginate que en el Palermo no iba a ser fácil. Gracias a Dios las cosas me terminaron saliendo y la gente después tuvo que reconocerlo. Creo que hoy me quieren en todos los clubes en los que estuve, pero me costó muchísimo.

-En el Palermo te declararon intransferible. ¿Te hubiese gustado aprovechar esta temporada para dar el salto?
-Me gustaría ir a un club que pelee cosas un poco más importantes, pero si no se da ahora, supongo que será más adelante. Yo estoy muy agradecido al Palermo y tengo que pensar en tener un buen año porque se vienen cosas importantes.

-¿Para qué está en Italia un equipo como el Palermo? ¿Cuáles son los objetivos?
-El objetivo es llegar a jugar una copa internacional. Eso es lo principal y va a ser difícil porque hay otros equipos que se están reforzando muy bien, pero nosotros tenemos armas para llegar a pelear por cosas más importantes.

-¿Cómo es la situación del Calcio? ¿Lo del Parma (quebró y descendió) es una constante o un caso aislado?
-Me parece que lo del Parma es un caso aislado, por un mal manejo dirigencial. Es una lástima porque es un club muy importante y en el mundo lo siguen de cerca, y que haya terminado así deja mal parado al fútbol italiano, pero la liga se está recuperando y sirvió mucho lo que hizo la Juventus en la Champions League. Acá están viniendo jugadores importantes y se está gastando mucho dinero. De a poco va volviendo a ser lo que era.

Imagen "Palermo es un club ideal para una primera experiencia europea", sostiene el Mudo Vázquez.
"Palermo es un club ideal para una primera experiencia europea", sostiene el Mudo Vázquez.
-En el Palermo tuviste a Genaro Gattuso como entrenador. Contame alguna anécdota suya.
-Sí, fue en la Serie B. No duró mucho porque los resultados no se dieron, pero me dejó una buena experiencia, es un gran técnico. Muy motivador, grita mucho y para nosotros era como un jugador más. Se metía a jugar los picados y estaba todo el tiempo muy metido. Una vez paró una práctica porque nos vio medio bajoneados, veníamos de un par de derrotas, y nos contó que cuando estaba en el Milan armaban partidos y un día tuvo que marcar a Ronaldo y en una misma jugada le metió tres caños. Nos explicó que en ese nivel debíamos ser muy fuertes mentalmente para no sufrir con las derrotas y lograr la superación. Ese día él se fue del entrenamiento pensando en mejorar para que el próximo partido Ronaldo no le pudiera hacer lo mismo.

-¿Es cierto que el presidente del Palermo es fanático de los jugadores cordobeses?
-Sí, el presidente (Maurizio Zamparini) busca jugadores de Córdoba desde que contrató a Pastore. Con Javier se quedó maravillado porque las cosas le salieron bien, y después llegué yo y más tarde Dybala, que tuvo un año espectacular. A él también le costó muchísimo al principio y ahora en la Juventus dicen que es el nuevo Tevez. Ojalá que sigan viniendo jugadores argentinos porque el Palermo es un club muy lindo para dar el primer paso en Europa. Te tratan muy bien y el ambiente es similar al de Argentina, porque los hinchas son muy pasionales.

-¿Cómo fue el proceso de tu llegada a la selección italiana?
-Desde el año pasado se venía hablando de que el técnico de la selección me estaba siguiendo y que podía estar citado. Los medios seguían mucho el tema y un día llegó la citación. Mandaron un fax al club para decir que estaba convocado y que tenía que presentarme el lunes siguiente en el predio de la selección. Así que acepté sin dudarlo porque para mí es un desafío muy grande jugar para Italia.

-¿Aceptaste jugar para Italia porque te cansaste de esperar una chance en la Argentina?
-Es que nadie me llamó nunca. Ni el año pasado ni ahora. Un mes y medio antes de la citación ya se venía hablando de que estaba la chance de que jugara para Italia y nadie se comunicó, así que entendí que no estaban interesados. Por eso me decidí por Italia, que es importante al igual que lo es la Argentina. Entendí que si no me habían llamado hasta entonces, más adelante no iba a tener chances, y hoy estoy orgulloso de haber tomado esa decisión y de haber debutado (jugó contra Inglaterra y Portugal). Me hubiese gustado que me llamaran de la Argentina, pero no me lamento ni mucho menos guardo rencor. También soy realista y sé que hay muchos jugadores y muy buenos, sobre todo en mi puesto. Para mí ya pasó, ahora tengo que pensar en Italia.

-Algunos italianos no están de acuerdo con los extranjeros en la selección. ¿A vos cómo te trataron?
-La verdad es que me trataron muy bien todos. Desde los médicos hasta los dirigentes pasando por los jugadores y el cuerpo técnico. Me integraron muy bien y no me discriminaron para nada. Y la gente también me trató espectacular. Jamás me dijeron nada, ni siquiera por la calle. Siempre hay algunos que están en contra y como las cosas que dicen a veces son graves llegan a los medios, pero la mayoría sabía que iba a tirar para adelante. Además, son muy agradecidos porque ya hubo anteriormente extranjeros y les fue muy bien con ellos.

Imagen El Mudo participó en el histórico partido que ascendió a Belgrano y descendió a River.
El Mudo participó en el histórico partido que ascendió a Belgrano y descendió a River.
-¿En qué creciste como futbolista en Europa?
-Tácticamente aprendí un montón. Acá se trabaja mucho en ocupar espacios cuando no tenés la pelota y eso yo no lo había practicado nunca. Los entrenadores buscan que permanentemente estés metido en el partido y que no dejes nunca de ocupar tu lugar. También aprendí a jugar en otras posiciones y eso me ayudó para hacerme un hueco cuando era suplente. Es importante que el técnico tenga variantes y que vos le puedas ofrecer opciones en otras funciones. Por ejemplo, en el Rayo Vallecano (estuvo a préstamo del Palermo en la temporada 2012/2013) jugué por los costados y como extremo. Además, cuando venís del fútbol argentino te sorprenden muchas cosas porque hay una gran diferencia.

-¿En qué sentido hay una gran diferencia?
-En todos los aspectos, desde cómo se entrena hasta cómo se preparan los partidos. Creo que hay bastante diferencia y eso se nota cuando un argentino va a Europa. Me parece que no es casualidad que el primer año a la mayoría le cueste bastante la adaptación.

-¿Cómo es tu vida en Italia, en el día a día más allá del fútbol?
-Mi vida es muy tranquila, vivo a quince minutos de Palermo y cerca del mar. Me despierto temprano, disfruto con mi novia, me voy a entrenar y vuelvo a casa. La verdad es que siempre estoy en casa. Ahora que me adapté, me gusta estar tranquilo.

Por Matías Rodríguez / Fotos: AFP

Nota publicada en la edición de agosto de 2015 de El Gráfico